Lurraldeak

Bizkaia. Antropología (1999ko bertsioa)

Paleoantropología.

El análisis de los restos óseos recuperados en los yacimientos vascos de diversas épocas abre un camino para indagar en el origen de la población vasca y asimismo en los procesos adaptativos experimentados por los grupos humanos desde la prehistoria hasta la actualidad. Resulta por ello necesario definir las características antropológicas de los vascos actuales para después poder indagar en el problema de sus orígenes. Los estudios de Aranzadi (1914, 1917, 1922) pusieron de manifiesto la existencia de un tipo característico en la población vasca definido por un cráneo de pequeña altura, sienes abultadas y de postura recogida, características que atribuyó a la introversión de la base craneal y a la variación de los angulos faciales. Investigaciones posteriores condujeron a la antropóloga francesa P. Marquer a cuestionar la existencia de peculiaridades craneales en los vascos; sin embargo el estudio efectuado por C. de la Rúa (tesis doctoral, 1984), sobre una serie craneal de procedencia conocida y con una metodología de análisis más precisa, llegó a conclusiones cercanas a las de Aranzadi, explicando en términos de dinámica craneal las diferencias existentes entre el cráneo de los vascos y el de otros grupos peninsulares. Hasta la fecha son escasos los análisis de diversidad craneal interprovincial. No obstante, tenemos abundantes datos antropológicos sobre los enterramientos efectuados en iglesias de Bizkaia durante los siglos XVI al XIX; el estudio efectuado en siete templos representativos de esta provincia (Arrazua, Errigoiti, Etxebarria, Durango, Güeñes, Trucios y Zamudio) ha permitido conocer las prácticas inhumatorias y numerosos aspectos antropológicos relacionados con los enterramientos (de la Rúa C., Orúe J. y del Monte M. D., 1996). En la colegiata de Zenarruza (Markina) se ha efectuado un completo estudio antropológico sobre la población inhumada entre los siglos XIV al XVIII, que ha puesto de manifiesto la variación secular de las frecuencias génicas del sistema ABO desde el siglo XIV a la actualidad, registrándose un incremento en la frecuencia del alelo 0 y una disminución en la del alelo B, atribuibles a la selección natural y deriva genética (Orúe J., 1990). La investigación de este enclave se ha extendido a la paleopatología, reconstruyéndose la forma de vida y las enfermedades sufridas por comunidades monásticas medievales, mediante el estudio del sepulcro del abad Irusta; Los sujetos allí enterrados padecieron artropatías -de origen metabólico (diabetes, obesidad) y/o infeccioso (brucelosis)- y alteraciones degenerativas de las articulaciones. (de la Rúa, C. y Orúe J., 1992). Los estudios de paleopatología han adquirido gran relieve en el País Vasco a partir de 1980, aunque por el momento son pocos los casos descritos en colecciones óseas de Bizkaia y algunos han sido considerados posteriormente como pseudopatológicos (en las cuevas de Goikolau, Ereñuko Arizti, Peña Forua y Atxarte) (Etxebarria F., 1990/91). Las evidencias antropológicas de la Alta Edad Media proceden de necrópolis situadas en torno a los templos. En Bizkaia se conocen numerosas necrópolis medievales, aunque sólo disponemos de datos antropológicos de San Juan de Momoitio (Garai) (s. XI-XIII) y de Santo Tomás de Mendraka (Elorrio) (s. XII-XIII). En ambos estudios se han extraído datos paleodemográficos y morfométricos, siendo de gran interés las características dentarias observadas en la necrópolis de Mendraka relacionadas con el modo de vida de estas sociedades (Vázquez G. y de la Rúa C. 1990/91). Si nos adentramos en épocas más antiguas, advertimos una total ausencia de restos antropológicos en el territorio de Bizkaia hasta llegar a la prehistoria, período del que existen abundantes vestigios de la cultura material en yacimientos arqueológicos, aunque son escasos los restos óseos de sus pobladores. Las cuevas sepulcrales de la edad del Bronce y del período calcolítico brindan la oportunidad de estudiar las sociedades humanas prehistóricas desde una perspectiva poblacional; así, los niveles calcolíticos de las cuevas de Lumentxa (Lekeitio), Pico Ramos (Muskiz) y Urratxa III (Gorbea) han proporcionado abundantes restos óseos humanos, siendo el yacimiento de Pico Ramos del que poseemos más datos antropológicos hasta el momento. Los pobladores de Pico Ramos tuvieron una alimentación basada fundamentalmente en recursos estuarinos y marinos, complementada con el consumo de carne y algunos vegetales; su adaptación al medio ambiente ha quedado registrada en diversas condiciones patológicas en huesos y dientes (Baraybar JP y de la Rúa C., 1995). De los yacimientos neolíticos excavados en Bizkaia, solamente han librado restos antropológicos, aunque escasos, los de Santimamiñe (Kortezubi), Atxeta (Forua), Lumentxa (Lekeitio) y Kobeaga (Ispaster), en los que diversos autores (Aranzadi, Barandiarán, Basabe, Marquer) han descrito rasgos morfométricos semejantes a los de los vascos actuales, excepto en el craneo de Kobeaga. Si retrocedemos en el tiempo llegamos al Epipaleolítico, período que media entre el Neolítico y el Paleolítico Superior, que está representado en yacimientos tales como Atxeta, Lumentxa, Santimamiñe, Arenaza (Galdames) y Bolinkoba (Abadiano). En la actualidad, a excepción de un esqueleto en Aizpea (Navarra), carecemos en Euskal Herria de restos antropológicos de este período, en el que las características ecológicas y culturales tuvieron gran importancia para la diferenciación antropológica de los grupos humanos en Europa. Tradicionalmente, se ha asignado a los restos óseos humanos del yacimiento de Urtiaga un papel fundamental como iniciadores del "tipo craneológico" de los vascos (Aranzadi T. y Barandiaran J. M., 1948), dada su presumible antigüedad (transición Paleolítico-Mesolítico); sin embargo, las dataciones radiométricas efectuadas más tarde los sitúan en la Edad del Bronce, lo que atenúa la base argumental de la hipótesis de Aranzadi (Altuna J. y de la Rúa, C., 1989). El Paleolítico Superior es el período que ofrece mayor número de yacimientos en el País Vasco (en Bizkaia, entre otros: Santimamiñe, Bolinkoba, Atxeta, Atxuri, Venta Laperra, Lumentxa, Sta. Catalina, Atxurra,...) y, sin embargo, se enfrenta con una total ausencia de restos humanos en dichos enclaves. Los antecedentes más remotos de la población que habitó el País Vasco se remontan al Paleolítico Medio (hace 120.000-40.000 años), período de existencia de los neandertales. A esta especie humana pertenecen los restos hallados en la cueva de Axlor (Dima), e incluso más antiguos parecen ser los de Lezetxiki (Mondragón) (Revisión de Antropología prehistórica en: de la Rúa C., 1990).