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Tolosa (1998 version)

La cuestión de la fonsadera. El judío Gaón. En 1341 los recaudadores de los derechos reales exigieron a los habitantes de esta villa la contribución llamada fonsadera, apremiándoles a su pago bajo pena de embargo de bienes. En consecuencia, enviaron los segundos a su vecino y alcalde Lope Sánchez de Yurreamendi a la corte del rey Alfonso XI a representar contra semejantes extorsiones, haciéndole presente la exención que en virtud de los fueros contenidos en las cartas de fundación les pertenecía como a hijosdalgo, pidiendo por lo tanto el sobreseimiento de las diligencias de apremio. El rey comisionó a Lope Díaz de Rojas, merino mayor de la provincia, y a Pedro Ibáñez de Urbieta, alcalde de los hijosdalgo de la misma, para que hiciesen pesquisa sobre quiénes eran en esta villa y su término hijosdalgo de padre y abuelo, conforme al fuero de Castilla. A esta circunstancia se debe el que tengamos el padrón que se formó de dichos hijosdalgo, que se halla inserto en una real cédula librada en el Real sobre Gibraltar a 11 de agosto de 1349, cuya copia testimoniada se conservó en el archivo de la villa. Por ella se mandó que a los hijosdalgo comprendidos en dicha lista no se les exigiesen fonsaderas, monedas, servicios, ni otros pechos algunos que las villas y lugares de allende el Ebro con Gipuzkoa debían dar al rey. Pero se declaró al mismo tiempo que los hijosdalgo presentes y venideros de Tolosa estuviesen obligados a ir a servir al rey «por sus cuerpos», o sea personalmente, en las guerras que tuviese cada vez que lo mandase. A pesar de la terminante declaración de 1349, el judío Gaón, vecino de la ciudad de Vitoria, vino a esta villa por el mes de abril de 1463 a exigir a sus habitantes la contribución conocida con el nombre de pedido, reclamándoles el pago de los años pasados del tiempo de las albaquías. Requiriéronle los tolosanos con repetición que no fuese contra los privilegios que tenían confirmados por el rey y, no queriendo desistir de su empeño, fue muerto, según tradición, en la casa llamada Arteagaetxea, luego número 33 de la calle del Correo, y según otro en la torre de Andia. No contentos con esto, pusieron la cabeza de dicho Gaón en una picota, como éste había colocado a Tolosa a la cabeza de sus padrones de recaudación a modo de terrible ejemplo para los quebrantadores de los fueros. El rey Enrique IV se hallaba a la sazón en Fuenterrabía con motivo de sus vistas con Luis XI de Francia. A su regreso trató de ejecutar severos castigos contra los tolosanos ya que la medida tomada contra él, no podía ser tolerada por el rey. Así, al aproximarse el rey a esta villa, huyeron los tolosarras a los montes inmediatos, evitando así los primeros ímpetus de la cólera real. El procedimiento criminal continuó, sin embargo, y temerosos los habitantes de esta villa de sus resultados, acudieron a las Juntas de la provincia, a fin de que suplicara al rey les concediese el perdón de su exceso. Las Juntas Generales celebradas en la villa de Azkoitia por noviembre de 1466 dirigieron, en efecto, al rey la exposición siguiente: «Muy alto y muy poderoso príncipe, rey y señor: Vuestros humildes servidores, súbditos y naturales, los procuradores de los escuderos hijosdalgo de las vuestras villas y lugares de la vuestra noble y leal provincia de Guipúzcoa, que estamos juntos en junta general en la vuestra villa de Azcoitia, besamos vuestras manos, y nos encomendamos en vuestra merced: a la cual plegue saber que al tiempo que vuestra señoría vino a esta vuestra provincia esta postrimera vez cuando las vistas con el rey de Francia, puede haber tres años y medio poco más o menos, en la vuestra villa de Tolosa fue muerto Gaón, judío vecino de la ciudad de Vitoria, el cual fue muerto por gran culpa suya: porque a la dicha villa de Tolosa les quería quebrantar los privilegios y franquezas, en especial el privilegio de la franqueza del pedido demandándoles de ciertos años pasados del tiempo de las albaquías, y siendo pasados los tiempos de las dichas albaquías, e habiéndoles confirmado vuestra señoría los dichos sus privilegios del dicho pedido, el dicho Gaón diciendo que debían el pedido de los tiempos pasados de antes de la confirmación del dicho privilegio, y requiriéndole asaz veces que no fuese contra sus privilegios ni en quebrantamiento de ellos, por manera que a gran culpa suya se hizo la dicha muerte y en defensión de los privilegios. Y por cuanto, muy poderoso señor, la dicha vuestra villa de Tolosa es una de las mas principales de esta vuestra provincia, e tal que siempre hubo e procuró vuestro servicio, y ha trabajado mucho en el bien y conservación de esta hermandad e en la defensa y guarda de esta vuestra provincia. -A vuestra señoría humildemente suplicamos le plega de perdonar a la dicha vuestra villa de Tolosa y al concejo y alcalde y oficiales y homes buenos, vecinos y moradores la dicha muerte de dicho Gaón judío, e les mandar vuestra carta de perdón, que les cumplirá sobre ello. Otrosí a vuestra alteza le plega de les mandar otra vuestra carta para todos los concejes y justicias de vuestros reinos que por causa del dicho pedido de los dichos tiempos pasados de antes de la confirmación, que vuestra alteza les hizo del dicho su privilegio, pues que vuestra alteza se lo confirmó y dió por bueno, cuanto más que el tiempo de las dichas albaquías es pasado, que no los prendan, ni fatiguen, ni les hagan enojo alguno por causa de ello, dando por libres e quitos de ello al dicho concejo de Tolosa: en lo cual vuestra alteza fará su servicio, e a la sobredicha villa de Tolosa e a esta provincia fará mucha merced. -Muy alto y muy poderoso príncipe, rey y señor, nuestro señor Dios acreciente y ensalce vuestra vida y estado para su santo servicio. -E de esto enviamos a vuestra alteza esta nuestra petición firmada de nuestro escribano fiel, y sellada con nuestro sello escripta en la nuestra junta e ayuntamiento general de la dicha villa de Azcoitia a quince del mes de noviembre año de sesenta y seis. -Humilde servidor de vuestra alteza, que vuestras manos reales besa. -Domenjon González.» Esta representación surtió sin duda efecto favorable pues, lejos de haber noticia de que los habitantes de esta villa hubiesen sufrido algún castigo por el expresado suceso, se sabe por tradición que fueron perdonados.