Lexikoa

HIERRO

La fundación de AHV. Un hito crucial en la historia siderúrgica vasca, semejante a la fundación, en 1841, de la Santa Ana de Bolueta, lo constituyó la creación de la sociedad Altos Hornos de Vizcaya, S. A., con la aportación de las instalaciones de Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero de Bilbao, Sociedad de Metalurgia y Construcciones La Vizcaya y Cía. Anónima Iberia. Además de las instalaciones propiamente siderúrgicas, poseía la empresa al ser fundada cuatro minas de hierro, una vía férrea minera y un pozo de hulla en Asturias. La creación de AHV fue un ejemplo de integración horizontal -siderurgias- y Vertical -desde la mina al producto acabado-. AHV tenía en el momento de su fundación 200 empleados, 14 ingenieros, 75 contramaestres, 5.620 obreros y 230 mineros. El capital social se fijó en 32.750.000 ptas. En su primer ejercicio produjo 147.778 toneladas de lingote de acero. A partir de la fundación de AHV el mercado de hierro y acero se convierte en un oligopolio, prácticamente controlado por la empresa gigante -a escala nacional, que no europea-. La ley arancelaria de 1906 reforzó la protección a este oligopolio, que quedó consolidado al constituirse el año 1907 la Central Siderúrgica de Ventas, que agrupaba a numerosos productores, restringiendo la competencia. La Central Siderúrgica de Ventas, desde 1967 Central Siderúrgica, S. A., ha venido ejerciendo hasta la actualidad una coordinación entre diversos productores que representaban la mayor parte de la oferta interior bajo el dominio del mayor de ellos, AHV. Hasta la época de la Guerra Europea la siderurgia integral vizcaína contaba, además de la dominante AHV, con la fábrica de San Francisco del Desierto, que fue comprada en 1919 y fusionada en 1924 con la primera empresa. Por otra parte, la Santa Ana de Bolueta continuaba su actividad independientemente, y D. Federico Echevarría, que ya poseía una fábrica de clavos y una acería Siemens, compró en 1902 la vieja fábrica de hierro de Santa Agueda, instalando en ella un horno alto al cok en 1918. La S. A. Echevarría, con esta denominación legal desde 1920, pervive en la actualidad como siderúrgica integral. En Guipúzcoa, la Cerrajera Guipuzcoana, con talleres en Mondragón, erige un primer horno alto -de carbón vegetal- en Vergara, en 1901. El año 1906, tras la fusión de la Cerrajera con la vieja empresa Vergarajáuregui, Resusta y Cía., queda constituida la Unión Cerrajera, S. A. En Beasain La Maquinista Guipuzcoana, que contaba con un horno alto al carbón vegetal, entró en 1901 en la órbita de los Urquijo, pasando en 1917 a denominarse Compañía Auxiliar de Ferrocarriles. El impacto de la Guerra Europea en la economía del País Vasco fue considerable: pese a las dificultades de aprovisionamiento la siderurgia aumentó su producción; debido sobre todo al alza de precios, el valor de la producción de hierro y acero en la ría se triplicó entre 1914 y 1916. Las dificultades de importación de hulla inglesa hicieron estrechar más los lazos entre la siderurgia vasca y las minas asturianas. Ya desde finales del siglo XIX algunas hulleras pertenecían a capitalistas vizcaínos. El ferrocarril de La Robla drenó hacia la ría la producción de las minas leonesas y palentinas. Los mismos AHV hubieron de adquirir en 1916 cinco buques con objeto de asegurar su abastecimiento de carbón asturiano. En 1914 se montaron en Alsasua y Olazagutía (Navarra) tres hornos altos de carbón vegetal que se mantuvieron en funcionamiento mientras duró la guerra, al amparo de los altos precios. En 1917 la Fábrica de Hierros de Vera e Iraeta y las Fundiciones del Bidasoa se asocian, constituyéndose las Fundiciones de Vera. Al acabar la guerra los intereses carboneros asturianos y siderúrgicos bilbaínos estaban tan unidos que en 1925, ya sin problemas de suministro, Bilbao importó sólo 179.000 toneladas de hulla inglesa, frente a 895.000 toneladas de hulla asturiana. Tras la depresión de postguerra la política de obras públicas de la Dictadura favoreció el desarrollo de la siderurgia. En 1926 la producción del País Vasco fue:

  Lingote hierro
(Tm.)
Acero
(Tm.)
Vizcaya
Alava
Navarra
Guipúzcoa
Forges de l'Adour
283.590
3.300
3.297
1.856
76.000
344.716
926
-
24.026
66.000

