Concepto

Carnaval (versión de 1977)

Personajes.
Las máscaras. La temporada del carnaval mitológico se caracteriza en primer lugar por el disfraz mediante el cual el participante pierde la identidad ante los demás con la libertad correspondiente para la broma, la burla, el abuso, el desorden, producción de molestias como lanzar ceniza al público, meter ruido y toda clase de libertades más o menos admisibles aún en el seno del mismo carnaval. Las máscaras que toman parte son el mozorro, nañarro, kukumarro, txantxo, mamu o xarrabaldo. Estas máscaras llevan la cara tiznada con hollín y grasa. Las indumentas pueden ser limpias y rituales como en el caso de los danzantes y músicos, o sucias, viejas y rotas como en la generalidad de los disfraces más populares. Todavía no hace mucho en algún pueblo de Nav. los niños cantaban a las máscaras, "mudao zarratrako, triko triko trako, una abarca y un zapato, no me meterás al saco". Eso de mudao, derivado de "mudo", se refiere a que la máscara, ya que no habla durante el carnaval como se hace normalmente sino en un guirigay chillón y afectado que impide identificar a la persona. Los jóvenes que tomaban parte en los carnavales se disfrazaban generalmente en grupos muy reducidos, en los desvanes y en secreto. Para asegurar el anonimato se salía furtivamente por alguna puerta trasera de la casa que diera a un huerto o al monte. Dice Barandiarán: "En muchos pueblos son pequeños grupos de jóvenes los que hacen la cuestación por las casas. Visten, o vestían, en la región de Atáun, a principios de este siglo, pantalón blanco muy ribeteado y con figuras de manos humanas encima de las rodillas, camisa blanca, ceñidor rojo, pañuelos de seda de varios colores que pendían de la espalda, otro pañuelo de seda al cuello y otro de hilo blanco que cubría la cara, y alpargatas blancas en los pies. Por su vestimenta y disfraz, éstos recibían el nombre de mozorro-txuri "enmascarado blanco". En estos grupos de jóvenes, pulcramente vestidos, a veces había algún muchacho con traje de mujer, o chicas con vestidura de muchacho En cada grupo había un mozo mal trajeado, con disfraz de trapo negro o de piel de animal con dos orificios para los ojos y proyectado hacia adelante de tal modo que pareciera morro de fiera, y con un palo terminado en trapo -satar-aga- o con un bastidor de listones llamado sorgin goaiziak. Era el defensor del grupo. Su nombre: mozorro-beltz "enmascarado negro" o zatar "feo". El arma llamada sorgin-goaiziak "tijeras de bruja" era un sistema de cruces hechas con listones y enlazadas en serie mediante ejes que les permitieran gizar. Los brazos libres de un extremo servían de mangos del aparato y los del otro extremo eran las hojas de la tijera. Separando o juntando los mangos, el sistema se contraía o se prolongaba en ademán de atenazar a quien se hallase delante. Con este instrumento o con el satar-aga defiende el zatar a su grupo y persigue a los chicos que vienen a molestarlo. [Este artefacto, formado por dos zigzags superpuestos y articulados, era utilizado en Wanyamuwesi (Africa oriental) como oráculo en las expediciones. Si lanzado hacia el consultante, quedaba abierto, anunciaba una expedición feliz; de lo contrario, sería infeliz. Con esta explicación figuzaba un ejemplar de este aparato en el Museum für Völkerkunde de Berlín allá por los años de 1920 a 1922]. Hay que distinguir, pues, entre estas máscaras, las limpias y las harapientas, y los personajes de danzas, pastorales, cabalgadas, juegos y otros actos de la temporada. Y también ha de tenerse en cuenta que la costumbre de enmascararse y usar disfraces tenía lugar en otras fiestas del año como San Juan, San Pedro, San Marcial, según los casos.

Monigotes quemados. Parece ser que un monigote representando al Carnaval o a algún mito hoy desconocido, era quemado al final del mismo o un día determinado según los lugares. Entre ellos podemos citar el aitandixarko y el amandixarko de Isaba y Uztárroz, Nav., que parecen paralelos al Aittunaundiya y Amiñtxikiya, de Arbizu, Nav., quemados en la tarde del domingo, al atardecer. En Ocáriz se quemaba el "hombre de paja" u Hombre Malo, el martes de carnaval. En Zalduendo, Alava, un mozo montado en un burro llevaba el gran muñeco llamado Marquitos. Le acompañaban los mozos y el txistulari para hacer un recorrido por las calles. Después lo dejaban colocado en la punta de un madero clavado en tierra en la plaza. Se hacía una cuestación por las casas y se colocaba finalmente al Marquitos sobre un carro tirado por bueyes. En el interior del carro se hallaba oculto un "predicador" grotesco que salía en el momento oportuno vestido con un mantón rojo y la cara tiznada de carbón y hollín grasoso. Echaba una perorata estúpida de misionero. Al pobre reo Marquitos le ponían un cartucho de dinamita en la tripa y terminaba junto a un árbol de pie y firme. El final de la fiesta consistía en una cena del alcalde, txistulari y alguacil. Se , quemaba como epílogo un montón de matorrales traídos del monte. Los demás muñecos quemados se enumeran al describir las mascaradas y fiestas carnavaleras.

Zanpanzart. El nombre zanpantzartak es de origen gascón; proviene del nombre Saint-Pansart (San Panzudo), personaje importante del carnaval vecino. Este nombre se usa desde Guip. oriental (Orio, Irún) hasta Zub. pasando por Lab. y B. Nav. En el martes de carnaval se cantaba en Orio: gaur dala Maria kale Que hoy es María calle biar dala Zanpantzart que mañana es egin dezagun arte hasta que la piel tripan narruak zart. estalle en la tripa. Zanpanzart era un monigote gordo, panzudo y grotesco al que se paseaba por las calles para acabar quemado el martes después de juzgado y condenado. En Ustáritz se le quemaba junto con su mujer y hombres vestidos de plañideras que se retorcían en el suelo lanzando grandes gritos. En Sara, Lab., se le castigaba por blasfemo. En Lequeitio era recordado por la fórmula: egin dozue Zanpantzart ta Mari galleta, "habéis hecho Zanpantzart y Mari Galleta". El Zanpantzart solía ser juzgado por la Cuaresma representada por un personaje flacucho y pálido con traje blanco repleto de colas de sardina, como en Bayona, donde después de quemarlo arrojaban las cenizas al Adur. En algunos lugares (Liginaga) lo queman el Día de Ceniza. Por este motivo el Día de Ceniza recibe los nombres de Hautsez-eguna y también Pantzar-eguna, verdadero momento en que coexisten los dos nombres el de final de Carnaval y el de iniciación de la Cuaresma. La misma suerte corre el Miel-Otxin, de Lanz, Nav.