Concept

Industrialización (1985 version)

El intervencionismo estatal y la autarquía. El período que se inicia tras el final de la guerra civil va a estar marcado por el carácter nacionalista del régimen definido por dos coordenadas: la autarquía y el intervencionismo estatal en la vida económica. La autarquía tuvo como objetivo el desarrollar aquellas actividades que permitieran el "autoabastecimiento" de los bienes necesarios minimizando en lo posible la dependencia exterior, con una política de sustitución de importaciones. El intervencionismo estatal, obligado en la etapa de 1936-39 de economía de guerra, se prolongó hasta 1951 en que se detecta algún cambio y hasta 1959 en que se inicia la política liberalizadora. Como consecuencia, se adoptó un sistema proteccionista que extremará las medidas de protección directa, estableciendo contingentes de importación y manipulando el tipo de cambio monetario. Se ampliaron las medidas de fomento y apoyo a la producción en un esfuerzo por sustituir importaciones, a través de medidas crediticias de regulación de precios, mercados y abastecimiento de materias primas. En esta época, surgen una serie de organismos interventores de la actividad económica como las Comisiones Reguladoras de la Producción, las Comisarías Generales de Abastecimiento y Transporte, la Junta Superior de Precios y la Fiscalía de Tasas. En 1941 se crea el Instituto Nacional de Industria (INI) para intervenir directamente en el proceso de industrialización con fines autárquicos y de promoción de una industria militar. Se publica la "Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional", que posibilita al Ministerio el declarar ciertas empresas de interés nacional con lo que gozaban de exenciones y bonificaciones. Aunque los planteamientos autárquicos del franquismo no constituyeron el marco adecuado para que continuase el proceso industrializador en el País Vasco, éste, sin embargo pudo recuperar y mantener la privilegiada situación lograda en etapas anteriores, dentro de un marco de mediocridad y debilidad estructurales ya que muchas de las nuevas empresas que se crearon al amparo del proteccionismo y de las barreras arancelarias fueron de inadecuado tamaño y volumen de producción sin ofrecer garantías de continuidad en el abastecimiento a industrias auxiliares. La siderurgia vizcaína que había entrado en una fase de retroceso en la preguerra civil, vuelve a producir, pero creciendo a un ritmo muy débil, debido a las dificultades para el abastecimiento de carbón y chatarra como consecuencia de la política autárquica imperante, resintiéndose toda la economía provincial al ser esta rama el eje de la producción en Vizcaya. Las empresas más importantes en esta época eran: Altos Hornos de Vizcaya, Echeverría, S. A. y La Basconia. En Guipúzcoa, frente a la debilidad del sector siderúrgico, se opera la creación y renovación de la existente, con la utilización del horno eléctrico y apertura de fábricas de relaminados y aceros especiales, orientándose hacia la especialización, calidad y competitividad puesto que se iban desarrollando en España otras zonas siderúrgicas de importancia. De esta época datan la creación o reestructuración de las mayores siderurgias guipuzcoanas y la construcción de nuevas plantas en Alava. En 1939 entra en funcionamiento "Aceros y Forjas de Azcoitia", en 1940 se inaugura "Aceros de Llodio", y en 1944 se funda "Esteban Orbegozo" con dos establecimientos en Lezo y Zumárraga. En 1952 se reestructura "Victorio Luzuriaga" con factorías en Pasajes, Rentería y Usúrbil. En 1953 se construye en Hernani la empresa "Aceros y Fundiciones del Norte Pedro Orbegozo", y en 1956 surge la planta "José M.ª Aristrain" de Olaberria. La construcción naval padece un fuerte retraimiento como consecuencia de la dificultad para suministrarse material. La química es protagonista de una importante expansión, siendo una industria dedicada casi totalmente a la transformación de productos básicos que se obtienen en otras provincias ya que las materias primas propias de origen natural son muy reducidas. En 1940, el Gobierno declara industria de interés nacional las dedicadas a la fabricación sintética de productos nitrogenados y en 1941 se crea Sefanitro que aprovechará los gases de Altos Hornos para producir abonos nitrogenados. En esta época surge también Unquinasa, S. A., con producciones de síntesis orgánica. En 1940 se funda la "Sociedad General Química". Junto a estas empresas surgirán nuevas especializaciones que diversificarán el sector y harán de la ría uno de los mayores núcleos químicos de la Península. En Guipúzcoa se crearán una serie de empresas químicas ligeras más modestas localizadas en torno a la capital. La industria papelera se vio sensiblemente afectada por la suspensión de las importaciones. En los años de la autarquía, la producción estuvo muy por debajo de su capacidad, al no poder disponer de pasta escandinava. El textil mantuvo la misma tónica de estancamiento y atonía. La principal aportación de los años cuarenta y cincuenta al proceso de industrialización fue la aparición entre las metalurgias guipuzcoanas de empresas dedicadas a la producción de máquina-herramienta, sustituta de las importaciones que se habían cortado con el aislacionismo español. Desde este momento, esta actividad se convertirá en una de las principales de la industria guipuzcoana y base de sus exportaciones. Al término de la guerra civil la situación de las fábricas era deplorable debido a un uso intensivo y abuso de las máquinas, sin guardar las mínimas normas de mantenimiento, trabajando a destajo y por mano de obra inexperta, unido a las destrucciones de los bombardeos. Pero la política aislacionista de intentar conseguir niveles de abastecimiento en máquina-herramienta, unido a la dificultad de importar por la II guerra mundial, favoreció que las empresas fabricantes volvieran a sus actividades anteriores con nuevas orientaciones dirigidas a la producción de este producto, y además material de oficina, bicicletas y accesorios de automóvil a partir de la construcción de las primeras empresas automovilísticas españolas. Estas acudirían a la industria transformadora guipuzcoana para abastecerse de piezas y elementos auxiliares con lo que se impulsaría el nacimiento de nuevas plantas de producción. La fabricación de armas y electrodomésticos adquirió también un inusitado desarrollo en función del espectacular crecimiento de la demanda de productos metálicos transformados.