Villes

Bilbao. Historia (version de 1974)

Solidaridad de Trabajadores Vascos, STV.

El retraso en aparecer el nacionalismo vasco repercutió en el de la organización sindical correspondiente. Sin embargo, ya en 1911, aparece el primer grupo organizado que es el de Bilbao. Acudieron al acto 178 trabajadores. Se establecieron Federaciones del transporte, empleados de oficina y dependientes de comercio, metalurgia, minas, madera, etc. S.T.V. se llamó en euskera Eusko Langilleen Alkartasuna, E.L.A. No bien hubo salido a la calle, cuenta un «lagun» coetáneo, «cuando de todas partes los distintos ejércitos sindicales le atacaron rabiosamente». Las violencias ejercidas obligaron a muchos a abandonar Solidaridad. «El partido socialista -sigue el autor citado- y la U.G.T. fueron los que más despiadada guerra nos hicieron, calificándonos de «amarillos y bizcaitarras». Los sindicatos católicos les acusaban de bizcaitarras y divisionistas. En Bilbao Solidaridad comenzó con cuatro agrupaciones en carreteros, cargadores y peones, tres en canteros y albañiles, dos en el ramo del metal, una en el de la madera y cinco en oficios varios. Fue un grupo humano fuertemente sindical, duro y tenaz. Al confesionalismo ateo opuso el cristianismo, pero sin dependencia de la iglesia ni de personalidades no obreras. Dejó ver desde el primer momento su tendencia nacionalista vasca como filial que era, de hecho, del P.N.V. Se afilió a la internacional social-cristiana. Difería esencialmente de los sindicatos católicos de su tiempo tanto en la contextura y vigor de su doctrina como en los medios de acción. Apenas fundado (11 de junio de 1911) sufría la primera prueba en septiembre del mismo año con la huelga de carreteros que paralizaba el puerto y el abastecimiento de Bilbao. Le siguió la de los Altos Hornos y, finalmente, la huelga general para la villa y toda la cuenca minera. Solidaridad, con sus exiguas fuerzas, secundó el movimiento. Tras una labor lenta la Solidaridad de Trabajadores Vascos de Bilbao y de su ría logró irradiar hacia Vizcaya, primero, hasta tal punto que en el periodo 1920-23 era un factor importantísimo en los conflictos proletarios. Del foco bilbaino irradió a Vitoria, ya en 1912, pero con una primera duración efímera. En cambio en Guipúzcoa encontró eco propicio. En Navarra tropezó con un obstáculo casi insuperable en los sindicatos católicos, fuertemente organizados ya.