Sailkatu gabe

EUSKARA OBJETIVO (LENGUA: HIZKERA)

Significado estricto del léxico I.

De lo personal a lo institucional. El límite máximo de la individualización se encuentra en el nombre propio que no evoca al ser con todas sus cualidades, sino a la unicidad del mismo. Cuando digo Koldo, "Luis", me refiero a un Luis determinado, aunque sé que hay otros Luises en el mundo. Lo mismo sucede cuando digo Aralar, refiriéndome al monte de ese nombre o cuando hablo de la villa Emiliaenea, de Euskaltzaindia, "Academia de la Lengua" o de Zenbakiztia, "Aritmética". Indudablemente que los nombres propios se refieren unas veces a las personas, otras a lugares y cosas, y, finalmente, a instituciones. La característica del nombre propio es que no es connotativo como el nombre común. Respecto a nombres personales los vascos contamos con un repertorio de nombres más o menos tradicional. Su base son los nombres del santoral cristiano más o menos vasquizados, Betiri, "Pedro"; Guillén, "Guillermo"; Millán, "Emiliano"; Beñat, "Bernardo"; Eneko, "Iñigo" o Joxpa, "Josefa". Estos mismos nombres u otros, pero familiarizados, como Pello, "Pedro"; Patxi, "Francisco"; Joxe, "José"; Iñasi, "Ignacia". A éstos habría que añadir los tradicionales de vírgenes, Aranzazu, Begoña, Estibaliz, etc. El apellido es casi siempre patronímico o toponímico, aunque no falten otros que hagan alusión al oficio, cualidades, etc. Posteriormente, desde Arana Goiri, se incorpora un santoral vasquizado que revoluciona la onomástica vasca, como Kepa, "Pedro"; Koldobika, "Luis"; Yoseba, "José"; Aintzane, "Gloria"; Gotzon, "Angel"; Imanol, "Manuel"; Irune, "Trinidad", etc. A éstos se corresponde una serie de abreviaciones familiares como Koldo, por Koldobika; Gari, por Garikoitz... Son los nuevos nombres familiares. El apodo cuenta con una gran raigambre en Euskalerria, como puede verse en el libro "Atalaya histórica de la villa de Bermeo", donde se recogen todos los de la ciudad, muchos de ellos con sal y gracia: Eneprakas, Erbidxe, Jinetepokalipsis, Kaballo, Txapel, Kafekoletxe, Mamue... Como se ve, algunos se deben a tropiezos y comicidades del habla castellana entre euskaldunas. Los nombres de las familias, en unión indisoluble con la casa, cuentan con un repertorio copiosísimo, intermedio entre lo personal grupal y lo toponímico: Toki-Alai (Sitio Alegre), Enara (Golondrina), Gue kabia, (Nuestro Nido), Pekuetxe (La Casa de Abajo). Aparte de estos nombres aislados, existen otros, más numerosos, compuestos en -enea, -baita "la de": Pierres-baita, "la casa de Pedro"; Emiliaenea, "la casa de Emilia"; Urkixu-baita, "la de Urquijo"; Ortiz-enea, "La de Ortiz"; Kristina-enea, "La de Cristina". Se cuenta que un potentado construyó su villa de verano en Laburdi y que enfrente, un vecino más humilde, puso por nombre a la suya Aski-Zait, "Me es Suficiente". Las personas colectivas también reciben nombres euskéricos como Euskaltzaindia, "Academia de la Lengua Vasca"; Eusko Alderdi Jeltzalea "Partido Nacionalista Vasco"; Gure Ametsa, nombre de una coral; Jai-Alai, nombre de un frontón; Osasuna, nombre de un equipo de fútbol; Euzko Languillien Alkartasuna, "Solidaridad de Trabajadores Vascos"; Deia, nombre de una empresa periodística; Euskeraren Adizkideak, "Los Amigos del Euskara"; Euskal-Iztunde, "Academia de Declamación Vasca", etc. Otras veces el nombres es híbrido de castellano y euskara, como "Astilleros Euskalduna", Frontón Euskalduna, Editorial Auñamendi, aunque con traducción simultánea Auñamendi Argitaldaria. Otro segundo gran apartado, y muy importante en el caso vasco, es el de la toponimia, la topográfica, hidrográfica, etc. con un inmensísimo arsenal de nombres euskéricos que llenan los mapas catastrales. La toponimia vasca es, por lo general, descriptiva pero también hace referencia a santos, profesiones, sucesos, personas, etc. La temática es surtidísima. Hay nombres independientes como Aralar, Auñamendi, Ezkaurre, Zierzu, Begoña, Elgorriaga, Oxanea, Ametzegaña, Urbasa... Los hay formando familias como Goikoetxea, Barren-etxea, Peko-etxe, Goien-etxe, Art-etxe, etc. alrededor del tema etxe, "casa" o sea, "la del alto", "la del interior", "la de abajo", "la de arriba", etc. Son también corrientes las parejas de topónimos en goiti, "alto", y beiti, "bajo", como Arrakogoiti y Arrakobeiti, Azkoitia y Azpeitia. Con nombres personales de tema son, p. ej., Enekotxea (de Eneko), Ixtebania (de Esteban), o de santos, como Donibane (San Juan), Donestebe, (San Esteban), Donostia (San Sebastián). De oficios y construcciones son Dornáin (del tornero), Errotazar (molino viejo), Gaztelu (castillo), Zubimente (monte del puente), Zubia (el puente), Bordaberri (borda nueva). Se dan casos de topónimos terminados en -ain, de vieja factura y que suelen aludir a nombres personales arcaicos como Beasáin (Beas), Genduláin, (Centulo), Lakidáin (Laquide), Belaskoáin (Velasco). Otros terminan en -ana, -ano como Antoñana (de Antonio), Fustiñana (de Faustino), Berberana (de Bárbaro). La temática de topónimos naturales abunda en compuestos y derivados de vegetales, minerales, accidentes geográficos, etc. como Elorriaga (Espinal), Arizti (Robledal), Arriaga (Pedregal), Urberoaga (Aguas Calientes), Ibero (Agua Caliente), Mendizorrotz (Monte Agudo), Aldapa (Cuesta) Aldekoa (Lo de al Lado), Ibaizábal (Río Ancho), Oxanea (La Selva), Artekomendia (Entre Montes), Latsarte (Entre Ríos), Latsaga (Ríos)... Finalmente, existe en toda lengua otro ámbito de nombres propios que reciben muchas creaciones humanas institucionalizadas como Zenbakizti, "aritmética", Amaya (nombre de una ópera), Gabón (Noche Buena), Aita Gurea (el Padre Nuestro), Elizti (literatura), Garoa (nombre de una novela), Foruak (los Fueros), Aste Gurena (Semana Santa), Tximista (nombre de una marca comercial), Zamakolada (nombre de un motín en Bilbao), Zazpirak-Bat (nombre de un lema). En cuanto a las personas individuales, la peculiaridad de que existan muchos Iñakis, Idoyas, Leires y Garikoits, p. ej., hace que se acompañe todo nombre con los apellidos que en Euskalerria solía ser antes, un patronímico y un toponímico: Mikel Perurena Imirizaldu (Perurena, "el de Pedro"). Hoy en día la mayoría de los apellidos vascos son toponímicos.