Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

Nuevas circunstancias comerciales al comenzar el siglo XVI. La llegada de la Edad Moderna va a suponer serias modificaciones en el movimiento comercial del País Vasco. A pesar de la formación de los dos grandes estados nacionales renacentistas, español y francés, no se establecerá un rígido sistema aduanero en la frontera entre las dos coronas; la línea del Ebro marcará el límite de las aduanas de Castilla. Efectivamente, los "diezmos de la mar" de Castilla se pagaban, no en el litoral, sino en Orduña, Valmaseda y Vitoria. Puertos secos entre Guipúzcoa y Navarra eran Villafranca de Ordizia, Segura y, el principal, Tolosa. No obstante las aduanas del Ebro, existían en Vizcaya y Guipúzcoa, fundamentalmente para impedir exportaciones prohibidas, los "alcaldes de sacas" y "jueces de sacas". Su proceder era riguroso: a fines del s. XVI veremos cómo uno de los concejales de Irún es condenado a muerte por realizar contrabando. Los jueces de sacas de Vizcaya no tenían muy contento al Señorío, que en 1581 envía dos comisionados a Felipe II para exponer el daño que producían a su comercio. A causa de sus atropellos, muchos barcos desviaban su rumbo de los puertos vizcaínos y arribaban a San Sebastián. El año anterior un juez de sacas había tratado de impedir que los navíos desembarcaran sal en Vizcaya, lo que se hacía libremente desde tiempo inmemorial. Durante varios siglos las Provincias Vascongadas y Navarra conocerán una situación comercial de "tierra de nadie", casi de puerto franco, que, sobre todo en el caso de Navarra, será poco satisfactoria. En pleno mercantilismo económico, las aduanas de Castilla se volverán cada vez más rígidas. A su vez, Francia aumentará progresivamente los derechos a la importación. Se sucederán los embargos y represalias económicas entre las dos grandes monarquías, que sólo algunas veces podrán ser evitados por los pactos locales entre vascos del norte y sur de la frontera. Ya en el momento de la conquista de Navarra por Fernando el Católico -julio de 1512- y subsiguiente guerra con Francia, el monarca prohibió a vizcaínos y guipuzcoanos la venta y conducción al país vecino de vena, hierro, acero u otros metales que pudieran ser útiles al enemigo. En el futuro serán numerosísimas las prohibiciones comerciales impuestas por la política exterior de Austrias y Borbones, cumplidas unas y esquivadas otras, pero siempre entre protestas.