Destrucción de Pamplona. Vuelve Carlos a Francia enemistado con todo el territorio que va de Zaragoza a Barcelona. Ibn al-Arabi, libre, junto con sus hijos, puede ya oponerse al Emperador si intenta regresar por Huesca que sería el camino más corto desde Zaragoza. Su despecho lo pagan los vascones de Pamplona. Los «Annales», más próximos a los hechos, se limitan a consignar que Carlomagno destruyó Pamplona sometiendo a los vascones y navarros y que Pamplona era ciudad de los Navarros. Los nuevos «Annales Regii», añaden que volvió a Pamplona pero añadiendo también que arrasó los muros de la ciudad a fin de que no pudiera rebelarse en lo sucesivo: «Pompelonem, revertitur. Cuius muros, no rebellare posset, ad solum usque destruxit, ac regredi statuens, Pyrinei saltum ingressus est». (Nuevos Annales Regii). Arrasó al suelo los muros de la ciudad a fin de que no pudiera rebelarse, y, determinando regresar, se internó en el paso de los Pirineos. En el s. X, mucho más tarde de los hechos, los cronistas interpretan mal sus fuentes y entran en escena los sarracenos como poseedores de Pamplona cuando Carlos se retira hacia Francia. Son, fundamentalmente dos, Regino de Prum y los «Annales Mettenses» posteriores: «Eiectis itaque Sarracenis de Pampilona, murisque eiusdem civitatis dirutis, Vasconibusque subiugatis, in Franciam revertitur». (Regino Prum abbas. Chron Pertz, «M. G. H.», I). Habiendo sido también arrojados de Pamplona los Sarracenos, destruidos los muros de la dicha ciudad, subyugados los Vascones, volvió a Francia. Este cronista, que escribía ciento treinta años después de los sucesos, confiesa que ha seguido la «Vita Karoli» de San Eparchii, donde no se menciona para nada a los sarracenos. El otro texto importante es este otro de los nuevos Annales Mettenses que tampoco respetan a sus antecesores: «Post haec, eiectis Satracenis etiam de Pampilona, murisque eiusdem civitatis dirutis, Hispanis, Wasconibus et Navarris subiugatis, in Franciam reuertitur». (Annales Mettenses posteriores). Luego de esto, habiendo sido arrojados también de Pamplona los Sarracenos, destruidos los muros de la ciudad; habiendo sometido a Hispanos, Vascones y Navarros, se vuelve a Francia. Comienza a sonar el nombre de los navarros desde la desmembración de Vasconia en 768 por Carlomagno, quedando cada región y comarca a su propia iniciativa. Debió de ser un pequeño territorio en la comarca de Estella hacia Pamplona que en este momento se cita como plaza suya. Es de destacar que las fortificaciones de Pamplona eran de construcción romana y muy importantes. Por la descripción que acompaña a la carta «De Laude Pampilone epistola» se sabe que su recinto amurallado, de sesenta y tres pies de espesor, ochenta y cuatro de altura y mil diextras de perímetro, estaba jalonado de setenta y siete torreones.