Sailkatu gabe

EUSKARA OBJETIVO (LENGUAJE: HIZKUNTZA)

Oír, escuchar, asentir. Así como el oir, entzun, requiere un montaje fisiológico, el órgano del oído, del mismo modo el escuchar requiere otro montaje pero esta vez psicológico y con especial acento en lo atentivo. Escuchar, aditu, significa también prestar atención.

Se suelen comenzar estos estudios por el hablar, por su especial acento activo en contraste con el pasivo del que escucha. Sin embargo, el sordo de nacimiento, gorra, no adquiere el lenguaje y por eso vive sordo-mudo. Ambos, hablar y oir, como dice muy bien Vossler, son las dos caras de una misma moneda. La lengua no se sabe si no se oye, y no se oye si no se habla.

En Euskalerria, por la especial situación de crisis por la que atraviesa el euskara, hay personas que hablan la lengua entre sí pero también hay personas que la entienden y no la hablan recurriendo al castellano o al francés para contestar. Este euskaldun lo es solamente a medias. Saber la lengua implica saber hablar y saber entender. Saber escribir es ya cultural, es mera alfabetización. El buen oír depende también de tener buen o mal oído lo mismo que sucede con la música y, de ahí, que unas personas aprendan fácilmente una lengua, y otras, no. Pero la percepción de la lengua depende también de la calidad del hablar, de su velocidad y contracción, de la pronunciación. También, escuchar y entender dependen de la calidad de la atención prestada y de su intensidad. Hay quién escucha a medias o que apenas escucha porque le gusta más hablar. Además, hay que saber escuchar lo que realmente se dice y no interferirlo con apreciaciones propias. Por eso se suele decir "soy todo oídos", zazpi belarrikin nago (lit. estoy con las siete orejas), o también adi-adi egon, "estar atento". El asentir o disentir de lo que otro dice suele acarrear expresiones como bai, ba, "si, pues"; orixe, "eso mismo", etc., o simplemente callarse o saber callar, que vienen a ser algo así como un eco de lo que se oye pero sin llegar a una contestación en regla. El oír y el escuchar acarrean, además, expresiones mímicas de agrado-desagrado, sorpresa, etc. Cuando el oyente escucha hablar en español o en francés va captando, paso a paso, lo que dice el hablante en esas lenguas eminentemente analíticas, pero cuando oye hablar en euskara sucede algo intermedio entre el oír hablar alemán y oír español. No hay que esperar hasta el final, en expectativa, como en alemán para darse plenamente cuenta de lo dicho, ni se va a administrar de a pocos como en español o francés. El oyente euskaldun sabe desde el comienzo de la frase si lo que se dice es afirmativo o negativo ya que en este último caso la flexión verbal negativa inicia el proceso en lugar de cerrarlo como en las afirmaciones positivas. El enfoque vascoes axiológico y es, delante de la afirmación, y detrás de la negación, cuando la espectativa tiene lugar en el hablar euskaldún.