Orígenes remotos. Respecto a la autoctonía de la viña y su producto, el vino, es difícil pronunciarse de forma tajante aunque suele considerarse que aceite de oliva y vino, como factores habituales de la dieta mediterránea, fueron introducidos en Vasconia, tanto desde Burdeos como desde el Ebro, por la cultura romana. Vestigios vitivinícolas de época romana en Liédena, Cascante, Falces, Funes, etc. dan cuenta de la existencia de esta industria, a lo que hay que añadir la navegabilidad del Ebro que permitiría el trasiego de excedentes. "Poca duda cabe de que el vocablo para designar el "vino" entre los vascos es de origen autóctono" -dice Agud (1983)- pero, advierte, "resulta más oscuro saber si se empleó primero para designar otra bebida fermentada, quizá más suave, desplazada luego, como ocurrió con los pueblos centro-europeos al llegar a las riberas del Mediterráneo, o desde un principio designó el vino."