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América

Descubrimiento y Conquista del Perú. El alavés Pascual de Andagoya en 1522, a los veinticuatro años, siendo gobernador de Panamá Pedrarias Dávila, empieza las primeras exploraciones de América del Sur. Pidió licencia "para ir a descubrir al cacique Perú en la costa adelante del golfo de San Miguel". Llegó hasta Cachama, territorio de la tribu de los Cueva. El cacique de Chochama le pidió ayuda contra la gente de Birú que le hacía la guerra. En una semana, con el cacique de Chochama, llegó al Birú, remontó un caudaloso río y sometió a los caciques que estaban en guerra. Aquí tuvo noticias del fabuloso imperio incaico. Náufrago y enfermo, volvió a Panamá con las primeras noticias de aquel país lejano. Ante las nuevas de Andagoya, dos hombres audaces, Pizarro y Almagro, asociados al clérigo Luque, toman en sus manos la empresa del descubrimiento y conquista del nuevo país. Luque, que había prestado algún dinero, pronto abandonó la empresa.

El nombre Perú, que se originó en aquel primer territorio explorado por Andagoya, era extraño al imperio incaico que se denominaba Tahuantinsuyo. Su grave enfermedad le impidió descubrir el fabuloso imperio y quedó como precursor. La primera expedición partió de Panamá en noviembre de 1524. Anduvo por la comarca que había descubierto Andagoya, combatiendo con los indios y el clima. Pero volvió de nuevo a Panamá a reorganizarse. Tras dos años de infructuosas exploraciones, en 1527, Pizarro y sus compañeros están en la isla del Gallo, maltrechos y hambrientos.

Llega de Panamá un barco al mando de Juan Tafur con órdenes de dar por terminada la expedición. Pero el indomable Pizarro trazauna raya en el suelo con su espada, la cruza e invita a hacerlo a los que quieran ir al Perú; "trece valientes le siguen, que llevan en la historia el mote de Los tece de la fama. Es un gesto más gallardo y dramático que el hundimiento de las naves por Cortés" (José Tudela, en Diccionario de Historia de España. Rev. de Occidente ). Entre estos famosos figuran Domingo de Soraluce y Rafael Ribera, descendiente de un Esquibel. Con las muestras que recoge de la riqueza incaica Pizarro se presenta en España. En julio de 1529 ya tiene las capitulaciones que le permiten la conquista del imperio incaico. Regresa a Panamá y en 1531, con 185 hombres y 27 caballos emprende la conquista definitiva.

Su socio, Diego de Almagro, es el que constantemente viaja a Panamá y lo provee de todo lo necesario. Contribuyen a las primeras fundaciones de Pizarro en el Perú los vascos Antonio Navarro, García de Salcedo y Juan de Abendaño. El 16 de noviembre de 1532, en Cajamarca, Pizarro y su gente apresan a Atahualpa, soberano de Tahuantinsuyo. La matanza de este día acaba con el imperio incaico, el más vasto y rico de América. El tesoro que reúne Atahualpa para rescatar su libertad es uno de los más ricos de la historia.

En el reparto que hace Pizarro participan los vascos Cristóbal de Mena, Juan Salcedo, Gómez Carranza, Lope Vélez de Guevara, Pedro de Aguirre, Nicolás de Azpitia, de caballería; Pedro de Vergara, Juan Pérez de Tudela, Gaspar de Marquina, Martín de Marquina, Francisco Martínez Zárate y Juan Vergara, de infantería. Esta lista consta en el Acta de la repartición del tesoro de Atahualpa, en la Colección Muñoz. Ms. Para ordenar y activar la remisión de los tesoros que formarían el rescate de Atahualpa, marchan al Cuzco "tres soldados particulares que fueron Pedro Moguer, Francisco Martínez de Zárate y Martín Bueno, los cuales, llevados en hombros de indios, reclinados en hamacas, anduvieron las doscientas leguas que hay de Caxamalca al Cuzco" (Quintana: Vida de Francisco Pizarro). Agasajados, por mandato de inca, se portaron como rufianes y contribuyeron a despertar la guerra contra el invasor. La marcha de los Pizarro al Cuzco fue combatiendo reciamente. En el acta de fundación del Cuzco, en 1534 (instalacion de la administración española), figuran: Antonio Navarro, García de Salcedo, Francisco de Castañeda y Tomás de Echeandía (Ispizua. Col. Muñoz).

