Léxico

VITIVINICULTURA

Siglo XIX: revolución enológica. El s. XIX iba a suponer una auténtica revolución en la Rioja alavesa atenazada por los viejos problemas descritos por los Amigos del País. El ferrocarril Bilbao-Tudela, las carreteras permitieron la salida rápida del vino antes de que cumpliera el año y se perdiera. Pero la pobreza y la escasez de capitales impedían innovar en lo tocante a la conservación y envejecimiento, lo que en otros lugares, como Burdeos, era ya una tradición de refinamiento. Las Juntas alavesas, a instancia de los procuradores de Laguardia, se preocupan a mediados del siglo por el tema. La Diputación alavesa trató de subsanar por acuerdo de 1860 el problema contratando al enólogo Jean Pineau que, establecido en Laguardia, explicó la técnica de la crianza del Médoc. Pero la inyección económica se produjo desde la vecina Bizkaia. Un vecino de Orduña, Tomás de Armentia, había sustituído los estanques de mampostería por tinas de madera, multiplicando para 1865, el trasiego de caldos. Será Camilo Hurtado de Amézaga, Marqués del Riscal, encartado propietario de tierras en Elciego (Fernández Ibáñez, 1983), el que, en los años que preceden a la segunda carlistada, monte en Elciego una bodega moderna supervisada por técnicos bordeleses y el ingeniero logroñés Bellsolá. Se introducen mejoras en la vendimia, el abonado y en la poda, se importaron algunas cepas Cabernet-Sauvignon, Malbeck y Sémillon rouge, etc. El éxito en las Exposiciones internacionales a las que presenta sus productos consagra el nuevo tinto riojano de Alava.