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Tolosa (1998 version)

Tolosa en el Primer Franquismo (1936-1948). El periodo del Primer Franquismo en Tolosa, que extendemos desde la ocupación de la villa, en agosto de 1936, hasta la celebración de las primeras elecciones orgánicas -en noviembre de 1948- supuso la consolidación de la hegemonía carlista en la villa que, en cierto modo, se vio amenazada por el nacionalismo vasco durante la II República. Tenemos que recordar que Tolosa fue uno de los municipios en los que se repitieron las elecciones municipales de abril de 1931. Los resultados siempre resultaron favorables para los tradicionalistas, que en abril se imponen con amplia mayoría, y que en mayo lideran un amplio frente católico fuerista en el que se incluyeron los nacionalistas vascos. La Comunión Tradicionalista solo pierde su hegemonía en las elecciones legislativas de 1933, donde el P.N.V. logra mejores resultados. En las otras dos elecciones (1931 y 1936) las coaliciones "Defensora de Estatuto de Estella" y "Contrarrevolucionaria" respectivamente logran el triunfo electoral con comodidad (Cfr. Rodríguez Ranz, 1994). Las fuerzas políticas presentes en Tolosa durante la II República, nacionalistas vascos, P.S.O.E, el republicanismo e incluso la pequeña presencia del Partido Comunista, no lograron contrarrestar la hegemonía del carlismo en la villa. El comienzo de la Guerra Civil, a semejanza de lo que ocurre en otros municipios, pone el control de la localidad en manos de una Junta de Defensa Local, en la que se integran todos los partidos pero en la que los socialistas ejercen un mayor control de la situación.

La campaña emprendida por los sublevados el 18 de julio se acerca a mediados del mes de agosto de 1936 a Tolosa. Tras la ocupación de Ordizia (29 de julio) los republicanos establecieron una línea defensiva que se apoyaba en las localidades de Zaldibia, Abaltzisketa y Gainza, desde donde el fuego de la artillería republicana amenazaba Ordizia. La línea defensiva se cerraba con el monte Aldaba. Sin embargo, y pese a la resistencia de los milicianos que defendían Gainza, el día 7 de agosto la línea republicana es desbordada y las tropas sublevadas que avanzan por el Oria pueden establecer contacto con las que proceden de la zona de Berastegi con el fin de cercar Tolosa, cortando las vías de comunicación que desde la misma se dirigen a Azpeitia y a la capital guipuzcoana.

El día 10 de agosto las primeras vanguardias de los sublevados se acercan a Tolosa y, pese a los ataques de la aviación republicana, logran ocupar la estación y el edificio de la Papelera Española. Ese mismo día las autoridades republicanas, ante la posibilidad de establecer un combate callejero, optan por acordar la evacuación de la villa. En la calle San Francisco y en el puente de "Los Fueros" se establecen las últimas barricadas defensivas de Tolosa, con la intención de proteger el repliegue hacia Villabona de las tropas republicanas. Sin embargo, los atacantes optan por rodear la localidad con la intención de cortar la retirada de los republicanos. El día 11 Tolosa es ocupada, hecho que es recogido por el periodista británico Steer cuando narra que "el comandante carlista [Cayuela] llegó a pie hasta la alcaldía y se encontró con las sobras de la comida de los oficiales del Frente Popular. Se hicieron unos cien prisioneros y dudo que se les tuviera mucho tiempo esperando". Los días siguientes, pese al continuo ataque de la aviación republicana, los sublevados consolidaron su dominio de la villa, periodo que aprovechan los sublevados para reorganizar sus tropas para, el día 16 proseguir su avance hacia Andoain, con lo que la guerra se puede dar por terminada en Tolosa.

Pese a que el frente se alejaba de Tolosa en dirección a San Sebastián la creación de la Junta de Defensa de Azpeitia pudo haber tenido repercusiones sobre la situación en Tolosa. Los nacionalistas vascos, tras la creación de la junta dieron comienzo a la formación de las milicias vascas, que se acuartelaron en la Casa de Ejercicios de Loyola, las del P.N.V., y en el "Hotel Loyola", las de A.N.V. Estas milicias avanzaron por Régil hasta llegar a Gabiria. Esta localidad se convirtió en uno de los vértices de una línea defensiva establecida por las milicias nacionalistas que pasaba por el collado de Andazarrate -en cuya ocupación intervino el diputado nacionalista Manuel de Irujo (cfr. Barruso, 2003)- hasta Oria. De esta manera las alturas que dominaban Tolosa por el oeste quedaban en manos de los nacionalistas, amenazando el flanco de las tropas que progresaban por el Oria. Sin embargo los mandos nacionalistas, en vez de progresar hacia Tolosa, con la posibilidad de atacar la retaguardia de los sublevados optaron por proteger la carretera Tolosa-Azpeitia sin entrar en combate con las columnas procedentes de Navarra.