Alarmados Pizarro y Almagro por la presencia de Pedro de Alvarado en Puerto Viejo (Ecuador) toman sus medidas. En el ejército de Alvarado, compuesto por gente muy lucida y principal, iban los vascos Cristóbal de Ayala, Pedro de Añasco, Mateo de Lazcano, Antonio Ruiz de Guevara, Lope de Idiáquez y Juan de Rada, "navarro, hombre de ingenio no vulgar" (Rada y su caballo habían sido heridos en combate con los indios). Alvarado, y Almagro se encontraron en las llanuras de Riobamba y llegaron a un acuerdo. La flota de Alvarado, unos doce navíos, y la tropa expedicionaria, pasaban a la emresa Pizarro-Almagro. Alvarado recibía cien mil pesos oro y debía volver a su gobernación de Guatemala. El acuerdo fue ratificado por Pizarro en Pachacámac, cerca de donde se emplazaría Lima. En 1535 Pizarro funda la Ciudad de los Reyes, en el valle de Lima, que luego sería la capital del Perú. En el acta de fundación aparece el veedor García de Salcedo, oficial del rey, hijo de Hernando de Salcedo. Estos posiblemente procedían de Güeñes (Vizc.), aunque no está plenamente demostrado. El primer alcalde de Lima fue Rafael Ribera que llevaba sangre vasca por su madre doña Beatriz Laredo y Esquibel.

Como ya se recordará, era uno de los "trece de la fama" de la isla del Gallo. En la sesión del 13 de Agosto d e 1535 fue recibido por regidor perpetuo Diego de Arbieto, natural de Orduña (Vizc.). En 1536 fue diputado de la ciudad y en 1537 tenedor de bienes de difuntos. En 1537 era Pedro Navarro procurador de Lima, alcalde en 1543 y más tarde regidor perpetuo, por real cédula. Ispizua nos da una lista de los primeros pobladores de Lima de origen vasco, según del P. Bernabé Lobo en su obra Fundación de Lima. En 1535, año de su fundación, Juan López de Recalde; más tarde, Pedro de Castañeda, escribano del cabildo; el veedor García de Salcedo, ya citado; Juan Berrio, encomendero de Jauja; Pedro Navarro, también citado; Francisco e Isasaga, encomendero en Guamanga; Luis García San Mamés, Jerónimo Zurbano, Bachiller Guevara y Juan de Larrínaga. A todos ellos se les otorga solar en la nueva ciudad.

Jerónimo Zurbano era sobrino de los oidores del Consejo Real Leguizamo y Aguirre, fue naviero en el Pacífico y persona de mucha categoría. Juan de Larrínaga peleó en Chupas, a favor de Almagro y después tuvo el mando de un navío. Juan de Larrínaga Salazar, llegado más tarde al Perú, fue electo dos veces alcalde ordinario de Lima y era natural de Bilbao. Los dos dejaron allí numerosa e ilustre descendencia. Cuando en 1534 Almagro funda Trujillo, entre los primeros fundadores se encuentran varios de apellidos vascos: Pedro Gonzalo de Ayala, Francisco Pérez de Lazcano, Pedro Lazcano Gaona, Domingo de Soraluce (uno de los "trece de la fama"), Juan de Ureña, Juan Villafranca de Lazcano, Francisco de Zamudio e Iñigo Ortíz de Zúñiga. En su primer ayuntamiento (1536) aparece como regidor el citado Domingo de Soraluce, con el distintivo de "caballero de la espuela dorada" por su comportamiento en la isla del Gallo.

En 1535-1538 aparecen en el ejército de Diego de Almagro, en su lucha con Hernando Pizarro, Lope de Idiáquez, Rodrigo de Salcedo, Vasco de Guevara, el guipuzcoano Marticote y Juan de Rada, apoderado y hombre de confianza de Almaro. Este ejército había estado ya en Chile haciendo su descubrimiento. Pero Almagro había decidido volver al Cuzco después que Rada le llevara las providencias que le había traído H. Pizarro de España. En la batalla de las Salinas (26 de abril de 1538) intervinieron muchos vascos. Hemos podido encontrar algunos nombres: Pedro de Vergara, Diego de Urbina, Alonso Pérez de Esquivel, Alberto de Orduña, Alonso de Mendoza y un Anduiza que lucharon por Pizarro. Por Almagro los ya citados del ejército de Chile. Estas listas son incompletas, habría que revisar con cuidado la documentación de los países americanos, sus grandes historias nacionales y sumergirse en ese fondo inmenso del Archivo de Indias. Entre los muertos por los soldados de Pizarro salen nuevos nombres: Juan de Urrutia, Pedro de Salazar, Esteban Francisco de Miravalles, Alonso de Ariza, Pedro de Leguizamón y Juan de Armenta. Fueron encerrados en prisión, además de Diego de Almagro y su hijo, Juan de Rada, Lope de Idiáquez, Juan Ortiz de Zárate y Vasco de Guevara, además de sus principales capitanes supervivientes. El vasco Juan de Balsa representaba a Diego de Almagro en el proceso incoado por Hernando Pizarro. Al cabo de tres meses en prisión, Almagro recibió garrote en la cárcel y le fue cortada la cabeza en la plaza de Cuzco (1538).