Se aprecia en estas cifras el estancamiento de la producción de fundición en Alava, Navarra y Guipúzcoa: toda ella provenía de hornos altos de carbón vegetal. Sin embargo, se advierte el esfuerzo guipuzcoano en la producción de aceros, correspondiendo plenamente a la expansión de la industria transformadora de la provincia. En 1917, don Eduardo de la Sota, con base en las ganancias de guerra obtenidas en su naviera, fundó en Sagunto (Valencia) la "Siderúrgica del Meditarráneo", que comenzó a funcionar en 1923, aprovechando los minerales de Sierra Menera (Teruel), explotados también por una empresa del grupo Sota. Durante la crisis de los años treinta la fábrica de Sagunto hubo de cerrar, y sólo volvió a funcionar en 1940, en poder ahora de AHV. Forges de l'Adour había proseguido su desarrollo; así, en 1926 ya contaba con 1.700 operarios, cuatro hornos altos (tres en actividad), tres convertidores Bessemer, tres Siemens-Martin y tres hornos eléctricos. Cada vez utilizaba menos mineral vizcaíno, sustituyéndolo por el argelino. El atraso técnico de la siderurgia vasca se refleja en que, por estos años, todavía están en funcionamiento hornos altos de carbón vegetal en Amorebieta, Elgóibar, Araya y Vera de Bidasoa. La crisis mundial de los años treinta se reflejó en la producción siderúrgica: tras el año record de 1929, cuyo nivel no volvería a ser alcanzado hasta 1953, la producción se redujo al 55-60 %. En 1935 Vizcaya produjo 241.000 toneladas de lingote de hierro, 354.000 de lingote de acero, 245.000 de laminados y 30.000 de hojalata. La guerra supuso un nuevo golpe para la producción siderúrgica, que en 1937 alcanzó un mínimo; en la postguerra, las dificultades de abastecimiento de cok, chatarra y bienes de equipo frenaron la producción; a ello se sumó la estructura monopolística de la oferta, que de la escasez, imposible de paliar por la importación, obtenía pingües beneficios. El año 1940 se creó la "Delegación Oficial del Estado en la Industria Siderúrgica", con objeto de regular los precios de los productos siderúrgicos, lo que no impidió la aparición de un enorme mercado negro. Es época de grandes beneficios para la siderurgia, que no son reinvertidos en ella. Durante los años cincuenta se podía afirmar que las grandes empresas siderúrgicas, de las que tan orgullosa se sentía Vizcaya, eran poco más que montones de chatarra. Pero chatarra que, merced a las circunstancias, todavía seguía produciendo dinero. En los primeros años cincuenta todavía funcionaban los hornos altos de Ajuria y Urigoitia, en Araya (Alava), produciendo unos pocos miles de toneladas de hierro. En estos años de escasez tomó un enorme incremento la elaboración de aceros al horno eléctrico; no sólo las grandes siderurgias de la Ría desarrollaron el sistema, sino también empresas de tamaño medio, sobre todo en Guipúzcoa. El desarrollo de las industrias de transformados metálicos en las últimas décadas no hubiera sido posible sin la recuperación de chatarra por el horno eléctrico; sino la siguiente liberalización de las importaciones puso en crisis a toda la gran industria, pero sobre todo a la siderurgia. En los primeros años sesenta se llevaron a cabo drásticas medidas de racionalización y reducción de plantillas; con todo, fue precisa la ayuda del Estado para financiar la modernización. También se registra por estos años la penetración de capital extranjero en la siderurgia.

N.º de obreros Fin 1959 Fin 1960
AHV
S. A. Basconia
S. A. Echevarria
Babcock & Wilcox
Constructora Naval
Euskalduna
TOTAL
11.700
2.748
4.035
3.825
4.653
3.654
30.615
7.387*
2.120
3.904
2.860
4.506
3.605
24.382
*Sólo Bizkaia.

La empresa clave de la siderurgia vasca, AHV, tenía un extenso historial de fagocitación de otras compañías: así en 1918 adquirió la totalidad del capital de Hulleras del Turón, S. A.; en 1919, la fábrica de San Francisco del Desierto; en 1929, la Compañía Minera de Dícido; diez años más tarde, los Talleres de Miravalles; al año siguiente absorbió la Siderúrgica del Mediterráneo, creó Sefanitro y participó en Industrias del Cemento, S. A.; en 1947 creó Aguas y Saltos del Zadorra; en 1948 compró la Orconera; al año siguiente participa en Industrias Químicas de Luchana y en la Sociedad Bilbaína de Maderas y Alquitranes, ambas con el 75 %; en 1951 adquiere el 50 % de la Explotadora de Minas de Hierro; en 1953 se adueña de The Alquife Mines & Railway Co. A su vez, AHV iba a ser "mordida" por otra empresa más gigantesca que ella: en diciembre de 1964 aumentó el capital en 1.540 millones de pesetas, transfiriendo 1.249 millones a la United States Steel Corporation, lo que suponía el 28 %. La USSC concedió a AHV un crédito de 7,5 millones de dólares, firmando con ella un contrato de asistencia técnica. Entre 1963 y 1967, AHV tuvo enormes pérdidas: sólo en 1967, 709 millones de pesetas. A partir de 1968 se comenzó a superar el bache, obteniéndose resultados favorables en años posteriores. AHV continúa en la actualidad su política de absorciones y diversificación: en 1968 crea Agrupación Minera, S. A., refundiendo sus intereses mineros; en 1969 absorbe la S. A. Basconia y la fábrica Laminación Bandas en Frío, que era compartida al 50 % entre las dos grandes sociedades. En 1973 adquirió la importante empresa Laminaciones de Lesaca, el 70 % del capital de la empresa constructora Obrascon y creó dos empresas inmobiliarias. Ya dos años antes le fue adjudicado, junto a la U. S. Steel, el concurso para la "IV Siderúrgica", a construir en Sagunto, denominada "Siderúrgica del Mediterráneo", con el inicio de sus actividades fijado en 1975. La Siderúrgica del Mediterráneo se ha incorporado las instalaciones saguntinas de AHV, y probablemente se logrará la fusión de ambas empresas, reforzando así AHV su posición dominante en el mercado interior. En 1973 AHV alcanzó una producción de 1,6 millones de toneladas de arrabio y 1,8 millones de acero, con una cifra de ventas de 25.686 millones de pesetas. La segunda empresa siderúrgica integral del País Vasco es la S. A. Echevarría. De mucho menor tamaño que AHV, está especializada en la producción de aceros especiales. Alcanzó en 1973 una producción de 225.000 toneladas de acero equivalente, con una facturación de 5.250 millones de pesetas. La situación de Forges de l'Adour, de activos anticuados y nula rentabilidad, se hizo ya crítica en los años cincuenta; finalmente, en los primeros del sesenta se procedió a su "reconversión", medida con la que dejó de funcionar la única planta siderúrgica y más importante factoría del país vasco continental.