Pero el conflicto no se aleja de Tolosa, ya que el Ayuntamiento decidió instalar, en el pabellón del Hospital Civil, un "hospital de sangre" con trescientas camas, que posteriormente, al ser insuficiente, se extendió al asilo de la Casa de Beneficencia, que desde el 5 de agosto de 1937 pasó a ser controlado por las intendencia militar. Pero éste no fue el único hospital instalado en la villa, ya que en las Escuelas Nacionales Graduadas se instaló otro con capacidad para doscientos heridos. La instalación del hospital de sangre en la Casa de Beneficencia, sin embargo, fue una fuente de problemas para el municipio. Tal como se indica en un informe interno de F.E.T. y de las J.O.N.S. los hospitalizados civiles tuvieron que ser trasladados a los sótanos, donde la "falta de mínimas condiciones de higiene y salubridad públicas.... con consecuencias mortales para algunos" llegaron al extremo de que "muchos de los niños acogidos, al ser cedidas su camas para los menesteres del hospital de sangre, hubieron tenido que dormir, de mala manera, sobre el suelo" (AGA-Presidencia, c.23). Finalmente la propia Jefatura Provincial del Movimiento, en febrero de 1940, pide que se clausure el hospital de sangre para que éste recupere su carácter civil.

La represión de guerra y posguerra

En Tolosa, al igual que ocurre en el resto de localidades guipuzcoanas, tras la derrota de los republicanos se ponen en marcha una serie de procesos represivos que afectan en mayor o menor medida a la población y que tienen mucho que ver con la situación que se ha vivido en la localidad durante la Guerra Civil pese a que, como en el caso de Tolosa, esta haya durado unos pocos días.

La Tolosa de posguerra está, en gran medida, condicionada por la muerte de los presos derechistas de la localidad, que fueron sacados de la cárcel de Tolosa para ser fusilados en San Sebastián el día 4 de agosto de 1936. El recuerdo de estas víctimas se perpetuará en el Franquismo mediante un monumento que será escenario de diversas manifestaciones del Régimen y que en los años finales del Franquismo sufrirá uno de los primeros atentados con bomba llevados a cabo por E.T.A. La muerte de los presos tradicionalistas de Tolosa tienen una gran repercusión en la localidad, pero no podemos establecer una relación clara entre este hecho y la represión que se llevó a cabo en la misma. En el momento actual podemos documentar el caso de 67 vecinos de la villa que pasaron por tribunales militares de los cuales 22 fueron condenados a muerte y nos consta la ejecución de al menos 19 de ellos. Entre los fusilados destaca, sin lugar a dudas, el sacerdote tolosarra y propagandista nacionalista José Ariztimuño "Aitzol", que fue apresado al bordo del buque "Galerna" que hacía la travesía Bayona-Bilbao (Cfr. Barruso, 2001) y que sería fusilado en el mes de octubre de 1936 en el cementerio de Hernani sin que se formara causa alguna. Otros vecinos de la localidad fueron juzgados en Santoña -tras la rendición de los batallones nacionalistas- y condenados a largas penas de prisión. Según los datos de Carmelo Landa Montenegro (Cfr. Landa, 1998) al menos cinco vecinos de Tolosa fueron juzgados en la localidad cántabra y condenados a penas que oscilan entre los 12 y los 30 años de prisión. Otros fueron detenidos en la posguerra, tras ser enviados a sus casas tras el final de la contienda, como es el caso de José Irurita, detenido tras ser puesto en libertad en Albacete y condenado a muerte. Conmutada la pena permaneció seis años en prisión (Cfr. Barruso, Blázquez, Villanueva, 1991). El perfil de los procesados por la Justicia Militar en Tolosa responde al de un hombre, de unos 30 años, de izquierda y condenado a penas de 12 a 30 años de cárcel de los que cumplieron -afortunadamente- sólo una parte debido al colapso que sufrió la justicia. De todas maneras la presencia de tolosarras en la cárcel municipal se prolongó en el tiempo: entre agosto de 1937 y diciembre de 1938 son 102 los presos que permanecen en la cárcel de la localidad, 64 de los mismos en espera de concejo de guerra y el resto como detenidos. Esta alta densidad de presos se reducirá sensiblemente en la posguerra, como demuestra que de los 1.262 presos que las autoridades franquistas reconocen que existen en Gipuzkoa en 1940, solo 23 de ellos permanecen en la cárcel de la localidad. Esto sin embargo no quiere decir que la represión se suavice sino que la prisión de Ondarreta y el campo de prisioneros de Zapatari concentran la mayor parte de la población reclusa de la provincia.

