Ciudad floreciente.
A finales del s. XV es Bilbao una ciudad próspera. Se citan toda clase de oficios, propios de una ciudad comercial e industrial: corredores, esteros, argenteros, ferreros, rementeros, arneceros, espaderos, linterneros, bosladores, cordeleros, ancleros, puchereros, ballesteros, tejedores, etc. Una provisión real de 1449 decía que la villa era muy usado y continuada de muchos navíos e mercaderias a la cual de cada día van y vienen así mercaderes como mulateros». El cronista de Enrique IV la titula floreciente y más concretamente señala la pujanza de la villa la petición que hizo el Concejo en 1468 en solicitud de ensanche de su recinto, facultad de imposición de nuevas sisas y el establecimiento de una casa de labrar moneda.