Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

Baiona. La época inglesa (s. XII al XV) fue una auténtica edad de oro para el comercio bayonés. La ciudad no sólo disponía de un excelente puerto marítimo, sino también fluvial. Toda la extensa cuenca del Adour buscaba por Bayona salida al mar para sus productos, que bajaban en chalanas y balsas por el río y sus afluentes. También descendían por el río productos navarros y aragoneses en dirección a los mercados norteuropeos. Atravesando la cadena pirenaica por Somport, Roncesvalles, o Belate y cercanías de Urdax, buscaban a la primera oportunidad la cómoda solución del transporte fluvial. Atestiguan la importancia del comercio bayonés las vastas bodegas del barrio de la catedral, donde, en los s. XIII y XIV se almacenaban paños ingleses y de Flandes, aceites, cueros y lanas españolas, miel, cera y resina de las Landas. Los ferrones y armeros de la ciudad gozaban de renombre en el extranjero. Bayona ejercía un auténtico monopolio en el Adur, desde el Bac du Gave hasta la desembocadura. Ya en 1152 la ciudad había conseguido del rey inglés franquicia para las mercaderías que entraran en su puerto. En 1255 obtuvo la prohibición de cargar y descargar mercancías en los muelles de Capbreton, lugar donde desembocaba el río desde el siglo anterior. El mercado de Bayona monopolizaba la venta de numerosos géneros, que los labortanos habían de acudir a comprar a la ciudad. El mismo pescado obtenido por los marineros de Biarritz y Capbreton había de ser vendido en el mercado bayonés. Tales privilegios provocaron no pocos roces de la ciudad con sus vecinos, que culminaron, en la primera mitad del s. XIV, cuando el alcalde de Bayona, Pés de Puyanne, hizo ejecutar a cinco gentilhombres labortanos a causa de una controversia jurisdiccional. La ciudad quedó en fuerte tensión con el campo circundante, que no se solucionó hasta el arbitraje de 1355. Entre los años 1310 y 1360 el río trasladó su desembocadura mucho más al norte, a Vieux-Boucau. Las condiciones de la nueva barra eran muy difíciles, pudiendo superarla buques de cincuenta toneladas solamente, lo que incidió no poco en el comercio bayonés. La conquista de Bayona por el rey francés Carlos VII, en 1452, tuvo como consecuencia la pérdida del mercado inglés. Aunque le fueron confirmadas sus franquicias, extendidas en 1462 a dos ferias anuales, la ciudad entró en un período más oscuro. Perdió importancia comercial y adquirió un aspecto más acentuado de plaza fuerte militar. Por el contrario, San Juan de Luz, que el 1 de mayo de 1463 obtuvo de Luis XI derecho de franquicia para todas las mercaderías que entraran y salieran de ella, por mar y tierra, verá, en la Edad Moderna, incrementarse su potencia naviera, desplazando a la ciudad del Adur.