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Tolosa (1998 version)

Ocupación francesa. Durante la guerra antinapoleónica Tolosa estuvo ocupada constantemente por una guarnición de tropa francesa. Sujeta, por lo tanto, a sus órdenes, exigencias y extorsiones. Tampoco pudo desentenderse de los pedidos de las guerrillas de naturales del país y así es que, por haberse puesto alguna dificultad al pago de las contribuciones que le exigieron, algunos caseríos de su jurisdicción fueron incendiados el 25 de marzo de 1812. Para libertarse de la continuación de las quemas, con que amenazaba el diputado José de Guerra, tuvo que pagar la contribución pedida, de lo que noticioso el general francés conde Dorsenne exigió en pena doble cantidad. Después de la batalla de Vitoria, el general Foy con unos 12.000 hombres se replegó para esta villa el 25 de junio de 1813 por la mañana. Los pedidos de raciones que antes de su llegada hicieron los comisarios fueron muy grandes, e imposibles de cumplirse en la penuria en que estaba el pueblo. Era, pues, inminente un saqueo general de parte de un enemigo escaso de víveres; y que además iba en retirada. Una feliz casualidad salvó a este vecindario de semejante desastre. Fue la noticia que el padre de Gorosábel, alcalde de la misma villa, dio a Foy acerca de la dirección tomada por José Bonaparte después de la mencionada batalla: dirección, de la que este general se hallaba del todo ignorante. Los aliados y franceses se batieron en todo el dicho día 25 en las cercanías de esta villa, a la cual avanzaron los primeros hacia el anochecer, a saber, los ingleses y portugueses con la brigada de Francisco Longa por la parte de Navarra, las divisiones españolas por la de Castilla. Apenas habían acabado de evacuar la población los últimos franceses, cuando los aliados entraban por ambas puertas. Si grande fue el alborozo de los tolosanos, no fue menor el compromiso en que vieron de atender a las necesidades de tan numerosas tropas, compromiso, del cual el Ayuntamiento salió con bastante felicidad, atendidas las circunstancias. Por esta razón se decretó después que, el 25 de junio de cada año, se celebrase una función solemne de iglesia con sermón y Te Deum, función que se hizo en bastantes años, pero quedó después suspendida. Durante esta guerra gran parte de su juventud tomó las armas en los batallones que se levantaron al mando del coronel Gaspar de Jauregui.