El hospital de Santa Engracia.
El pueblo que hoy conocemos como Santa Engracia (Sainte-Engrâce), situado en el seno de las montañas de la Alta Zuberoa en las proximidades de las fronteras de Zuberoa, Béarn, Aragón y Navarra, se llamó en otros tiempos Urdaix y poseyó una iglesia dedicada a santa Magdalena (Foix, 1922 y 1923). Hacia mediados del s. XI, el nombre de Urdaix fue reemplazado por el de Sainte-Engrâce-du-Port. Los canónigos regulares de San Agustín habían fundado ya allí una colegiata cuya iglesia poseía la reliquia del brazo de Santa Engracia. Cuenta la leyenda que esta santa, virgen lusitana, sufrió martirio en Zaragoza hacia el año 300, y que sus reliquias eran allí veneradas. Pero, unos ladrones cortaron el brazo que estaba cargado de joyas y huyeron hacia el País Vasco. Enterraron su tesoro en el bosque donde fue descubierto gracias a un toro que acudía a arrodillarse cada día en este lugar (Menjoulet, p. 187). Se cavó en el lugar y se descubrió la reliquia que fue colocada en la iglesia, que pasó desde entonces a ser lugar de peregrinación. El caso es que el convento tenía el nombre del hospital y que recibía a pobres y peregrinos. Estos últimos podían alcanzar el valle de Roncal y, por el monasterio de Leire, proseguir su ruta hacia Puente la Reina.