Rutas paralelas.
Se recordará que el camino del litoral atlántico era poco utilizado, por lo menos en los primeros años de la peregrinación, debido a los peligros procedentes del mar, particularmente los normandos que aterrorizaban a las poblaciones. Era, pues, necesario atravesar los Pirineos, y de esta forma, al lado de las grandes vías descritas por la "Guía", existía una cantidad de pequeñas rutas paralelas, particularmente en los Pirineos occidentales. Entre Olorón y el collado de Somport, por una parte, y los puertos de Cize o de Roncesvalles, de otra, el valle del Saison conducía, por Mauléon y Tardets, luego Larrau o Sainte-Engrâce, hacia los valles aragoneses, el de Salazar y el de Roncal, por el puerto de Larrau o el collado de Erraitze (Lambert, 1959). La segunda vía, la que iba de Moissac a Ostabat, pasaba por Condom, Eauze, Aire, la abadía de Sauvelade, Navarrenx y Mauléon.