Villes

Hondarribia (version de 2003)

Nueva separación de Guipúzcoa, 1680. Un incidente con los hendayeses estuvo a punto de dar al traste con la paz entre Francia y España. Para evitar una cuestión internacional intervinieron las Juntas Generales sin conseguir ser obedecidas por los hondarribitarras. El incidente se originó -relata Gorosabel- el año de 1679 por causa de haber acudido los de Hendaya con barcos de quilla con motivo del tránsito de la reina D.ª María Luisa de Borbón. "Quejáronse los franceses de que los de Fuenterrabia habían cometido contra ellos algunos atropellos y otros excesos, tales como el haberles quemado una chalupa en que ciertos sacerdotes y criados del príncipe de Ancourt fueron en ocasion de dicho tránsito real, y haber ultrajado la bandera blanca de su nacion. Para su castigo se reunieron el año siguiente tropas numerosas en las cercanías de Bayona, con el intento de invadir á Guipuzcoa, y al mismo tiempo se situaron en la concha de Fuenterrabia cuatro fragatas de guerra, que apresaban á cuantas embarcaciones entraban y salían del puerto. A esto siguieron diferentes actos de reciprocas ilidades, daños y males. En vista de un estado tan grave de cosas, se reunió esta provincia en Junta General en la ciudad de San Sebastián.Conforme á las órdenes que había recibido del rey, quería ella evitar un rompimiento de parte de la Francia; y para este efecto procuraba quitar hasta el pretexto de realizarlo. A este fin, la Junta decretó algunas providencias, que estaban a su alcance. Una de ellas fue la de nombrar á D. Martín Antonio de Barrutia y Salinas, vecino de Mondragón, por juez de comisión para la averiguacion de los supuestos excesos, arrestar en su caso á los culpados y conducirlos á San Sebastian. En cumplimiento de su comision, Barrutia se dirigió con su asesor, escribano y alguacil á dicha ciudad; pero al llegar al convento de capuchinos, su guardian y uno de los predicadores, con quienes conferenció sobre el asunto, le persuadieron á que no intentase entrar en ella. Era público en efecto allí que los vecinos estaban armados, y resueltos á no permitir que se hiciese procedimiento alguno contra ellos; y aun á matarle, si trataba de practicar la menor diligencia en orden á averiguar sus culpas. En vista de un estado tan alarmante de cosas, el juez de comision Barrutia no se atrevió á pasar adelante; pero deseoso de cumplimentarla del mejor modo posible envió al predicador de dicho convento á la ciudad á representar á sus alcaldes el objeto de su viaje. Tampoco pudo tener efecto esta misión; porque, habiéndole salido al encuentro unos sacerdotes, no permitieron al padre predicador ir adelante por medio alguno, y tuvieron que regresar. Presentado Barrutia en la Junta General, que continuaba reunida en San Sebastian, dió en ella cuenta de lo ocurrido; en cuya vista se dispuso recibir la informacion, que estaba acordada, en los lugares circunvecinos sin entrar en Fuenterrabia.En tanto escribió esta à la junta que sus procurados por algunos impedimentos no podían asistir à ella; y la provincia volvió á oficiar a la ciudad que nombrase otros apoderados que no estuviesen impedidos. Con esta comunicación salió un propio para la ciudad. Antes de llegar á su recinto tropezó con ocho clérigos de ella con armas de fuego, quienes le registraron; y habiéndole encontrado el pliego que llevaba, le requirieron para que volviese con él á San Sebastian, pues que no había ya Fuenterrabia para órdenes de Guipuzcoa. No contentos con esto los dichos sacerdotes, le amenazaron con puñales y le rompieron el vestido; por lo que tuvo tambien que regresar sin entregar el oficio. La provincia comunicó este grave suceso al rey para el oportuno remedio, y continuó recibiendo la información acordada sobre la resistencia de los de Fuenterrabia á su autoridad. Fundándose en lo resultante de ella, la junta general de 21 de mayo de 1680 decretó que por cuanto el estado de las materias, y deseo de la quietud comun, no permitían por entonces aplicar con todo rigor la ley foral contra los inobedientes, como lo eran los vecinos de Fuenterrabia, y reservándose cumplirla en tiempo oportuno, les declaraba excluidos para siempre de la hermandad de Guipúzcoa. Comunicose desde luego al rey la precedente resolucion para su conocimiento y aprobacion. Su magestad manifestó en contestacion el aprecio que le merecía la provincia por la fidelidad y celo con que procedía; pero al mismo tiempo dió a entender el deseo de que mantuviese buena correspondencia y union con Fuenterrabia en consideracion a la lealtad y estado en que se hallaba esta ciudad. Al recibo de esta real cédula se convocó junta particular en la ermita de Olas; en la que por satisfacer los deseos del rey, se acordó restituir a Fuenterrabia á la hermandad guipuzcoana. Esta ciudad no se prestó por de pronto á realizar la union, á título de que el negocio estaba pendiente en la vía de justicia ante el consejo real; lo cual era añadir un nuevo desaire á los desacatos anteriores. Por fin, mediante real provision de 3 de octubre del mismo año 1680, se declaró nulo el acuerdo hecho por la junta, excluyendo á Fuenterrabia de la hermandad de la provincia; y por consiguiente se mandó por aquella que esta ciudad estuviese unida á ella como hasta entonces, con los honores que le pertenecían. En su cumplimiento Fuenterrabia fue admitida en las juntas generales inmediatas en los mismos términos en que lo estuvo antes."