Villes

Estella - Lizarra

Estella, emporio comercial. Según Moret y Zurita, los monarcas extranjeros favorecieron a los mercaderes estelleses. Alfonso VII de Castilla concedió a los mismos el 10 de noviembre de 1205 que pudieran ejercer su oficio libremente en sus reinos sin temor a ser molestados. En 1254, Jaime el Conquitador hizo suyo este acuerdo asegurando su especial protección a los mercaderes estelleses. En 1254, Teobaldo II intimó a los estelleses a que no pusieran trabas al uso, por parte real, de las tablas de cambio monopolizadas por la ciudad. También les conminó a no usar otra moneda que la recientemente acuñada en el reino. En 1251 el mismo rey concedió a los burguenses de Estella una feria al año, que durase 15 días, comenzando en San Miguel, y que todos los que vinieren a ella fuesen salvos y seguros. En 1296, la villa de Estella alegaba que tenía derecho de sacar la mano llena de grano, para provecho público, de cualquiera medida que se vendiese en el mercado viejo [El P. Aleson, continuador de Moret, dice que D. Carlos II concedió en 1373 el privilegio de las palmadas para el culto de San Andrés reducido a que en todos los sacos de trigo que entrasen en Estella, el día jueves, pudiese un ministro meter la mano abierta, y todo el grano que sacase en la palma fuese para el santo: Anales, tomo 3, p. 352], excepto los días miércoles, desde el mediodía, y los jueves en todo el día; el rey mandó al gobernador del reino, que siendo cierta esta costumbre no inquietase en ella al pueblo.