Los habitantes de Bilbao deseaban organizarse en una comunidad que garantizara la coexistencia de hombres libres, interesados en velar por su patrimonio, su comercio y su incipiente industria. La fundación de la Villa fue originada por la natural evolución de la puebla, en donde el agrupamiento de gentes impuso un régimen de administración más complicado, y por lograr la protección de las personas y sus propiedades en medio de las guerras de linajes, tan en boga en esa época. Ejercía el Señorío vizcaino don Diego López de Haro «el Intruso»-, pues el Señorío recaía en doña María, hermana de Diego López de Haro «el Joven»-. La constitución en villazgo de la vieja puebla se hizo por carta-puebla de Diego López de Haro «el Intruso», con fecha 15 de junio de 1300. Es interesante observar cómo para la fundación de la Villa no bastó solamente el deseo de los interesados sino el consentimiento de todos los vizcainos, como se confirma más tarde en el Fuero vizcaíno: «Sepan que esta carta quantos la vieren e oieren, como yo, don Diego López de Haro, Señor de Vizcaia, en uno con mio fijo Lope Diaz y con plazer de todos los vizcainos, ffago en Bilvao, de parte de Begoña, nuevamente población e villa que le dicen el puerto de Bilbao». Se le otorgaba el fuero de Logroño, tenido por muy conveniente y concedido a otras villas castellanas y navarras. El Concejo bilbaino, según su fuero, tendría alcaldes, de elección anual, que aparecen en número de dos, uno por el bando gamboíno y otro por el oñacino; siete regidores, el preboste, de nombramiento señorial, más los escuderos y hombres buenos. Ese conjunto formaba la universidad y regimiento» y cuando se reunía en «cámara del concejo» asumía las funciones electiva, magistral, judicial y legislativa.