Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

Los tratados con Inglaterra y sus efectos comerciales. Hasta 1350 los marinos vizcaínos y guipuzcoanos, neutrales en la Guerra de los Cien Años, se beneficiaron de ésta como intermediarios entre los puertos franceses e ingleses. Este año, la política castellana se inclinó a favor del rey de Francia: Eduardo III de Inglaterra, como réplica, ordenó a Bayona y Biarritz romper la tregua que mantenían de antiguo con la Hermandad de la Marisma, reunió una potente armada y aplastó a la flota Cántabra que regresaba de Flandes. Al año siguiente concluyó un tratado con las villas de Santander, Vizcaya y Guipúzcoa, en el que se estableció una tregua de veinte años y se concedía a los vascos el derecho de libre comercio y pesca en aguas inglesas. Ciertamente, el tratado era muy ventajoso para los vascos; pero también para los ingleses, porque suponía la privación de ayuda de la potente flota cántabra al reino francés. Se trató de una curiosa concordia entre una potencia política -el rey de Inglaterra- y un grupo de gremios populares, en la que no tuvo parte el rey de Castilla. Ello da idea de la independencia con que obraba la marina cántabra. El año 1353 se convino en Fuenterrabía una paz perpetua. Eduardo III la ratificó en Westminster el 9 de julio de 1354, ante representantes de Biarritz, Bayona, Castro Urdiales, San Sebastián, Guetaria, Fuenterrabía, Motrico y Laredo.