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Argentina

Diego Estanislao Zavaleta (1700-1843), sacerdote y orador sagrado, pronunció en 1810 la oración religiosa inaugural de la revolución de mayo. Domingo de Azcuénaga (n. 1801) publica sus "Fábulas" en el "Telégrafo Comercial".

Esteban Echeverría (1805-1851), fue jefe indiscutido del grupo de proscritos intelectuales bajo la dictadura de Juan Manuel Rosas, donde sobresalían Juan Bautista Alberdi, Mitre y Sarmiento. Echeverría, con su novela "La Cautiva" (1837), introduce oficialmente el romanticismo en América. Otra novela suya, "El Matadero" (1840-42), inicia el naturalismo en las letras americanas antes que se fundara la escuela de Médan. (L. Alberto Sánchez, Proceso y contenido de la novela hispano-americana). Echeverría imprimió a todos la disciplina inicial. La obra realizada por este grupo es asombrosa. La Argentina no ha vuelto a tener un grupo de hombres así, que sepan pensar en grande. Este grupo de escritores que se agrupó en 1838, redactó la Constitución y dio dos presidentes de la República: Mitre y Sarmiento. Su vasta obra poética y social entusiasmó a la juventud.

"Echeverría es hoy una de las glorias de la historia argentina, pero no por sus versos, sino porque puso su reputación de versificador, una reputación de la que renegaba, al servicio del país".

(E. Anderson, Historia de la Literatura hispano-americana).

Hilario Ascasubi, poeta satírico, otro de los proscritos de Rosas. Su mejor obra es Santos Vega o los mellizos en flor (Anderson). Juan Bautista Alberdi Araoz, escritor notable, periodista (1810-1888). Fundó, en compañía de Esteban Echeverría, la famosa "Asociación de Mayo". Fundó diversos periódicos y revistas. Autor teatral, novelista, escritor político. Sus "Bases" tuvieron influencia decisiva sobre las Constituyentes de 1853.

Juana Manuela de Gorriti, de ascendencia navarra, exilada a los 15 años, se consagra como la escritora del Alto y Bajo Perú. Esta escritora vasco-argentina realizó su vasta obra literaria fuera de su patria y colaboró en revistas europeas y americanas. Mantuvo en Lima un brillante salón literario y publicó entre otras obras La quena y Album de una peregrina. Vuelta a la Argentina en 1874, el 18 de septiembre de 1875, se le rindió un homenaje nacional.

Enrique del Valle Ibarlucea (1876-1921), jurista, redactó el Código del Trabajo en colaboración con Joaquín V. González. Martiniano Leguizamón (1858-1935) cultiva el teatro con "Calandria", drama gauchesco.

Enrique Larreta es el mayor novelista argentino dentro del estilo modernista (1875-1961), La gloria de D. Ramiro, Zogoibi y una docena de libros. Rafael Alberto Arrieta (1889), poeta lírico emotivo en Las noches de oro (1917); elegante y breve en Estío Serrano (Anderson). Ivo Pelay, autor teatral. Victoria Ocampo, directora de la revista "Sur". Son notables sus Testimonios o recuerdos personales. De ella dice Gabriela Mistral: "Te quiero porque eres vasca y eres terca y apuntas lejos". Córdoba Iturburu, poeta. Julio Aramburu (1895), novelista provincial. Francisco Ichaso, ensayista de mérito (1900). Juan Goyanarte, recio novelista: Lago argentino, la lucha del hombre con la naturaleza, Lunes de carnaval, los horrores de Buenos Aires. Carlos Gorostiza (19...), en su novela El Puerto, es humano y preocupado por los males sociales (Anderson). Eduardo Mallea (1903), novelista. Historia de una pasión argentina, autobiográfica; La ciudad contra el río inmóvil, relatos sobre Buenos Aires; La Torre (1943-1951), donde estudia tres generaciones de la familia Ricarte, desde la opulencia hasta la bancarrota. La bahía del silencio y muchas más.

Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) es el más prolífico y el más leído de los novelistas argentinos. Cultiva la novela histórico-costumbrista: Miriam la conspiradora, La corbata celeste, Tierra de jaguares, Flor de durazno, La casa de los cuervos, El desierto de piedra. Una novela suya, El camino de las llamas, fue traducida al euskera por los franciscanos José de Iturría, Manuel de Unzurrunzaga y Sabino Berasaluze. Martínez Zuviría, en el prólogo, muestra su alegría por esta traducción a la lengua de su ascendencia materna. José M.ª Garciarena (1903-1964). Abogado, estanciero y publicista. Sus Cartas de tierra adentro, publicadas en "Euzko Deya", de Buenos Aires, reflejan la vida del campo argentino desde 1860.

Carlos Alberto Erro (1903), es uno de los primeros ensayistas en exponer el existencialismo de Unamuno y de Heidegger. Celestino Gorostiza (1904) es autor teatral. Uno de sus más celebrados dramas es El color de nuestra piel (1952), de técnica realista (Anderson). Isidoro Sagüés es un novelista provincial (1906). Manuel Ugarte, poeta, su obra cumbre, Vendimias juveniles. Raúl Larra es narrador realista en Gran Chaco. Julio Cortázar. Prosa de notable fuerza en la definición de imágenes e ideas. Bestiario (1951), colección de cuentos fantásticos. Final del Juego (1956) y Armas secretas (1959), todos colecciones de cuentos.

La lista de hombres de letras vasco-argentinos es impresionante. Se suceden Julio A. Leguizamón, Rafael Alberto Arrieta, Emilio Lascano, Ignacio B. Anzoategui, Aristíbulo Echegaray. En el grupo de la "generación del 40" anotamos estos poetas de ascendencia vasca: Olga Orozco, Miguel D. Etchebarne, Basilio Uribe, Raúl Aráoz, Raúl Gustavo Aguirre, Jorge Vocos Lescano y Guillermo Etchebere. No debemos omitir a los historiadores Gregorio Funes, Ramón J. Cárcamo, Lucas Ayarragaray, Adolfo Saldías, Rómulo D. Garbía, Ricardo de Lafuente-Machain, Carlos Ibarguren, Juan Pablo Echagüe, Enrique Udaondo y Eduardo de Urquiza. En sitiales de honor ponemos a D. Enrique de Gandía, el erudito historiador argentino que, entre otras tareas ingentes, ha logrado sacar del ostracismo histórico y reivindicar ampliamente al alcalde prócer de Buenos Aires, Martín de Alzaga.

Tomás Otaegui (1870-1932), doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, abogado, orador, periodista e investigador. De su vasta obra sólo citaremos las que atañen a los vascos: Derecho de gentes argentino. Influencia vasca en su constructividad. Irala; Los vascos en el Uruguay (Ekin, 1943) y Narraciones vascas (Bilbao, 1934)· Luis Echevarría dijo en su oración fúnebre:

"los vascos residentes en la Argentina tenemos para con el doctor Otaegui una sagrada deuda de gratitud. El contribuyó más que ninguno a que no solamente halláramos un nuevo hogar en la tierra argentina, sino a que en este nuevo escenario de nuestra lucha por la vida, encontráramos el respeto y el cariño con que nos rodea".

Ramón J. Lassaga escribe la obra General D. Francisco de Echagüe y Andía (1693-1742). Santa Fe, 1909. Félix J. Liceaga, profesor de las cátedras de Anatomía y Fisiología e Higiene, conferencista distinguido, médico del Asilo de Niños de la capital, es autor de varias obras científicas. Una de ellas es notable: Endocrinología, prologada por el doctor Marañón. Alfredo Maidagán fundó en 1911 el Colegio de Escribanos (notarios) de Rosario. Publicó numerosas obras relativas a su especialidad. Angel Pagoraro, además de músico es director de la "Revista Astronómica Argentina".

Mario Roberto Uriburu, marino argentino, presenta sus experiencias de navegante en su obra Atlántico Sur (1945). Enrique García Velloso, escribe la obra de teatro Gernika'ko Arbola, estrenada en el Teatro Nacional de Buenos Aires el 10 de abril de 1931. La Editorial Ekin la ha publicado en 1963 con su versión euskérica debida a Domingo Jaca Cortajarena, con prólogo de Leónidas de Vedia. Florencio de Basaldúa, Jaca y otros beneméritos vasco-argentinos escribieron también sobre temas vascos.