Algunos grupos de militantes, ante la desintegración de la CNT durante la Dictadura, decidieron crear la FAI como órgano específico de difusión y defensa de las ideas anarquistas. El acto fundacional tuvo lugar en Valencia en julio de 1927, pero decir que los faieros (no confundir con falleros) eran valencianos, catalanes o aragoneses no deja de ser una verdad a medias. Hubo andaluces, castellanos y hasta vascos, sin olvidar a los portugueses que, como buenos ibéricos, hicieron desde el principio el viaje a Valencia. Aunque a la conferencia inaugural no asistieron representantes de Euskal Herria "por falta de medios económicos", dieron su adhesión el Comité pro-presos y grupos anarquistas de Bizkaia así como la Federación local de Grupos Anarquistas de San Juan de Luz.
La FAI plantea problemas a los historiadores a la hora de establecer quién pertenecía a la misma y cómo se efectuaban las adhesiones. Con frecuencia militantes que, a los ojos de la opinión, pasaban por ser miembros efectivos, no lo eran. Este fue el caso de Durruti, Ascaso, Sanz, Jover y otros que, en los primeros años de la II República, encarnaban el espíritu de la FAI aunque organizativamente funcionaban aparte. Conocemos los nombres de los secretarios del comité peninsular (José Elizalde, Juan Manuel Molina "Juanel", García Oliver, Abad de Santillán) y existen las actas de algunos plenos que permiten una aproximación a la muy nebulosa organización específica. En cualquier caso, existían muchos partidarios de la "trabazón" FAI-CNT y puede decirse que los delegados a los congresos eran miembros de los sindicatos.
En el pleno nacional de regionales de la FAI de octubre de 1933 no estuvo representada la Federación Regional de Grupos Anarquistas del Norte (la federación local de Bizkaia remitió sus acuerdos por escrito), y lo mismo ocurrió en el pleno del 31 de enero de 1936, celebrado también en Madrid. Las actas de este congreso nos informan de la existencia de un grupo en Donostia-San Sebastián, la comarcal de Bizkaia se encontraba desarticulada y sólo había relación con Barakaldo. En Navarra y Rioja, que integraban la regional aragonesa, se mencionan grupos en Logroño, Sangüesa, Zuera y Lanaja. Pero, reuniones aparte, ¿hubo vascos "entre los que empuñaban la star"? La respuesta es afirmativa por más que Manuel Irujo pensara y escribiera que dichos elementos revolucionarios eran extraños al País.
Cristóbal Aldabaldetrecu -bilbaíno según Abel Paz- constituye un buen ejemplo de hombre de acción. Actuó primero junto a Durruti en el grupo Los Justicieros en Bilbao y Zaragoza durante los años 1920-1922. Se estableció en Barcelona más adelante y mantuvo posiciones próximas a las de García Oliver en el grupo Nosotros. Dirigió con Domingo Ascaso la columna Roja y Negra en Aragón y, al parecer, convenció al coronel Villalba para que se pasase con su regimiento de Barbastro a la República. "Trecu" murió exiliado en México en los años sesenta. Entre los faieros también hubo personalidades de natural pacífico, como el ya mencionado Isaac Puente, que no dudaban a la hora de ponerse al frente de una insurrección. En diciembre de 1933 el médico vitoriano formaba parte, en representación de la FAI, del comité revolucionario de Zaragoza. Fue detenido junto con Cipriano Mera y el inevitable Buenaventura Durruti.