Mostraba Bilbao una condición preponderante y tenía por conductores de la función naviera a hombres provenientes de los más ilustres linajes. Había profusión de directores y artífices de naves, tan peritos que otras naciones acudían a sus astilleros: maestros de hacha, oficiales de calafates y de carena, labrantes de jarcia y de cordelería, fundidores, ancleros, herreros, acereros y tejedores. Era Bilbao una industriosa población de experiencia dilatada y provisión abundantísima de materiales. Con el curso de la centuria XV absorbió Bilbao la significación mercantil del Señorío, destinado al comercio por la posesión de dos grandes productos, preciosos y de volumen: el hierro y las lanas. Contaba con un puerto proporcionado para el apresto, armamento y carga de navíos, numerosa marinería, expertos pilotos, obraje de industria y fábrica de astilleros, ilustración comercial y copiosos caudales.