Cantantes

Gayarre Garjón, Sebastián Julián

Procedente de Erronkari, valle vasco del Pirineo navarro, donde se hablaban el euskara nativo, parecido y pariente del hablado en la cercana Zuberoa, y el romance navarro. Así, Julián se crió hablando euskara roncalés en casa, en la calle y en el monte. Romance castellanizado en la escuela. Luego se demostraría que este bilingüísmo, esta constante gimnasia mental, había de serle favorable para dominar el español, el italiano y el francés. Su curiosidad, su afán de saber, le hacía visitar Exposiciones Internacionales. En su viajar continuo llegó a visitar las grandes obras de arte europeas, asesorado por sus amigos artistas. Pilar Tuero-O'Donnell, en su obra "Mariano Benlliure o Recuerdos de una familia", 1962, desvela el carisma de Gayarre. "Años anteriores a la boda de Benlliure, Gayarre, a su llegada a Roma, tenía por costumbre otorgar su primera visita al estudio que el escultor poseía en la Vía Margutta. Desde el jardín, en tono agudo llamaba: ¡Mariano!... Al oír aquella voz tan excepcional, los artistas que ocupaban los otros estudios, llenos de alegría, salían a las ventanas exclamando: ¡Ecco, Gayarre!... Aquellas visitas no se interrumpieron después de la boda de Mariano". "Nació la pequeña Leopoldita"... "Nadie fue más dulcemente mecido que aquella personita. Trepaba sobre las rodillas de aquel gran amigo rogando en su balbuceo que cantase para ella la "nana" predilecta. Julián Gayarre entonaba alguna de aquellas habaneras entonces en boga..". "Aquel hombre tan grande, como buen cantante, la estrechaba junto a si, y, dulcemente, entonaba la "nana" ansiada...". "Aquella garganta donde las notas musicales eran risas de plata, parecieron impregnar en la niña una huella armoniosa"... "Siempre Nini fue amante del canto". "Hubiera deseado ser la tiple famosa que soñó al recordar a aquel ser extraordinario. Al faltar éste pareció desaparecer también el encanto de aquel hogar". La muerte de Gayarre fue un terrible golpe para Benlliure. Sigue Pilar Tuero: "Cuando éste murió, se encerró en su estudio sin desear ver a nadie. En esta soledad debió trazar rasgos con que perpetuar la memoria del gran cantante y gran amigo". Cultivando su espiritu por los constantes viajes, las múltiples relaciones y las fieles amistades, no descuidaba la lectura. Conocía los grandes autores italianos, franceses y españoles y podía leerlos en sus idiomas respectivos. En sus triunfos de Milán, supo tener tiempo para visitar el mausoleo del General Pedro de Bereterra, Conde de Oliveto, más conocido por Pedro Navarro, originario del valle de Roncal. Sin olvidar sus amistades entre los maestros como Donizetti, Ponchielli o Barbieri y la gran Adelina Patti. Sus relaciones y hasta amistad, con Castelar, los Benlliure o los contactos con Víctor Hugo o la insigne Sarah Bernard. Pero no olvidaba a sus íntimos, que aparecen en todas sus biografías como una constante de su vida. Y sus especiales amigos del País Vasco, Joaquín Maya, Hilarión Eslava, Conrado García, Peña y Goñi, Iparraguirre, Sagarminaga o las fugaces cantatas en romerías como la de Urkiola, mezclado entre los mozos, cuando la rosquillera exclamó al oírle cantar: "Tú, teatro debías hacer". Y todo esto, partiendo desde su gran corazón, su clara mente y su garganta milagrosa. Su cultura debería estudiarse desde su figura carismática, desde su humanismo integral.

MEL