Concept

Anarquismo en Euskal Herria desde 1864 a 1939

Las obras generales que tratan de historia del País Vasco apenas conceden importancia al anarquismo. Comparativamente, el carlismo es fenómeno más antiguo y de más peso, el nacionalismo tuvo y tiene mayor calado, y el socialismo en Bizkaia más arraigo pero, a pesar de ello, no entendemos muy bien el poco espacio que se le suele dedicar. En las historias, síntesis y opúsculos sobre el movimiento obrero se tiende incluso, con manifiesta ignorancia, a considerar superior el pedigrée de los comunistas. Al parecer, los anarquistas eran un puñado de locos, equiparables a los adeptos de la teosofía. El lector atento habrá podido comprobar que no se trata de una secta que siempre vivió en las catacumbas. Destacaremos, a modo de conclusión, los rasgos esenciales que en parte subrayan los epígrafes:

  1. Los primeros internacionalistas en el país fueron anarquistas.
  2. La debilidad inicial del anarquismo ("la anomalía vasca" en lo que se refiere al obrerismo, según el historiador Extramiana) puede explicarse por la tardía industrialización con relación a Cataluña; otra "anomalía": no se queman conventos.
  3. Tanto esta debilidad como lo que hemos calificado de "anarquismo testimonial" no obedecen a factores psicológicos; no hay que explicar este hecho por la idiosincrasia -vasco católico, contrabandista, socialista etc.- y otras zarandajas (del mismo modo se podría mantener, como Baroja, que el vasco es individualista) sino por la anticipación de los socialistas en Bizkaia en torno a 1890 y por el mantenimiento de esa influencia a lo largo de los años.
  4. La huelga de agosto-setiembre de 1911 en Bizkaia sirvió a la C.N.T. de rampa de lanzamiento y bautismo de fuego.
  5. La reorganización en Sindicatos Unicos (1918) y el protagonismo de una nueva generación de militantes permitieron a la C.N.T. acrecentar su influencia y ganar para el sindicalismo nuevas plazas -Vitoria, Pasajes- donde se mantendrá fuerte hasta la guerra civil.
  6. Aunque entre los militantes vascos no haya habido un Salvador Seguí o un Buenaventura Durruti, mitos que suelen ser la excepción y que exigirían estudio aparte, cabe citar figuras de primer plano como Galo Díez, Isaac Puente y Horacio M. Prieto.
  7. La interrelación entre el anarquismo vasco y el español es evidente; por ello nos hemos detenido en episodios como el asesinato de Cánovas o la intentona de Vera de Bidasoa en los que, a primera vista, nuestro país solo prestó el escenario.
  8. Durante la República se hizo sentir el ciclo revolucionario, pero el paradigma del comunismo libertario (fecundo en Andalucía o Aragón) sólo se trató de implantar en el pueblo riojano de Labastida.
  9. Al estallar la guerra, la relación de fuerzas no permitió que hubiera revolución en Euskadi, sin embargo el comportamiento de los libertarios (unión libre, casamientos efectuados en las secretarías de los sindicatos, algunos casos de mujer miliciana como Casilda) puede considerarse inequívocamente revolucionario.

A fin de no agotar las letras del alfabeto no repetiré lo ya dicho sobre las relaciones entre cenetistas y Gobierno Vasco. Última observación: hemos proporcionado algunos datos sobre Navarra, no así sobre Euskadi Norte ya que apenas existen referencias. La tesis de Jean Maitron Le mouvement anarchiste en France induce a pensar que la influencia de los anarquistas allí fue casi nula. En 1894, el departamento de Basses Pyrénées era uno de los pocos en que la policía no tenía fichado a ninguno. Durante la Dictadura de Primo de Rivera hubo grupos organizados de la CNT en Bayona y San Juan de Luz. De modo que, por tópico que sea, diremos para terminar que la fruta libertaria crece abundante al sur del Bidasoa y encuentra un terreno menos favorable al norte.