Precursores de los sindicatos, los círculos católicos obreros se iniciaron en 1864, en Manresa, por el P. Vicent y fueron reglamentados en 1887. En Bilbao prende el movimiento a raíz de la encíclica Rerum Novarum, de 1891, con la "Escuela y Patronato de San Vicente", que llegó a tener con el tiempo caja de ahorros, organizaciones profesionales y un secretariado del pueblo. Si se suman a ella las sociedades de la zona minera se llega a un total de 19 entidades obreras. Los sindicatos católicos datan de 1902. Se declararon , ajenos a la lucha de clases, respetuosos con la ley y apolíticos. Su contextura sindical era endeble para lo que los tiempos exigían y sus relaciones con los patronos les hacían sospechosos a la vista de los sindicatos revolucionarios. En 1905 tenía ya Bilbao una «Federación de Sindicatos católicos» y en La Arboleda la «Asociación de León XIII», fundada en 1906. La idea de crear una «Federación Nacional de Sindicatos Obreros Católicos» que englobara a todos los existentes encontró apoyo en los dos cardenales vascos: Aguirre y Guisasola. Los Sindicatos Católicos de Bilbao seguían la pauta y programa de la Confederación creada en Toledo en 1919 por el cardenal Guisasola. Los Sindicatos Profesionales, llamados Sindicatos Libres, seguían la promoción sindical del dominico P. Gerard.