Represión económica e incautaciones

Menos conocida que la represión física, pero tan importante o más que la anterior, es la represión económica puesta en marcha por los Franquistas. Esta se organizó sobre la base de dos textos legislativos; el decreto del 9 de enero de 1937 -que crea las Comisiones Provinciales de Incautación de Bienes- y la ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939. Veamos brevemente a aplicación de cada uno de estos textos en Tolosa.

Durante la Guerra Civil la represión económica corrió a cargo de la Comisión Provincial de Incautación de Bienes, quien basándose en una serie de supuestos (pertenencia a los partidos políticos opuestos al "Alzamiento", actuación política durante la II República...) procedió a incautar los bienes de las organizaciones políticas que se habían opuesto a la sublevación. En Tolosa tenemos constancia de la incautación del batzoki del P.N.V. y de la Casa del Pueblo del P.S.O.E que se produjo el 24 de julio de 1937 y quedó convertida en depósito de muebles de la Comandancia Militar de Tolosa. Igualmente se incautó la cuenta de la Agrupación Socialista de Tolosa con 507 pesetas.

Pero la incautación no solo afectó a las organizaciones políticas sino también a los particulares. Según el registro de propiedades administradas por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de Guipúzcoa podemos señalar que al menos treinta vecinos de Tolosa -entre los que se encuentran Doroteo Ciaurriz e Isaac López Mendizábal- tienen sus bienes incautados. En total son un conjunto de 54 propiedades (dieciséis fincas urbanas, tres caseríos, quince fincas rústicas y diez créditos lo incautado) que en el período de vigencia de la Comisión Provincial -es decir hasta julio de 1939- rindieron a las arcas del Estado un total de 10.328 pesetas, lo que viene a suponer más de trece mil euros en la actualidad. Pero la actuación de la Comisión Provincial no se limitaba a la incautación de los bienes sino que instruía un expediente del cual se derivaba una sanción que era impuesta por las autoridades militares. No tenemos demasiados datos de las sanciones impuestas por la Comisión pero si podemos documentar una sanción de 100.000 pesetas que se impuso en diciembre de 1938 al nacionalista Eduardo Ortizberea quien, sin embargo había muerto en el frente de batalla (AGA-Justicia, c.76).

La Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939 vino a sustituir a actividad de las comisiones provinciales y su finalidad era sancionar todas las actividades políticas "contrarias al Movimiento" que habían tenido lugar con posterioridad al 1 de octubre de 1934. En virtud de esta ley son 27 los vecinos de Tolosa procesados de los cuales 11 son condenados imponiéndoseles un total de 45.000 pesetas (unos 60.000 . en la actualidad) en sanciones. La sanción más elevada que impone el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Navarra y Guipúzcoa, con sede en Pamplona, recae sobre Pedro Arraiza Huarte. En marzo de 1940 se le impone una sanción de 40.000 pesetas acusado de ser el secretario del Partido Radical en Tolosa y pasar "en Francia gran parte del tiempo que duró la pasada guerra". Previamente la Comisión Provincial de Incautación de Bienes le había impuesto una multa de 75.000 pesetas. Arraiza, corresponsal en Tolosa del diario republicano "La Voz de Gipuzkoa", es acusado por el Ayuntamiento de Tolosa de "propagar entre las masas inconscientes sus enconos políticos llegando en varias ocasiones al insulto personal contra elementos de derecha por sus actuaciones político sociales y concejiles inyectando el odio en las masas contra esta clase de personas que fácilmente se dejó sentir durante el período rojo con la detención, encarcelamiento y fusilamiento de respetables personalidades derechistas" (AGA-Justicia, c.1.406). Tras este la siguiente sanción más elevada recae en el nacionalista Eusebio Vitoria Echeverría, miembro de la Junta de Abastos e interventor del PNV, que se encuentra en el exilio. En diciembre de 1940 es condenado a pagar una multa de 3.000 pesetas (AGA-Justicia, c. 1.350).