Sailkatu gabe

EUSKARA OBJETIVO (LENGUAJE: HIZKUNTZA)

Ideación. La facultad de comunicar ideas se halla íntimamente ligada a la de pensar, y, de ahí, el eterno problema de "lenguaje y pensamiento". En euskara tanto "pensamiento" como "alma" se expresan con la voz gogo, pero ya gogoeta es solamente "pensamiento", y también "meditación". Gogo se emplea también con la acepción de "mente": gure " gogoa" ezin dagoke "gogoeta" gabe, "nuestra mente no puede estar sin pensamientos". Que el punto de arranque de la facultad de idear, de ordenar las ideas, y de comunicarlas, arranque del centro común gogo, "alma", se ve claro, según la mentalidad vasca, en la frase anterior tomada del Diccionario de Azkue. Que la voz etxe, "casa", aparezca así, como una unidad significativa, tan simple, no quiere decir que lo sea. Si digo Etxeberri-goikoa, refiriéndome a un caserío determinado, la idea es singular y concreta y solamente válida para un grupo reducido de personas que conozcan ese nombre y su significado. Pero etxe, "casa", es toda casa, sea la que fuere, grande o pequeña, de un piso o de muchos, larga o ancha, fea o hermosa, de madera o de piedra, de un estilo o de otro. Toda una serie infinita de variantes se reduce a un modelo único, que es el concepto "casa". El término es válido para todos los hablantes y conocedores del idioma. Si digo ipiñi, "poner", y ezarri "poner", usados en dos dialectos distintos, cada término es válido solamente para quienes pertenezcan a una de las variedades dialectales respectivas. Habla y pensamiento corren paralelos y se interfieren, aunque no faltan quienes crean que se trata de un mismo proceso. En euskara, como en todas las lenguas, se distinguen con etiquetas distintas, gogoeta, uno, e izkuntza, el otro. Estas voces, llevan a situar el pensamiento en el nivel psíquico, del alma gago y a la lengua, en el nivel de la palabra itz. Al hablar de ideación, nos fijamos únicamente en los conceptos empleados y en sus combinaciones significativas. El pensamiento sería, pues, un contenido latente o potencial del habla, pero cuando hablamos, el contenido es conceptual, realización ideacional. Claro que se plantea el problema de las mutuas implicaciones de pensamiento, gogoeta, y lenguaje, izkuntza, y cuál es resultado de cuál o si no se simultanean las influencias. Desde luego, la palabra es más artificial que la idea. Hay niños que saben distinguir unas cosas de otras e incluso las piden con gestos incomprensibles porque no saben su nombre. El hombre edifica el habla sobre el pensamiento lo mismo que construye sobre el paisaje natural. El pensamiento sería, así, una facultad del alma en tanto el lenguaje una facultad cuyo punto de partida sería el pensamiento mismo.

La fonación no es el hecho esencial del lenguaje porque se pueden transmitir ideas, emociones y deseos por medios visuales, táctiles, etc., sino la captación de imágenes de la realidad misma, clasificándola, llegando a los conceptos comunes, específicos, genéricos, abstractos, etc., y relacionándolos entre sí: Pero el lenguaje, una vez desarrollado, desencadena la aparición de conceptos nuevos que repercuten luego sobre el pensamiento. En euskara existe una gran cantidad e afijos, principalmente sufijos, que se prestan de tal modo a la derivación y flexión, que por mecánica y por analogía, se llega a conceptos a veces inéditos para el hablante. Así, el sufijo -tu, que verbifica o "puede" verbificar a cualquier palabra, ha llevado a casos tan peregrinos como el zertu famoso y sus no menos famosas combinaciones a base de declinaciones y derivaciones de ese mismo zer, "que", llegando a formar complicadísimos párrafos, sin otro concepto que el ultra-abstracto zer. La facultad de la ideación descansa y se apoya, pues, de una parte en el pensamiento y de otra en el sistema virtual de la lengua. También es de señalar que el euskara, como ocurre con muchos idiomas de pueblos primitivos, y aun de pueblos salvajes, posee una inmensa riqueza de ideas abstractas, al lado de otra mayor de ideas de detalle. El sufijo, p. ej., -tasun, hace abstractos de cualquier concepto común: zuri, "blanco", zuritasun, "blancura"; jakin, "saber", jakintasun, "sabiduría".

El instrumento está a disposición de todo vasco-hablante. Al utilizarlo lo puede hacer por rutina, conscientemente, o por descuido, incluso descubriendo un concepto inédito. Y como el habla se hereda por vía tradicional de aprendizaje, de ahí, que el niño reciba conceptos hechos que le llegan desde afuera, despertando su facultad de pensar que luego, con el cultivo consciente, toma su revancha dominando al habla.