Léxico

LIBRO

La revolución técnica. No sólo fueron los cambios políticos, sino que las transformaciones de toda índole, en plena revolución industrial, permitirán el desarrollo del libro. Su abaratamiento progresivo, a raíz del aumento de las tiradas y gracias al empleo de nuevos procedimientos tecnológicos, venía a satisfacer la creciente demanda. El libro pasó de ser un producto de lujo a convertirse en una necesidad cultural o de ocio para amplios sectores de la sociedad. El papel comenzó a fabricarse en hoja continua y el proceso para la obtención del mismo se realizaba por medio de la pasta de madera, obtenida mediante la trituración, y tratada posteriormente con cloro y bisulfitos para obtener una celulosa pura. Las técnicas de impresión y composición mejoraban cualitativamente: la prensa de imprimir plana es inventada por F. Kóenig, el francés Hipólito Marinoni se convirtió en el constructor más importante de máquinas de imprimir (especialmente rotativas) y avanzado el siglo empezó a funcionar la composición por estenotipia. Finalizando el siglo XIX un relojero alemán emigrado en los Estados Unidos, Ottmar Mergenthaler, inventó la linotipia (1886) y diez años más tarde comenzó a funcionar a pleno rendimiento la monotipia. Los grabados de los libros mejoraron la calidad con el perfeccionamiento de las técnicas de reproducción. En un primer momento se reintrodujo la reproducción de los grabados de madera (boj), que permitía imprimir simultáneamente el dibujo intercalado en el texto, para ser sustituida esta técnica a finales del siglo XVIII y, sobre todo, en el siglo XIX por la litografía (los dibujos se realizaban en una piedra porosa y se les daba consistencia con una goma acidulada). Posteriormente la piedra calcárea se sustituyó por planchas de cromo-cromolitografiado- o cinc -cincograbado- y después por el aluminio anonizado. Sin embargo, el impulso más importante que facilitó la ilustración de libros -y periódicos- fue el fotograbado, que permitió la reproducción de dibujos y fotografías en una plancha metálica -generalmente de cinc-, por la acción química de la luz actuando sobre una preparación superpuesta.