La sacudida producida por la revolución de 1868 repercutió en Vizcaya, renaciendo con pujanza el carlismo. Una conspiración fracasó en 1870, pero quedó la decisión de resolver con las armas el pleito foral y dinástico. En 1871 estaban muy adelantados los trabajos de González Bravo, Elio y Díaz de Rada para la guerra y contaban con la adhesión de importantes personalidades vizcainas. A principios de 1872 Antonio de Arguinzóniz tomaba a su cargo la organización y sublevación de Vizcaya. Francisco de Uríbarri era nombrado por don Carlos comandante general del Señorío. Se ordenó el alistamiento de voluntarios. El 21 de abril se dejó ver la primera partida armada en Abadiano. En breves días reunió Uríbarri 4.000 voluntarios en Arratia, Marquina, Guernica, Encartaciones, Bilbao y Munguía. El primer acto de Uríbarri, concentradas sus tropas en Guernica, fue restablecer la Diputación Foral.