Concepto

Batalla de Roncesvalles

La decisión de volver a Francia. Rehenes. Como acabamos de decir, la noticia quizá inesperada de la rebelión de los sajones hizo cambiar el rumbo de los acontecimientos cuando Carlos decide volver a su patria. La noticia escueta la dan ya los Annales Regii: «Ibi obsides receptos de Ibin al Arabi et de Abutauro (Abu Thawr) y de multis Sarracenis...» (Annales Regii). Recibidos entonces los rehenes de Ibn al Arabi y de Abutauro y de muchos sarracenos... Los Annales Pectiviani añaden alguna precisión más pero sin aclarar el problema de dónde fueron entregados los rehenes, si durante la ida a Zaragoza o ahora al abandonar el asedio. «Deinde accepit obsides in Hispania de civitatibus Abitauri atque Ebilarbii quorum vocabolum est Osca et Barzelona necnon et Gerunda. Et ipsum Ebilarbium (Ibn al-Arabi) vinctum duxit in Franciam». (Annales Pectíaviani, edic. «Bouquet», Recueil... V, p. 14). Luego recibió rehenes de Hispania de las ciudades de Abitauro y de Ezirlabio, que son las llamadas Huesca y Barcelona y Gerona. Y se llevó a Ibn al-Arabi, vencido, a Francia. Los Annales Laureshamenses solamente refieren la noticia de la llevada a Francia del jefe sarraceno: «Et ibi venit ad eum Abinalarbi, alter rex Sarracenorum quem et fecit adducere in Francia». (Annales Laureshamenses). Y entonces fue a él Ibn al-Arabi, otro rey Sarraceno, al que hizo conducir a Francía. La noticia de la sublevación de los sajones, que precipita el desenlace del asedio de Zaragoza y el apresamiento de Ibn al-Arabi, la dan con detalle los Annales Anniani. «Et dum in illis partibus moraretur Saxones, perfida gens, menciens fidem, eggressi de finibus suis, venerunt usque ad Renum fluvium, incendendo omnia atque vastando; et cum reverterentur cum preda magna, pervenit nuncius ad Karolum regem adhuc in Spania degente. Quo audito, festine reversus est in Franciam». (An. Annian.). Y mientras estaba por allí, los sajones, gente pérfida y falsa, saliendo de sus límites se llegaron hasta el río Rin, incendiándolo todo y devastándolo; y cuando se retiraba con su inmenso botín llegó el anuncio al rey Carlos que continuaba en Hispania. Este, al oirlo, regresó apresuradamente a Francia. En parecidos términos se expresa la «Crónica Moissiacense» ya que dice, según traducimos, que «cuando estaba en esos lugares, la pérfida raza sajona, faltando a la palabra dada, salió de sus fronteras y llegó al Rin, incendiando y devastándolo todo. Y como ya el rey Carlos se volvía con gran botín, un mensajero llegó hasta él, cuando aún se encontraba en Hispania. Al enterarse de la noticia, apresuró su vuelta a Francia» (Chron. Moissiac., Bouquet V. p. 70). Carlos se encuentra ahora en país enemigo entre dos sectores nada semejantes: los dominios de Abu Thawr e Ibn al-Arabi, regiones de Huesca, Gerona y Barcelona y la tierra inquieta de los vascones. Ahora los dos grandes ejércitos forman uno solo al mando directo del Emperador. Necesitan más de una semana para alcanzar el Pirineo por el camino más corto, Somport o Roncesvalles. Según los textos que acabamos de transcribir, los jefes musulmanes Suleimán ibn al-Arabi, de Barcelona y Gerona, y Abu Thawr, de Huesca, habrían, según unos, entregado los rehenes en Pamplona, y durante la expedición, en Barcelona y Huesca, según otros. Pero ya hemos visto que los «Annales Regii» y los «Mettenses» consignan que fue en Zaragoza. Esto nos coloca en el dilema de admitir una de estas tres soluciones: 1. Los jefes árabes entregan rehenes durante la ida a Zaragoza, en Barcelona, Gerona y Huesca. 2. Los jefes árabes acuden a Pamplona cuando Carlos se ha apoderado de la ciudad a rendirle su acatamiento y entregar los rehenes. 3. Entregan los rehenes en Zaragoza, ante el fracaso de la operación, y ante la de cisión de volver cuando haya sido sofocada la rebelión de los sajones. Las tres soluciones son posibles aunque parece la más a tono con los acontecimientos la tercera. En este último caso, como el asedio fue muy largo, culminarían los hechos con el apresamiento del propio Suleimán Ibn al-Arabi como prenda mucho más valiosa para asegurarse la retirada por Somport o Pertus.