Kontzeptua

ETA - Euskadi ta Askatasuna (2002ko bertsioa)

El ecuador de los ochenta es también el momento en el que ETA se ve forzada por la actuación de los Gobiernos español y francés a afrontar la posibilidad de contactos y negociaciones. En 1984, el Ejecutivo francés, a través de su embajador en España, Pierre Guidoni, intentó provocar en Burdeos un encuentro de ETA con representantes españoles, encuentro que fue rechazado por la dirección etarra, pese a las recomendaciones en sentido contrario que formularon algunos abogados y políticos afines como Iñaki Esnaola o Christianne Fandó. Este rechazo fue la causa directa de que París diera vía libre a una estrecha colaboración policial y judicial con las autoridades españolas.

Dos años más tarde, los intentos de conversaciones se materializaron a través de contactos con el dirigente de ETA Txomin Iturbe Abásolo, deportado desde Francia a Gabón y luego desplazado a Argelia. Este primer contacto, en 1986, abre una sucesión de intentos y tanteos que se van a prolongar a lo largo de tres años y que tienen como escenario el país magrebí. Iturbe murió en febrero de 1987. Según el Gobierno argelino al sufrir un accidente de tráfico. Según otras fuentes, como el entonces miembro de ETA Juan Manuel Soares Gamboa, que se encontraba en Argelia, la muerte se produjo al caer del tejado de un edificio que estaban acondicionando como residencia para un grupo de activistas. El papel que desempeñaba el carismático dirigente etarra en Argel fue ocupado por otro veterano miembro de ETA , Eugenio Etxebeste "Antxon", quien fue trasladado al país norteafricano desde Ecuador, donde se encontraba deportado. Le acompañarán como representantes de ETA Ignacio Arakama Mendia "Makario", y Belén González Peñalva "Carmen", que se encontraban también en Argelia.

Los contactos exploratorios entre enviados del Ministerio español del Interior y los dirigentes de ETA se desarrollan en paralelo a una dura campaña de atentados terroristas, entre los que se incluyen los que antes se han mencionado en Madrid y Barcelona y otros como el dirigido contra la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, en diciembre de 1987, que se salda con once personas asesinadas, entre ellas cinco niñas. De esta etapa es también reseñable el secuestro de Emiliano Revilla, cometido en febrero de 1988, que se prolongó 249 días, durante los cuales los contactos de Argel quedaron interrumpidos.

Una vez concluido el secuestro, como resultado en parte de las presiones de las autoridades argelinas que actúan como intermediarias, ETA anuncia el 8 de enero de 1989 cese de sus actividades durante quince días, lo que abre el camino a nuevos contactos que serán oficializados y que se mantendrán durante los tres meses siguientes con la prórroga correspondiente de la tregua. El secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y Juan Manuel Eguiagaray, ex dirigente del Partido Socialista de Euskadi y delegado del Gobierno en Murcia, fueron los responsables de mantener los encuentros con los representantes de ETA durante lo que se ha llamado Conversaciones de Argel.

Tras un primer encuentro el 14 de enero, en el que se acordó la prórroga de la tregua y el inicio formal de las conversaciones, la primera reunión "oficial" tuvo lugar el 25 de enero. A ella siguieron otros encuentros los días 14 y 20 de febrero y el 14, el 22 y el 23 de marzo. El examen del proceso político desde la transición hasta 1988 ocupó la mayor parte de esas sesiones. El tono de revisión histórica de las conversaciones cambió drásticamente a raíz de la manifestación para reivindicar la paz convocada por el lehendakari José Antonio Ardanza y los partidos del Pacto de Ajuria Enea el 18 de marzo en Bilbao. ETA interpretó esta multitudinaria manifestación como un intento de boicotear las conversaciones y en el siguiente encuentro, celebrado cuatro días después de la marcha, Etxebeste amenazó con abandonar la mesa.

El proceso entró entonces en una fase de exigencias mutuas -Vera reclamó una tregua indefinida, Antxon la presencia de otros dirigentes como José Antonio Urrutikoetxea, Isidro Garalde o Lorenzo Lasa Mitxelena, entonces encarcelados en Francia, y la formación de una mesa paralela con el PSOE (Partido Socialista Obrero Español)- que situaron las conversaciones al borde de la ruptura.

El 28 de marzo, ETA ofreció su versión de los últimos encuentros presentando acuerdos que, según el Gobierno español, no habían quedado cerrados en la mesa de Argel, entre ellos el traslado de los tres dirigentes y la creación de una "mesa complementaria" entre el PSOE y HB, que suscitó el rechazo de los partidos vascos que quedaban excluidos. La negativa del Gobierno a respaldar públicamente el contenido del comunicado de ETA llevó a la dirección de este grupo a formular un ultimátum de 24 horas para Madrid rectificara. A este ultimátum siguió un segundo, dando setenta y dos horas al gobierno. El día 4 de abril ETA anunció el final de la tregua, que se hizo realidad tres días más tarde con el primer atentado desde hacía tres meses.

La ruptura de la tregua fue respondida con la deportación de todos los miembros de ETA que se encontraban en Argelia, unos hacia Venezuela, otros a Cabo Verde y otros cinco, entre ellos los tres representantes en la mesa de conversaciones, a Santo Domingo. Durante los años 1990 y 1991, la República Dominicana fue escenario de nuevos tanteos entre enviados del Ministerio del Interior y la representación de ETA con vistas a restablecer las condiciones de un nuevo proceso de contactos. Sin embargo, los tanteos no llegaron a cuajar y a lo más que se llegó fue a una conversación telefónica entre Rafael Vera y Eugenio Etxebeste.