Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

Vitalidad de los pactos y hermandades de la costa vasca. Los pactos entre vascos de la costa peninsular y labortana continuaron sucediéndose durante toda la Edad Moderna, aunque cada vez más restringidos en su libertad y más sometidos a la aprobación de los respectivos soberanos [«F. de G.», título XIX, cap. IV]. La pobreza de las cosechas vizcaínas y guipuzcoanas imponía un comercio de cabotaje de granos y vituallas por encima de cualquier estado de guerra. Labayru anota que «por ser el Señorío de Vizcaya de suelo estéril» desde el año 1500 al 1510 se facultó repetidas veces la libre entrada en los puertos vizcaínos de naves trayendo pan, vino, aceite, avena, cebada, mijo y otras vituallas, «aun viniendo de reinos contra los que se había mandado tomar represalias». El 7 de noviembre de 1537 se firmaron los acuerdos de Castro Urdiales, que regulaban la armonía y buena fe en las relaciones comerciales entre las Cuatro Villas de la Costa, el Señorío de Vizcaya, la provincia de Guipúzcoa, la ciudad de Bayona, tierra de Labort y Baronía de Capbreton, defendiéndose mutuamente en las personas, naves, mercaderías y presas. Hubo reuniones y acuerdos parciales previos en septiembre de 1536 en Hendaya y en octubre del mismo año en Fuenterrabía. En 1553 el comercio de alimentos y pez, resina, grasa de ballena y algunas otras mercancías era libre entre los puertos franceses y los de Guipúzcoa, Vizcaya y las Cuatro Villas de la costa. Pero había de realizarse en navíos pequeños, de menos de 60 toneladas, no más de diez hombres en la tripulación y totalmente desprovistos de armas de fuego. Felipe II concedió, en 1595, ante la escasez que se registraba en el Señorío, la importación libre de trigo, facultando su pago en moneda. En 1652, estando en guerra los reyes francés y español, Felipe IV autoriza durante dos años el comercio de Vizcaya con Laburdi a condición de que el pago se haga al menos en una tercera parte con hierro o productos del Señorío. D. Tomás de Saracha fue nombrado en esta ocasión diputado para organizar el comercio con los mercaderes y municipios labortanos. El año 1675, también en guerra, se reúnen en la isla de los Faisanes representantes del Señorío y de la Tierra de Labort haciendo votos de buena amistad y arbitrando fórmulas para que los navíos labortanos y vizcaínos no se ataquen entre sí. El comercio entre ambos países había sido autorizado por los soberanos respectivos, y consistía fundamentalmente en alimentos y pertrechos para la navegación. La Diputación de Guipúzcoa alegaba a finales del s. XVII a favor de su comercio con Laburdi que la población, con sus propios productos, no podía sostenerse ni la quinta parte del año y que si se abastecía de Castilla habría una carestía intolerable.