Concept

Industrialización (1985 version)

Las papeleras. Ante la diversidad de industrias que aparecen en Guipúzcoa destaca la fabricación de papel, alrededor de la comarca de Tolosa, cuyas bases se establecen entre los años 1841 y 1876 y que iba a constituir el primer gran ejemplo de una industria moderna con todas las peculiaridades que ello suponía en cuanto a tecnología, capital, asociación y mano de obra que absorbía. Esta industria requería: abundante madera (y trapos), agua, capital y mano de obra. En un primer momento surgió al amparo de la industria textil tradicional que podía proporcionar trapos como materia prima para las primeras papeleras. Tolosa -a poca distancia de San Sebastián y Pasajes, en cuyos puertos podía adquirir materias primas y trasladarlas con facilidad, poseía además agua abundante. en sus ríos y una población muy superior a la mayoría de los pueblos y villas guipuzcoanos, lo que era garantía de mano de obra- fue la comarca idónea para la inversión de los capitales donostiarras en nuevas empresas. Y en 1841 se funda la primera fábrica de papel continuo de España llamada "La Esperanza" por la Cía. Brunet, con 200 obreros y las técnicas más modernas del momento. Así se inicia en Guipúzca el paso de un capitalismo comercial a un capitalismo industrial. Después nacieron otras compañías con técnicas avanzadas en las que la necesidad de financiación requería la asociación de varios capitalistas. En 1858 se funda "La Providencia" bajo la firma "Arza, Eizmendi y Cía." que arrendó también otra fábrica de papel llamada "La Confianza". En 1863, se refunden las dos sociedades en una única firma social. En estos años se crean también "La Guadalupe" y "La Tolosana". La actividad papelera iniciada en Tolosa fue irradiándose sobre zonas cercanas: Irura, Alegría, Cegama, Villabona y Hernani. Siguiendo a M. Gárate, las razones para la inclinación del capital comercial donostiarra en la inversión papelera, serían la imposibilidad de seguir con la producción férrica por falta de materias primas, y la falta de ligazón de estos comerciantes con las ferrerías, la estabilidad política y la posibilidad de convertir a Guipúzcoa en una región papelera competitiva por falta de competencia nacional. Y, efectivamente, esta provincia se colocó a la cabeza de la producción papelera nacional. A partir de 1850, las nuevas industrias lo iban a ser por asociación de varios capitalistas, dándose un proceso de concentración de empresas, no en su forma física pero si en su dependencia financiera. Una vez establecidas las bases, los años posteriores a 1876 supondrían la consolidación de industrias de mayor capacidad productiva, mayor tamaño y con un claro signo de asociación y absorción entre empresas del mismo ramo: "Ruiz, Arcaute y Cía.", "Garín y Berrota", "Lesi y Cía.", "Soto, Tuduri y Cía.", "Echezarreta, S. A.", "La Salvadora", destacando la función en 1902 de la "Papelera Española" en Tolosa y diez años más tarde la planta de Rentería, paralelas a la creación de "Altos Hornos de Vizcaya". De 1876 a 1902 el capital invertido en papeleras se triplica, mientras que el número de empresas sólo crece en un 25 %. En esta segunda fase, el avance y crecimiento de la industria papelera está en relación con la utilización de máquinas de vapor en vez de fuerza hidráulica, invento y aplicación de nuevas satinadoras, perfeccionamiento de las máquinas de tirar papel y sobre todo del uso de pasta de madera y paja como materias primas, lo que impulsará las plantaciones de Pinus Insignis. Estos avances estimulan la creación de instalaciones cada vez mayores, el incremento de la producción y abaratamiento del producto obtenido. El capital que financió estas industrias procedía fundamentalmente de los comerciantes donostiarras y de origen francés y catalán instalados en San Sebastián desde épocas anteriores, sin olvidar a los indianos enriquecidos deseosos de emplear sus rentas en negocios provechosos.