Sailkatu gabe

EUSKARA OBJETIVO (LENGUAJE: HIZKUNTZA)

Sintaxis anímica. En el terreno de lo anímico se presentan los fenómenos de la lengua transfigurados pero reales. En la estructura de la frase se apoya un reparto afectivo, de contundencia lógica o decisivo jugando un papel muy importante sobre todo en literatura y expresión hablada.

Los elementos afectivos, la fuerza de convicción de determinados juegos de palabras, la condensación léxica, la omisión con su correspondiente apretamiento semántico, la imposición volitiva, parece como que inmovilizan las articulaciones de la frase lógica volviéndola tensa. La carga emotiva, según como vaya distribuida, puede oscurecer la comprensión que es analítica en favor de una convicción en bloque.

Cuanto más afectiva es la expresión, más tiende hacia una forma sintética o dislocada. En los giros o expresiones se amalgaman los elementos en favor de una rápida comprensión. Si digo ¡Fuego!, todo se moviliza sin dar explicaciones lógicas: hay fuego en la casa, salgan ustedes si es que por sus propios medios pueden salir. Todo esto quiere decir aquella expresión de tan fuerte carga anímica que todo lo dice con una sola palabra.

Esto quiere decir, que la tendencia de lo anímico, cuando predomina el elemento emotivo, tiene tendencia a reducir a bloque la oración completa. En euskara no tenemos nada parecido, p. ej., a la poesía de Otero. Nuestra poesía tradicional es más apacible. En nuestra literatura moderna Lizardi se convierte en un transmutador de muy alta calidad. Sin saber cómo se llega a respirar en sus poesías -como dice Michelena-, la tremenda certidumbre de la caducidad de las cosas terrenas. Se percibe una noble serenidad de espíritu de quien espera descansar en la plenitud de Dios. Otero, en cambio, es bronco, desarraigado, compacto. Hay brusquedad, canto frenético, angustia, fuerza y nitidez, exactitud. Lizardi escribe en euskara, Otero escribe en castellano.

En Otero la frase deja ver un extraordinario dominio de la palabra. En eso coincide con Lizardi. Son casi, casi, la negación el uno del otro. El nihilismo, la desolación y el vacío de Otero contrastan con la fe serena de Lizardi que entrevé una meta de felicidad.

La sintaxis anímica nos lleva, pues, de lleno a la literatura pero también al habla misma, al uso normal de la lengua en la pedagogía y en las relaciones entre las personas: a la agudeza del comentario, a la eficacia de la explicativa o a la contundencia explicativa y captativa de quien escucha.