Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

El comercio labortano hasta la Revolución. El s. XVII conoce el mayor esplendor de San Juan de Luz, mientras el comercio bayonés subsiste precariamente. En el momento de la Paz de los Pirineos (1659) San Juan de Luz, con 12.000 habitantes, constituye el más importante puerto pesquero en toda la costa vasca. La pesca de la ballena había perdido su antigua importancia, pero estaba más que compensada por la del bacalao, que se salaba y enviaba en grandes cantidades a la Península, por mar y tierra. En general, el comercio era próspero en la tierra de Labort: una relación de viaje de 1679 afirma que en Hendaya «Ay tiendas muy ricas de mercaderes, aunque se vende mitad más caro que en España». También informa de que en San Juan de Luz había una calle entera poblada de mercaderes ricos. Los arrieros españoles abundaban: la Ordenanza Real que estableció un mercado en Hasparren en 1662 los cita para imponerles algunos derechos. En el s. XVIII decae la estrella de San Juan de Luz: el tratado de Utrecht supuso la pérdida de las pesquería de bacalao para los puertos de la corona francesa. Por su parte, Bayona inicia un esfuerzo de recuperación con la creación de su Cámara de Comercio, en 1726. En la memoria de 1728 la Cámara se lamenta de los obstáculos puestos por el poder central al comercio bayonés. Efectivamente, desde 1664 las franquicias de la ciudad habían sido duramente atacadas. Con todo, a las ferias de Bayona, que tenían lugar los lunes y jueves, acudían en gran cantidad comerciantes de Fuenterrabía y San Sebastián. Pero en los últimos años del reinado de Luis XIV la decadencia de la ciudad era tal que numerosos ferrones, curtidores y carpinteros de ribera emigraron al otro lado del Pirineo. La pérdida de la mayor parte de la América francesa en 1763, la prohibición de entrada en la corona española de tejidos franceses y, finalmente, la apertura del Canal du Midi, que, uniendo por vía fluvial el Languedoc con Burdeos, acercaba los aceites de Provenza al occidente francés, en perjuicio de los de Aragón, que tenía su salida natural en Bayona, precipitaron el colapso comercial. San Juan de Luz-Ciburu, que armaba hasta 70 buques en 1732, vio descender su actividad a sólo 5 0 6 navíos de pequeño porte en 1783. Además, el corrimiento de arenas en la barra del Nivella inhabilitó prácticamente el puerto. En esta época los únicos tráficos importantes de los puertos labortanos son los de mástiles de navíos que, cortados en el Pirineo, eran conducidos por vía fluvial hasta Bayona, donde se embarcaban para Brest, y lanas navarras y aragonesas, de las que bajaban desde Cambó por el Nive de 5 a 6.000 balas al año. En 1784 el intendente Dupré de Saint-Maur hizo acordar a Bayona, San Juan de Luz y a la parte de Laburdi comprendida entre el Nive y el mar la franquicia reclamada hacía más de treinta años por la Cámara de Comercio bayonesa. Volvió la prosperidad comercial, sobre todo a la ciudad del Adur, que en seis años vio incrementarse en un tercio los precios de los inmuebles y los salarios. Pero las nuevas circunstancias políticas de la Revolución cercenaron el desarrollo comercial del puerto bayonés durante un largo período.