Sailkatu gabe

EUSKARA OBJETIVO (HABLA: HIZKETA)

Terminologías.-El saber popular y el saber culto y científico han dejado su huella en el euskara determinando sus terminologías. Estas no son otra cosa que sistemas de términos que se adecúan a cada ámbito y subámbito del saber recubriéndolos en detalle y en sus conexiones estructurales. Así, el euskara, como las demás lenguas, ha etiquetado, a su estilo, las distintas regiones de la realidad universal, distinguiendo no solamente los elementos que la integran sino sus nexos, resultados y funciones. Un diccionario alfabético es cosa artificial y no representa otra cosa que el arsenal de materiales a disposición, ordenados en una forma eficaz. La tarea de ordenar el diccionario de Azkue de ese modo no podría ser acometida sino mediante el concurso de especialistas en cada dominio y ámbito del saber. Sería un diccionario terminológico según el sistema de la propia ciencia. Un benemérito lexicólogo, el P. Olabide, dio ejemplo de cómo debiera emprenderse un trabajo de tal naturaleza, sistematizando al detalle toda la terminología euskérica relativa al cuerpo humano, llegando a la respetable cifra de seis mil doscientos vocablos. Estas terminologías especiales tienen la virtud de darnos a conocer el grado analítico, no de la pulverización léxica empleando palabras a cual más simples, sino la potencia en distinguir todo género de realidades en sus pormenores más minuciosos y en sus síntesis más atrevidas. Porque lo interesante es saber hasta dónde ha penetrado la lengua vasca por el lado del detalle y por el de las grandes líneas. Interesa saber si existen lagunas, zonas inexploradas, y hasta qué punto; interesa saber si esa nominación, extensa o no, coincide, además, o se distancia de la realidad significada. Por las pocas terminologías confeccionadas hasta la fecha, la ya citada del P. Olabide, la botánica de Lakoizketa, la de setas y hongos de Aranzadi, de pájaros de Garmendia, y algunos ensayos tímidos sobre psicología, arquitectura popular, indumentaria, útiles caseros, astronomía y otras, podemos adelantar que se manifiesta un espíritu realista, sumamente observador. No obstante, es notable que se empleen, a veces, imágenes y simbolismos poéticos, discretos y bellos, para dar nombre a ciertos fenómenos o cosas. Las voces toponímicas han sido recogidas en gran cantidad pero no representan una gran parte de las existentes en el país. Todos esos miles de topónimos registrados en la "RIEV" por Elizalde, constituyen un material valiosísimo no sólo para los estudios lingüísticos, sino aun históricos y etnológicos. Los patronímicos están todavía por recogerse. La terminología popular geográfica es extensa y detallada. Al lado de los nombres correspondientes a fenómenos naturales, observados en todas partes, ofrece la peculiaridad de pormenorizar con nombres de composición inteligible, no simples, las distintas formas adoptadas por aquellos fenómenos de formas cambiantes, como nubes, lluvias, vientos, aguas, copos de nieve, luces. Unas veces, el punto de referencia es la forma típica que adoptan como en los 18 nombres que registra Azkue para las distintas clases de nubes. Así, junto al común ur "agua" vemos hasta cuarenta y tres voces, según que sea turbia, dulce, salada, sosa, dura, marina, etc. El vasco distingue más de una docena de tipos de copos de nieve, otros tantos de nieblas, de fríos y tibieces. Por este camino del detalle descriptivo, se hace referencia, a menudo, a finalidades o aplicaciones ajenas a la geografía como pueden ser la estética, utilitaria, religiosa, etc., llegando a una geografía física minuciosa. Pero es el caso, que las grandes líneas no están descuidadas; pues al lado de los diversos tipos de temperaturas, existe giro, "temperatura", en general; junto a eguraldi, "tiempo atmosférico", sus pormenorizaciones concretas. Del mismo modo, transcienden a términos las grandes líneas de la orografía y de la hidrografía, de la tierra, de los astros y del cielo. Si del mundo natural pasamos al humano y comenzamos a examinar todo lo referente al dominio de la tradición, ese ser y modo de ser colectivos que se transmiten en una continuidad ahistórica, pero sujeta a la evolución natural, nos encontramos con extensos campos vinculados. Ahí, todo es sedimento, cosas hechas, heredadas, realidades y sistemas. Se trata de Euskalerria en sí misma y de las cosas a ella anexas de modo permanente. El lenguaje es el centro vivificador de este gran dominio. Es el mundo de las instituciones. Los nombres de danzas tradicionales pasan de la cincuentena, a los que hay que añadir los nombres de los personajes y danzantes y los técnicos de la danza misma. Estos nombres son casi todos compuestos y aluden a algún detalle coreográfico de tipo plástico; o bien de los objetos o personajes que bailan o a quienes se alude:
zozo-dantza, "danza del tordo"; sagar-dantza, "danza de la manzana"; mairu dantza, "danza de moros"; mutildantza "danza de mozos" eztai-dantza "danza nupcial"; añar-xumia, "danza de la malviz", etc. Dentro de este terreno acuden en tropel los términos para desmenuzar la danza en sus partes: boastitzea, "exhibición"; agurra, "saludo"; makilla txiki, "lucha con palos chicos"; zortziko, "zorcico"; brokel, "broquel y palos"; zortziko, "zorcico de cuarenta cabriolas"; makil aundi, "ataque y defensa con palos grandes", etc. Luego cada una de estas partes se vuelve a desmenuzar en sus pasos, saltos, trenzados y demás movimientos especiales.
