El primer presidente fue el general Justo José de Urquiza (1854-1860), hijo de vascos. Era gobernador de Entre Ríos cuando marchó sobre Buenos Aires, derrotando a Rosas en Caseros, el 3 de febrero de 1852, acabando con su régimen despótico e inaugurando el período constitucional en 1853. Urquiza fue la personalidad más deslumbrante de su tiempo. Además de sus éxitos militares realizó importantes obras sociales. Entre los colaboradores de Urquiza se encuentran los hermanos guipuzcoanos Cosme Damián de Olascoaga y José Ramón de Olascoaga. El primero había nacido en Vidania y era cura párroco en la provincia de Entre Ríos. Respecto a esta colaboración existen cartas y documentos en el Archivo de la Nación. El segundo había nacido en Régil, en 1819 y se había ofrecido a Urquiza como soldado, médico y cirujano.
Durante el período de Rosas, D.ª Encarnación Ezcurra, esposa de Rosas, fue una gran figura política. Santiago Derqui (1860-1862): Disturbios políticos y ruptura entre Buenos Aires y la Confederación. José E. Uriburu (1892-1895): Su ministro de relaciones exteriores, Amancio Alcorta, lleva con éxito las negociaciones con Chile. José Figueroa Alcorta (1906-1910): Se celebra el Centenario de la revolución de Mayo y establece el servicio militar obligatorio. Se funda la Universidad Nacional de la Plata. Hipólito Irigoyen (1916): Es el presidente que marca el advenimiento de la democracia, habiendo sido uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical. Dictó leyes beneficiosas para los trabajadores. En 1922 le sucede Manuel Alvear. De nuevo fue elegido Irigoyen cuando ya era un venerable anciano. En 1930, José Félix Uriburu derroca a Irigoyen y se proclama presidente. Le suceden Agustín Justo y durante la guerra mundial Ortiz Lizardi.
A este último se debe el Decreto de enero de 1940, cuya parte más interesante para nosotros es el párrafo siguiente: "Se permitirá el ingreso al país de inmigrantes vascos residentes en España o en Francia". Enfermo Ortiz Lizardi le sucede, tras un golpe de estado, el general Farrell. En 1946 sube al poder el coronel Juan Domingo Perón, de ascendencia vasca. Su principal colaboradora fue su esposa, Eva Duarte, actriz, hija de vascos, que se había distinguido durante el terremoto de San Juan, organizando la ayuda a los siniestrados. Dejando aparte la política peronista, esta mujer singular se ganó el corazón de las clases humildes. Ante su muerte ocurrida en 1950 el pueblo argentino llegó a levantarle altares públicos. Dejó un libro autobiográfico, La razón de mi vida. Eva Duarte, a los 20 años de su muerte, es ya una figura legendaria, mítica, en la mente del pueblo. El general Perón, erigido en dictador, provoca la reacción de las fuerzas armadas que, tras una sangrienta revolución, lo expulsan del país. Los principales jefes fueron el general Leonardi, el almirante Rojas y el general Eugenio Aramburu. A la efímera presidencia de Leonardi sucede la de Aramburu, que lleva al país a la democracia, restablece la constitución de 1853 e invalida los decretos antidemocráticos. Le suceden los presidentes Frondizi, Guido, Illia y Ongania. La labor de restablecimiento de las libertades ciudadanas emprendida por el presidente Aramburu no ha tenido continuadores, estando actualmente suspendida la constitución del 53.