Espartero había suprimido la Diputación Provincial de Vizcaya y ordenaba que se constituyese la Diputación Foral, como así se hizo. Su alocución de Hernani prometiendo el mantenimiento de los fueros, calmó en cierto modo a parte del país. La Diputación Foral vizcaina juró guardar y defenderlos, como el depósito más precioso y sagrado. Pero el general San Miguel ordenó el juramento de la Constitución. La Diputación hizo una representación a la Reina oponiéndose a tales juramentos. Un decreto de las Cortes de Madrid de 6 de septiembre de 1837 ordenaba cesaran las Diputaciones Forales de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. La Diputación, entonces, acordó disolverse protestando solemnemente. Bilbao, de acuerdo con la Diputación, dirigió una exposición al Congreso (junio), instando por la reposición de los fueros, como había prometido Espartero.