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América

En las más viejas tradiciones de los marinos vascos, repetidas por gran número de historiadores, se afirma la llegada a las costas de América de los navegantes vascos en el siglo XIV. Persiguiendo a la ballena (Balaena Bizcayensis o Euskariensis) descubrieron Terranova, las costas del Canadá y de la América del Norte actual. Ya en esas latitudes, descubrieron el bacalao y comercializaron su pesca. Se decía también que fue un marino vasco el que informó a Colón sobre la existencia del continente americano. Humboldt nos habla de otro marino vasco, llamado Derazu, que habría compuesto una memoria manuscrita acerca de esto, según respetables tradiciones orales. El abate Prevost en su Histoire des voyages, Monglave en L'Énciclopëdie moderne y E. Reclús en su Nueva Geolografía Universal reconocen el descubrimiento de la península del Labrador y golfo de San Lorenzo por los vascos pescadores de bacalao. A. E. brehm, en su Historia Natural, nos dice que los vascos empezaron a llegar a tierras americanas en 1372, cuando conocieron la brújula.

La lista de autores que afirman la prioridad vasca sobre Colón, sin contar nuestros modernos Labayruy, Izpizua, Garat y otros, es nutridísima: Los Extractos de las Juntas de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, de los años 1771, 1775, 1777 y 1781, contienen, principalmente, los testimonios de una tradición oral, muy digna de respeto, pero que no avanza documentalmente en el pasado de los siglos, nos dice Enrique de Gandía. La información que levantó Guipúzcoa en 1697 para no perder sus derechos de pesca en Terranova, aporta los testimonios de 15 personas sobre los viajes de los marinos vascos a esas tierras desde tiempos inmemoriales.

La toponimia en boca de estos bravos marinos fluye como algo familiar, conocido de siempre: Bahía de Vizcaya, Buruchumea, macallua, Bacalhao, Buru Andia, San Lorenzo Chumea, San Lorenzo Andia, Michele Portu, Opor Portu, Portuchua, Echaide Portu, Ulicillo, Barrachoa, Ederra, Auguchan, Antón Portu, Biarritz y otros. Esta tradición de los viajes vascos pre-colombinos, transmitida oralmente, pues su civilización era esencialmente oral, presenta un rebrote en 1775; un escrito de la comunidad de San Juan de Luz y Ciburu al alcalde de la ciudad normanda de Dieppe. En este escrito que se conserva en el archivo de los Bajos Pirineos, c. 336, afirma una vez más la presencia vasca en América del Norte 120 años antes que Colón. Los autores del escrito se apoyan en los escritos flamencos Corneille Wisfler y Antoine Magin.

La rigurosa crítica histórica combatió esta temprana presencia vasca en América alegando la falta de documentación de la época. Pero el historiador medieval prueba, de un modo terminante, que los pescadores de ballenas y bacalao llegaban en sus excursiones al noroeste de Islandia y a las costas de América (Antilla) en el año 1414 (mapa de Viladestes, de esta fecha, y globo de Behaim, de 1492), y que en 1436 (mapa de Andrea Bianco) ya conocían la isla Stokafixe -bacalao- (Terranova). En su bella y exhaustiva obra Primitivos Navegantes Vascos (Ekin. Buenos Aires, 1942), Enrique de Gandía termina su investigación con estas autorizadas palabras:

"estas conclusiones presentan a los navegantes vascos como los más osados de la Edad Media y los primeros que llegaron a las costas de Terranova antes de 1436".