Concept

Periodismo y Medios de Comunicación en Euskal Herria

Los periódicos de empresa, noticiosos, cuyo objetivo era comercial, comienzan a asentarse. Un ejemplo es El Noticiero, de 1870-1871. Otro, El Noticiero de Navarra, que se titulaba "periódico no político" y que publicó información sobre la guerra carlista tres veces por semana en 1873. De este mismo tipo fue el Diario del bloqueo de Pamplona de 1875. Otro intento de crear una prensa de calidad es el Diario de San Sebastián, que en su primera época se publicó entre 1872 y 1876 (luego tendría una segunda entre 1878 y 1887).

La I República acabará en diciembre de 1874 con la sublevación del general Martínez Campos, lo que supondrá la restauración de la dinastía borbónica en la monarquía española. Eso trajo consigo una nueva constitución y legislación de imprenta, más restrictiva que la anterior, y un decreto de supresión de prensa federal y carlista. Será precisamente entonces, a las puertas de la Restauración, y cuando la derrota de los carlistas se adivinaba cercana, ya levantado el sitio de Bilbao, cuando aparezca un nuevo diario plenamente de empresa. Se trata de El Noticiero Bilbaíno, creado por Manuel Echevarría Torres, que fue también su primer director. A pesar de su ideología más bien republicana, Echevarría buscaba un periódico que no fuese un mero portavoz político de una facción determinada, y buscase abiertamente la rentabilidad económica llegando a un público lo más amplio posible, teniendo "al corriente a nuestros lectores con absoluta imparcialidad de todos los acontecimientos que ocurran en España y en el extranjero", como aseguraba en su primer número. Más tarde se le unirán otros periódicos, como El Anunciador Vitoriano o La Voz de Guipúzcoa.

A partir de entonces, durante toda la Restauración se combinará el periodismo político y el de empresa. En el cambio de siglo, los tres grandes diarios bilbaínos corresponderán a tres ideologías muy concretas: La Gaceta del Norte (1901) será el órgano de la ideología católica; El Liberal (1901), fundado por Miguel Moya, irá del liberalismo al socialismo, cuando más adelante lo adquiera Indalecio Prieto; Euzkadi (1913-1937) será el gran diario nacionalista, aunque habrá otros (La Tarde, el irregular Tierra Vasca, este último de Acción Nacionalista Vasca, ya en la década de 1930), e incluso se llegarán a publicar los dos primeros diarios deportivos de España: Excelsior y su sucesor Excelsius. Continuará publicándose El Noticiero Bilbaíno, y durante el primer tercio del siglo XX se le irán uniendo otros: El Diario Vasco en San Sebastián y El Pueblo Vasco en Bilbao (ambos siguieron publicándose después de la Guerra Civil y llegan hasta nuestros días) o El Día en San Sebastián. En Vitoria, las dos grandes cabeceras del primer tercio del siglo XX serán La Libertad y El Heraldo Alavés que, adquirido por la familia Oriol, se convierte en portavoz del carlismo bajo el nombre de El Pensamiento Alavés. En Pamplona, El Pensamiento Navarro será la cabecera dominante.

La prensa en lengua vasca también conocerá un notable desarrollo en el primer tercio del siglo XX, si bien no dejará de ser un sistema comunicativo marginal. Quien más tarde (1919) será el primer presidente de la Academia de la Lengua Vasca, el sacerdote Resurrección María de Azkue, fundará dos semanarios (con apariencia de diario) que se pueden considerar los primeros periódicos en vasco que obtienen una cierta continuidad y proyección, y que establecen las bases del periodismo informativo en este idioma: Ibaizabal (1897-1899) y Euskalzale (1902-1903).

Es también en aquel momento que Sabino Arana publicó sus diarios, Baserritarra y Bizkaitarra. El ideario nacionalista se presentará desde entonces mayoritariamente en lengua castellana y sólo subsidiariamente en la vasca. La lengua propia obtendrá así, por el nacionalismo del PNV, siempre un estatus y un valor añadido de símbolo, más que de herramienta de comunicación real. Como consecuencia, los diarios nacionalistas se ofrecerán al público siempre en castellano (el paradigma es el diario Euzkadi 1913-1937, con el socialista El Liberal y el católico La Gaceta del Norte el más leído hasta la Guerra civil). La lengua vasca se incorporará menos tardíamente a los nuevos medios de comunicación, en concreto a la radio. La primera emisora que se creó en el País Vasco fue Radio San Sebastián, en 1925.

Por esto, no es extraño que sean o bien sectores muy conscientes de la importancia de desarrollar la lengua propia (parte del clero secular, organizado o no en asociaciones como Euskaltzaleak, ya a los años 30; la Sociedad de Estudios Vascos - Eusko Ikaskuntza, creado el 1918; y la Academia de la Lengua Vasca - Euskaltzaindia, creada el 1919) o sectores críticos con el nacionalismo dominante, que se presentaban como alternativa laica y urbana al confesionalisme y conservadurismo del PNV los que se encarguen de las iniciativas periodísticas en euskara.

La publicación periódica en lengua vasca más importante del primer tercio del siglo XX fue, sin embargo, Argia, un semanario con aspecto de diario que empezaron a publicar en 1921 un grupo de laicos y de religiosos en San Sebastián. Su publicación llegó hasta julio de 1936, puntualmente cada sábado, y tenía un contenido informativo. De la primera época, en destacaríamos dos nombres: Gregorio Múgica y Víctor de Garitaonandía. Durante toda la primera época del semanario (hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera) Argia se declaró apolítica. Los ejes ideológicos de Argia eran, por lo tanto, un vasquismo católico, no necesariamente ni únicamente nacionalista, que propugnaba la unidad de las fuerzas vascas confesionales.

Argia fue importante por preparar el camino a la creación de un diario en lengua vasca, que se planteó el 1929 de la mano del poeta, periodista y dirigente del PNV de Guipúzcoa José María Agirre Lizardi, un diario en vasco, cristiano, informativo, que tomara como modelos El Sol o La Voz de Madrid, y que, finalmente, se desestimó. Parece que el PNV intervino y prefirió apoyar la salida de un nuevo diario en Guipúzcoa, El Día, en 1930, siguiendo su estrategia, íntegramente en castellano con una sección en lengua vasca.

Al estallar la Guerra Civil, la situación cambió dramáticamente con respecto al periodismo en lengua vasca. Las publicaciones de Guipúzcoa se cerraron (murió de esta manera, entre otras, Argia), y muchas de las que se hacían en vasco en Vizcaya, también (el semanario religioso-político Ekin). En Navarra, caída en manos "nacionales" el mismo 18 de julio, pasó el mismo, y se perdió Zeruko Argia. Es decir: el panorama que había con julio de 1936, con, por ejemplo, una Argia que había comprado maquinaria nueva y quería convertirse en una photo-magazine al estilo de Time o París Match, se hundió.