Después de la batalla de Salinas los almagristas fueron desterrados del Cuzco. Diego de Almagro, hijo, y Juan de Rada quedaron como huéspedes-presos en las casas de Pizarro en Lima, pero pronto fueron puestos en libertad, despojados de todos sus bienes. Almagro declaraba en su testamento que tenía una gran suma de dinero con el gobernador de la que dejaba por heredero al rey. En virtud de uan provisión real nombraba gobernador de Nueva Toledo a su hijo Don Diego y hasta su mayoría de edad a Don Diego de Alvarado. Las reclamaciones a este respecto no obtuvieron respuesta, pero se anunciaba la llegada de Vaca de Castro como juez en comisión. Recordemos que la jurisdicción de el Cuzco entre las gobernaciones de Pizarro y Almagro estaba aún en litigio. Los almagristas sospechaban que Vaca de Castro venía a favorecer a Pizarro y empezaro a armarse. Muerte de Pizarro. Almagro "el mozo". La entrevista Rada-Pizarro se verificó ante los rumores de que el gobernador intentaba detener a los almagristas. Rada, que hacía de padre el joven Almagro, salió mal impresionado y decidió en su ánimo la muerte de Pizarro. Al día siguente de San Juan los acontecimientos se precipitaron. Sobre estas horas dramáticas hay versiones contradictorias.

El P. Vizcaino (P. Domingo Ruiz, cuyo apellido verdadero no se sabe) de quien más adelante expondremos sus andanzas al frente de sus arcabuceros, al ver que Pizarro no salía a misa (día 26), según costumbre, fue a averiguar. Pizarro le dio el encargo de celebrarla en sus aposentos y fue la última que oyó el Gobernador. Este clérigo llevó al joven Almagro la noticia de la existencia de una orden de detención contra su persona y los suyos. A los rumores de la llegada de Vaca de Castro, con provisiones reales perjudiciales a Diego de Almagro (el Mozo), se agregaba ahora la noticia de su inminente detención. Rada reaccionó violentamente. Arengó a los suyos, animándolos a vindicar aquel día la memoria de Diego de Almagro (el Viejo), vengando su ignominiosa muerte. Esto ocurría a media mañana del 26 de junio de 1541.

Los almagristas, capitaneados por Rada, asaltaron tumultuosamente las casa de Pizarro. Acorralado en su recámara, se defendió bravamente empuñando su espada conquistadora. Martín de Bilbao le dio la primera estocada y otros le asestaron varias más. Una de ellas le atravesó la garganta y cayó al suelo. Hizo con su sangre una cruz en el pavimento y la besó antes de morir. Contaba Pizarro 63 años, era soltero y dejaba tres hijos y una hija. Aficionado a la pelota, tenía en sus casas un frontón. Su gobernación se extendía desde la actual Sucre (villa de Plata), hasta Cartago, en Colombia. Acompañaban a Rada, entre otros, los vascos Martín de Bilbao, Juan Sojo, Bartolomé de Arbolancha y Martín de Zazo. Entre los heridos que defendían al gobernador se encontraban Francisco de Vergra y Juan Ortiz de Zárate. Después de la muerte de Pizarro, Diego de Almagro (el Mozo) fue proclamado gobernador interino, a la espera de la provisión real que traía Vaca de Castro.

Las medidas de gobierno de Juan de Rada fueron buenas, reconocidas luego por el mismo Vaca de Castro. En la finca de Pizarro se halló un millón de pesos en oro que se distribuyó entre los almagristas. Posiblemente esta suma era la que decía en su testamento Diego de Almagro, el Viejo, tener con el gobernador y que dejaba al rey. Muchas personas influyentes no acataban a la nueva autoridad. Los grandes intereses de las minas de Porco estarían más seguros bajo la autoridad real que representaba Vaca de Castro, ya en Popayán (Colombia), camino del Perú. Procedentes del Alto Perú llegaron al Cuzco con sus huestes, en ayuda de Vaca de Castro, Lope de Mendieta, Alonso de Mendoza y Gabriel de Mendoza. Rada fue nombrado general del ejército de Almagro, sargento mayor Juan de Olea y capitán de mar Francisco de Zaldívar.