Esta distinción de partes y elementos en algo que es operatorio y se realiza en el tiempo, sin perder por eso su plasticidad, se observa también en aquellas sucesiones con variantes menos perceptibles, y, sobre todo, formando una unidad dinámica con períodos mucho más largos. El árbol, p. ej., para cuando muere de viejo, ha pasado por fases sucesivas de crecimiento, completando un ciclo completo. He aquí su terminología: (véase tabla). Vemos que en una terminología los vocablos están ligados entre sí, no ya por nexos comunes morfológico-semánticos, ni por órdenes de amplitud de mayor o menor, sino por algo más férreo. Ahora, un todo, se descompone en sus partes, fases, secciones o divisiones con función propia. Se trata de términos conexos, coordinados, equipados para una operación común. El euskara ha dotado de léxico, como hemos visto, a esas partes, operaciones y secciones. Hay organización donde antes había clasificación y asociación. Veamos dos ejemplos, uno versando sobre el exterior y otro sobre el interior animal:(véase imagen).
Aparato digestivo:
l. Ao, "boca";
2. lepasamar, kuntxurri, kusu, "faringe";
3. estagorri, "esófago";
4. urdail, "estómago";
5. este, ertza, "intestino".
Ao-atari, "vestíbulo de la boca"; ao-sabay, "cielo de la boca"; ahogangail, "campanilla". Min, mingain, "lengua"; mi-zorro, "base de la lengua"; mingain-azpiko, "frenillo". Ortzagiñak, "dentadura"; oi, "encia". Ortz, "diente"; betortz, "colmillo"; agin, "muela"; ondarragin, "muela del juicio"; sorrortz, "diente de leche"; erro, sustrai, "raíz"; lepo, gerri, "cuello"; ortz-eitemu, "estructura del diente"; "bulbo dentario", ortz ernamin. Ortz-agertze, "dentición". Ortzkatu, "morder"; ozka, "mordisco"; maluskatu, "masticar": ozkaka. "a dentelladas". Ozkitu, "dentera"; ozkor, "dar dentera". Kusu, "faringe"; kusuman egin, "atragantar"; estarri-zulo, "fauces"; sabi, "amigdalas"; zintzurri "garganta". Estagorri, muster, "esófago"; ganduru, "tragadera". Urdail, urdabil, "estómago"; urdail-zurruta-zilo, "píloro"; toles, zimur, "pliegues del estómago"; almuzca, "mamelones". Este, ertze, "intestino"; esteluze, ertzeluze, "intestino delgado"; barne-alozna, "válvulas conniventes"; este-lodi, ertze Partes exteriores de la vaca lodi, "intestino grueso"; ondeste, ondertze, "recto", zulo, "ano"; estarteko« ertzarteko, "mesenterio".
Hasta aquí la parte anatómica. Inmediatamente seguiría la parte funcional, toda aquélla relativa a la alimentación, salivación, hambre, comida y digestión. Quien desee ampliar estos detalles puede ver la citada obra del P. Olabide. Para finalizar diremos algo sobre los límites o la línea de separación entre terminología y familias de palabras. El Giza-soña citado peca precisamente del defecto de dar cabida junto a los términos propiamente anatómicos y fisiológicos del cuerpo humano, que es el tema del trabajo, aquellos otros que en sentido figurado se salen de ese dominio para entrar en otro distinto, aunque posean en común la misma raíz morfológica. Pongamos algunos ejemplos: urdaildu, lit.: "estomagar", o sea, "enfadarse"; burua joan, "perder la memoria"; buru-erne, "alerta"; ez buru ta ez belarri, "ni fu ni fa". Tampoco caben en esta terminología los nombres de parentesco, generaciones, etc., que pertenecen a otro dominio distinto aunque cercano. Lo más característico de la terminología es esencialmente el acotamiento en unidades organizadas y, luego, la catalogación léxica de todos sus aspectos, componentes, órganos o secciones, interdependencias y funcionamientos.