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Argentina

La defensa de Buenos Aires contra la invasión inglesa de 1806 fue dirigida por un hombre de gran prestigio social y moral, alférez de milicia, prior del Consulado y alcalde de primer voto en el Cabildo de Buenos Aires, el "vizcaíno" Martín de Alzaga y Olavarría, quien hacía frente a todos los gastos de la arriesgada empresa. Los apellidos euskaros denotan en forma innegable el origen de los consejeros que acompañaban al alcalde Alzaga: Pedro Miguel de Anzoátegui y Miguel de Esquiaga; como así también el asesor de Liniers, Vicente Anastasio de Echeverría. Mientras tanto, Juan Martín de Pueyrredón, criollo, pero hijo de un vasco, a su costo, reunió un contingente de hombres pero fue vencido en Perdriel. Las fuerzas de Liniers que venían de Montevideo y las de Alzaga, que luchaban en Buenos Aires, reconquistaron la ciudad el día 12 de agosto. Pero los ingleses se reorganizaban y su ataque produciría las batallas del 5 de julio del año siguiente.

Las palabras pronunciadas por el historiador argentino D. Eduardo de Urquiza, académico numerario de la Academia Argentina de la Historia, el día 2 de julio de 1957 en Transradio Internacional, expresan detalladamente la actuación vasca en estas memorables batallas. Las presentaremos en apretada síntesis: De inmediato, los vascos se unieron a los asturianos y formaron el batallón Cantabria, eligiendo por comandante al vizcaíno Prudencio de Murguiondo. En el momento de mayor peligro para Buenos Aires "surge con toda su importancia y se revela como un hombre providencial destinado a salvar la ciudad y con ella al virreinato, el vizcaíno Martín de Alzaga". Alzaga dispone el plan de defensa fortificando el centro de la ciudad. Se distribuyen armas, se emplean cañones, cada casa se convierte en un reducto inexpugnable. A las siete de la mañana del día 5 se ha generalizado la lucha. El batallón Cantabria cubre los puestos de responsabilidad. Manuel de Arrizabalaga actúa destacadamente en la rendición y captura de 150 ingleses en la calle San Miguel. En el Correo, la segunda compañía de "vizcaíno" rechaza a los ingleses. En la defensa de la iglesia de Santo Domingo muere el capitán José Santos de Irigoyen.

"Los vascos, que jamás se rinden y son tesoneros en todas sus empresas, luego de un conveniente cañoneo ordenado por Alzaga, llevan en conjunto con otros batallones de tropas estables y milicias un impetuoso ataque y retoman el baluarte con grandes pérdidas por ambos lados. Doña Benita de Segurola y Goicolea, de rancia estirpe euskara -segundo comandante del batallón- se bate al par de los soldados; su hermana, doña Eusebia de Segurola de Irigoyen -capitana- halla la muerte en defensa del convento paredaño a la nombrada iglesia; y doña Serapia de Segurola de Echeverría -camarada del tercio- batalla con arrojo al amparo y en defensa de su fe cristiana".

El comandante del batallón Cantabria, Prudencio de Murguiondo, realiza hazañas extraordinarias en las inmediaciones de Santo Domingo, "y con su ejemplar bizarría infunde mayor ánimo a los vascos". El vizcaíno Juan Pío Gana, jefe de un cuerpo de defensa de los Arribeños, muere destrozado por una bala de cañón. Un cirujano alavés, recién llegado a Buenos Aires, Jerónimo de Arechaga, destaca por su valentía cumpliendo con sus deberes profesionales en los sitios de mayor peligro. Estos son los hechos más salientes que protagonizaron los vascos en esta memorable gesta y de los que han quedado testimonios escritos. "Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos", n.º 30.