Este ejército contaba con 517 soldados, habiendo entre ellos cien caballeros hijosdalgos y todo él estaba formado de gente bien lucida, al decir de los cronistas de la época. En marcha hacia el Cuzco, enfermó su general Juan de Rada. En Guarochiri nombró generales a Cristóbal de Sotelo y a García de Alvarado. Poco después fallecía en la ciudad de Jauja. Con la muerte del navarro Juan de Rada, Almagro pierde su más leal y prudente consejero. Pronto, antes de la sangienta batalla de Chupas, la rivalidad de los dos generales almagristas se dirrimió con la muerte de Sotelo a manos de Alvarado. La batalla de Chupas de dio el 16 de septiembre de 1542. Por ambos lados había vascos, aunque más numerosos por el lado almagrista. Citaremos algunos destacados: Martín de Bilbao, uno de los matadores de Pizarro, Juan de Aguirre, Pedro de Oñate, Bartolomé de Arbolancha, Francisco de Mendibar, Marticote, Juanes, Juan Ortiz de Zárate, Juan de Larrínaga, Sancho de Lecandi, Diego de Lagorta y Francisco de Zaldíbar. Por Vaca de Castro, enviado real, los ya citados Mendieta y Mendoza, Pedro de Vergara, Lorenzo de Aldana, posiblemente Lope de Aguirre y otros muchos que habría que buscar enn los documentos de la época. Almagro el Mozo fue decapitado en la misma plaza que su padre.

Las Nuevas Leyes. La implantación de las Nuevas leyes, que favorecían a los indios, levantó a los encomenderos del Perú, capitaneados por Gonzalo Pizarro,hermano del conquistador, el hombre más rico del Perú. El día 17 de mayo de 1544 entraba en Lima su primer virrey Blasco Núñez Vela, cuyo cometido era el de hacer cumplir las leyes y establecer la Real Audiencia. Su primera medida fue confinar en un barco a Vaca de Castro. La flamante Audiencia, formada por los oidores que él mismo había traído de España, suplantó su autoridad y lo desterró de Lima. El licendiado Pedro Ortiz de Zárate, natural de Orduña, había llegado con el primer virrey Blasco Núñez Vela y otros tres oidores a fundar la Real Audiencia. Trae consigo a su esposa D.ª Catalina de Uribe y Salazar y al hijo mayor, el capitán Pedro Ortiz de Zárate.

Con el licenciado Ortiz de Zárate llegaba a Lima su joven pariente, Juan de Garay, futuro fundador de Buenos Aires. Vaca de Castro huyó a España y el virrey se refugión en Tumbes, donde organizó su ejército. Gonzalo Pizarro y su maestre de campo, el famoso Francisco Carvajal, entraron en Lima el 28 de octubre de 1544, sometiendo a la Audiencia que se había erigido en autoridad suprema. En el complot urdido para libertar al virrey andaban Melchor Verdugo y Lope de Aguirre que, ante las dificultades, embarcaron para Nicaragua con el P. Henao. El 18 de enero de 1546, tras dos años de persecución, Gonzalo Pizarro derrota y da muerte al virrey Blasco Núñez Vela en Añaquito. Por este tiempo (1544-1547) fue gobernador de Lima, por Pizarro, el vasco Lorenzo de Aldana. Entre los procuradores que habían firmado la petición, solicitando la gobernación del Perú para Gonzalo Pizarro, figuraban Juan Vélez de Guevara, procurador del Cuzco y Diego de Urbina por Puerto Viejo. Lope de Mendoza, Diego Centeno, Nicolás de Heredia, Alonso Pérez de Esquivel y el P. Vizcaino, ya mencionado cuando la muerte de Francisco Pizarro, representan ahora la resistencia al nuevo estado de cosas. Francisco de Carvajal, el demonio de los Andes, se encarga de perseguirlos y dar muerte a Lope de Mendoza y a Nicolás de Heredia.

Este personaje indomable, fuete y enérgico a sus pasados ochenta años, es uno de los fenómenos de la época. Sus cartas a Gonzalo Pizarro son dignas de estudio. Su incitación a coronarse rey del Perú, "pues no hay rey traidor", y otras sugerencias de orden militar, son notables. Su personalidad, aunque es equilibrada, tiene mucha semejanza con la de Lope de Aguirre. En 1546 era secretario suyo el vasco Pedro de Abendaño y contador de Lima el luego historiador Agustín de Zárate, oriundo de Orduña. Pizarro había enviado su flota a Panamá, al mando de Pedro de Hinojosa, para cerrar el paso hacia el Perú. El licenciado La Gasca, clérigo, plenipotenciario real, sumamente hábil para atraerse a las personas que le interesaban, se captó la confianza de Hinojosa, que se pasó con su flota. Lorenzo de Aldana, enviado personal de Gonzalo Pizarro para parlamentar con el enviado real, llega a Panamá y sigue el ejemplo de la flota. Estos síntomas son reveladores de lo que va a ocurrir a su llegada al Perú. El día 8 de abril de 1548 las huestes de Pizarro y La Gasca se encuentran en Xaquixaguana. Los que habían alentado a Pizarro en su rebelión se pasan, sin combatir, al pendón real. Pizarro y Carvajal caen prisioneros, son enjuiciados y ejecutados en el mismo campamento. En la sentencia que condena a muerte a carvajal, figuran como testigos Pedro de Zárate y el P. Hernando Ortiz e Zúñiga.