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Argentina

Los fusilamientos de Mendoza. José Miguel Carrera desata la anarquía en la Argentina. Tras la batalla de Rancagua, en los días 1 y 2 de octubre de 1814, se perdió la Patria Vieja chilena y la hegemonía de una familia de patricios, la de los hermanos Carrera, de ascendencia suletina o guipuzcoana. El éxodo chileno llevó a los hermanos Javiera, José Miguel, Luis y Juan José a tierras argentinas. El natural orgullo de quienes habían sido los rectores de la vida pública chilena chocó violentamente con las exigencias y vejaciones impuestas desde el primer momento por el general San Martín. El registro del equipaje de los Carrera en busca del tesoro público chileno, que San Martín suponía traían consigo, originó la ruptura violenta con los próceres chilenos. José Miguel, el mayor, se trasladó a Estados Unidos para buscar apoyo y libertar a Chile. Detenidos cuando intentaban pasar a Chile, Luis y Juan José Carrera fueron encerrados en la cárcel de Mendoza. La burda acusación de su intento de evasión y saqueo subsiguiente de la ciudad, fue el pretexto de su ejecución efectuada el 8 de abril de 1818. La falta de carácter del gobernador de Mendoza, Luzurriaga, y la actuación del sanguinario Monteagudo, sirvieron bien a San Martín y a O'Higgins, que ya tenían decidida la supresión de los Carrera. La expedición libertadora de Chile y el ejército de los Andes, su instrumento, eran obra de San Martín. En sus planes estaban excluidos los Carrera, a quienes sabía no podría doblegar como a Bernardo O'Higgins. Su plan fue perfecto, pero no contaba con el alma fiera de José Miguel Carrera.

Con estas ejecuciones, San Martín había encendido la mecha de la anarquía argentina. José Miguel Carrera, desde Montevideo, lanza al mundo sudamericano sus patéticas proclamas. Pondera las virtudes cívicas de sus hermanos, ejecutados injustamente, y jura tomar terrible venganza. De los inflamados manifiestos pasó pronto a los hechos. Escapando a la vigilancia de Artigas pasó a la Argentina. Su brillante personalidad, su simpatía e imaginación, consiguen la alianza de los caudillos federales Francisco Ramírez y Estanislao López.

El 1º de febrero de 1820 los federales de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, comandados por Ramírez, derrotaron a las tropas unitarias de Buenos Aires en la Cañada de Cepeda. Los vencedores impusieron la renuncia a Rondeau y al Congreso. El 17 de febrero, Manuel de Sarratea es nombrado gobernador provisional. Carrera se instala en la casa de gobierno y recibe la promesa de Sarratea de equiparlo para invadir Chile y recuperar el mando. Arma una legión chilena de 600 hombres y logra la expulsión del embajador chileno Miguel Zañartu. Pero el gobierno de Sarratea duró apenas un mes y medio. Carrera, con su tropa y su segundo, Benavente, interviene en las luchas argentinas del lado de los federales. Su venganza empieza a cumplirse. Subleva las tolderías indias y los indios ranqueles lo proclaman pichi rey, entusiasmados por el abundante botín capturado en El Salto. La aproximación de Carrera había sembrado el pánico en todo Cuyo.

"La montonera de Carrera -nos dice un testigo presencial, Domingo Faustino Sarmiento- venía precedida de una siniestra fama que amedrentaba sobre todo a las mujeres. Las poblaciones de campaña incendiadas, los ganados degollados, muertos los ancianos y las viejas, todo esto no era nada. Las niñas, las esposas violadas e incorporadas en seguida a la montonera, cuya suerte seguían, en cuyas fatigas participaban; y adiestradas más adelante en el combate, eran el terror de los soldados aquellas amazonas más crueles y sanguinarias que los hombres mismos. El terror había llegado a su colmo".

(Historia de Chile, t. VIII, F. Antonio Encina).

En las fuerzas de Carrera y en las que le combatían vemos muchos nombres vascos: Bernardo Araos, Pérez de Urdinenea, Francisco Aldao, Manuel Olazábal, Aycardo, Inchaustegui, Ibarra, Anchorena. La campaña de Carrera terminó en la batalla de Punta Médano, el 31 de agosto de 1820. El 1º de septiembre fue hecho prisionero y el cuatro del mismo mes se le fusilaba en la plaza de Mendoza, en el mismo lugar que a sus dos hermanos. Su cuerpo fue descuartizado y parte de sus restos enterrados en Mendoza. "Pero murió como Sansón, arrastrando en la catástrofe a todos sus enemigos". (Encina, t. VIII): Pueyrredón y su bando, O'Higgins y su dictadura en Chile, el mismo libertador San Martín. Y barridos también Monteagudo y Luzurriaga, verdugos visibles de sus hermanos. Su faceta brillante e imaginativa y su muerte impenitente nos recuerda al suletino Chaho. Pero su venganza inexorable a Lope de Aguirre y quizás al corregidor Zañartu. La gran biografía de este vasco-chileno, de ascendencia suletina o guipuzcoana, está por hacerse.