Lurraldeak

Bizkaia. Antropología (1999ko bertsioa)

1/ De lo rural a lo urbano: crisis y adaptaciones de la sociabilidad.

Casa y vecindad. En la Bizkaia rural, como en el resto del ámbito atlántico vasco, el caserío o baserria y el grupo doméstico constituyen la unidad básica de la estructura social y económica. La casa es una institución total y multifuncional, puesto que constituye al propio tiempo una unidad de producción, una familia troncal, un lugar de residencia y un signo emblemático de la cultura tradicional vasca. La familia troncal vinculada a la institución doméstica se caracteriza como un grupo trigeneracional, comprendiendo la pareja activa -etxekojaun y etxekoandria-, los padres de uno de ellos y los descendientes solteros de ambas parejas, además de otras personas sin relación de parentesco, como antaño los morroiak, o criados (Douglass, 1973: 34). En cada escalón generacional, solamente uno de los hijos es designado para permanecer en la casa, heredando los bienes patrimoniales. El baserria, orientado hacia una economía de autosubsistencia, era la cristalización de un desideratum de autarquía doméstica, confiriendo al individuo de la sociedad rural su identidad social nuclear. Industrialización y urbanización han hecho saltar en pedazos la utopía domocéntrica, con el transvase de segundones y otros estratos categoriales del grupo doméstico rural hacia el trabajo industrial, a tiempo parcial o completo. El proceso de cambio se ha traducido en el tránsito hacia el modelo de familia nuclear, o de comunidad doméstica de hermanos/as solteros debido a la creciente dificultad que un baserritarra encuentra para contraer matrimonio (Homobono, 1991: 108-109). La vecindad es otra segmentación más amplia de las relaciones sociales en el ámbito rural. Cada auzoa o barriada es un territorio local diferenciado, escenario de las relaciones de vecindad entre casas, compleja trama de prestaciones recíprocas y ayuda mutua, que concierne tanto al ciclo productivo agrario como a los ritos de paso que afectan a la vida y a la muerte de sus integrantes. En torno a la ermita, su mantenimiento y su fiesta anual se articula simbólicamente esta comunidad vecinal, y sus relaciones de sociabilidad en torno a la taberna (Douglass, 1973: 168-171). El municipio rural, la anteiglesia por antonomasia tiene en la iglesia un referente simbólico de integración, en cuanto comunidad de vivos y difuntos, ya que el espacio sagrado es una síntesis de las sepulturiak donde cada familia enterró a sus antepasados.

Agregados e instituciones. Un complejo entramado de instituciones concejiles, agregados sociales y asociaciones tradicionales completa la estructura de la sociabilidad local. Como los trabajos colectivos considerados de utilidad general, en los que debe participar un miembro de cada casa, organizados por el auzo alkatea (pedáneo) o en su defecto por el mayordomo de la ermita o la cofradía. Pero también asociaciones de ayuda mutua y afiliación voluntaria, de seguros mutuos de ganados o contra incendios. En la zona oriental de Bizkaia existen, además, instituciones locales denominadas cofradías, término sinónimo de auzoak, que comprende los caseríos de cada vecindario, cuyas funciones se relacionan con trabajos y bienes comunales, y además con la ermita respectiva en cuanto espacio simbólico de encuentros ritualizados y festivos. Incluso las cofradías de referente religioso contribuyen a reforzar la integración de la comunidad local, a través del comensalismo festivo de los vecinos (Arregi, 1987: 239-241). La cuadrilla de mozos o plaza mutillak, formada por la totalidad de los varones solteros de cada auzoa, organizaba los rituales festivos específicos de su grupo de edad -Santa Agueda, Carnaval, San Juan- e incluso los de mayor significación para la comunidad local en su conjunto, actuando además como eficaz grupo de socialización de sus componentes (Homobono, 1991: 90-93; 1994 a: 235-237).

Crisis y adaptaciones. Si la crisis de la sociedad rural y de sus estructuras tradicionales implica la de este entramado en su propio ámbito, algunos de sus agregados característicos son readaptados por la sociedad urbana. Grupos amicales y asociaciones voluntarias escasamente formalizadas actualizan expresiones de sociabilidad tan tradicionales como las basadas en la vecindad, la comensalidad, la reciprocidad y la amistad, constituyendo una alternativa a la globalización y masificación propias de la cultura urbana. La marginalidad, geográfica y cultural, del Bilbao Metropolitano con respecto a la definición canónica de la cultura vasca opera a favor de esta difusión desde lo rural/tradicional a lo urbano.

La cuadrilla urbana. Es la expresión prototípica de estos agregados sociales. En cuanto al grupo amical voluntario se define como integrado por pares, escasamente jerarquizado e informal, con un marcado componente generacional, cuyo número de componentes oscila entre cinco y diez. Modélica, pero no exclusivamente, establecida entre varones, muchas cuadrillas juveniles se caracterizan como mixtas. La afinidad electiva de sus componentes se refuerza mediante la vecindad originaria y la escolarización común. Surgida durante la adolescencia perdura de por vida, prevaleciendo sobre los vínculos matrimoniales o la adquisición de estatus diferenciados. Sus actividades, limitadas a la interacción entre sus miembros, se encuadran en los ámbitos espacial y temporal del ocio. Corresponden a esta tipificación las cuadrillas de Iurreta y de Basauri, objeto de sendos estudios empíricos (Homobono, 1986: 249). Una extensión de este agregado juvenil es la cuadrilla (Basauri, Durango, Lekeitio, etc.) o comparsa (Bilbao), compuesta por uno o varios grupos amicales, que actúa como grupo para el ritual festivo, pero conservando cada uno de aquéllos su marco de interacción específica. Muchas comparsas tienen una definición territorial -barrio- más o menos neta, que comparte protagonismo con afinidades políticas. Y algunas de las de Bilbao, con estatutos y locales permanentes, se aproximan al modelo más formalizado de asociación voluntaria.

Sociedad o txoko. Con frecuencia las cuadrillas operan como promotoras de expresiones asociativas, como las sociedades (asociaciones) gastronómicas, denominadas preferentemente txokos en Bizkaia. La sociedad es un agregado comunitario cuyas actividades no tienen otro objetivo que la sociabilidad intrasocietaria, ya que carece de la proyección supragrupal que tiene en Gipuzkoa, su ámbito originario. Ver SOCIEDADES POPULARES. Explícitamente comensalística, es una expresión neta de sociabilidad varonil adulta, cuyas prácticas de utilización en común del txoko y de organización igualitaria reproducen a un nivel más formal los rasgos de la cuadrilla. De hecho la mayor parte de los casi 500 txokos legalmente existentes en Bizkaia, y otros muchos sin formalizar, son un sumatorio de cuadrillas en interrelación. Su implantación geográfica es mayor en las villas pesqueras que en las áreas urbanas, en las zonas vascófonas que en las Encartaciones, aunque esta expresión asociativa se extiende por todo el territorio histórico e incluso rebasa sus límites, habiéndose difundido a municipios del inmediato entorno -Castro y Mena- con estilos de vida muy similares a los de el ámbito administrativamente vizcaino (Homobono, 1994 a: 238-246). Todos estos agregados operan como instrumentación de pautas dinamizadoras de lo tradicional y comunitario. Como agentes de la sociedad civil están implicados en la construcción de identidades colectivas que, lejos de agotarse en los niveles intragrupal o local, suscitan pertenencias y afinidades primordiales de tipo étnico y nacional.