Kontzeptua

Comercio (1978ko bertsioa)

La decadencia del comercio marítimo. En la segunda mitad del s. XVI comienza a notarse una mayor debilidad en el comercio vasco con el noroeste de Europa. La decadencia fue debida a varias causas: la mayor orientación hacia el comercio con América, del que ostentaba el monopolio Sevilla, con su Casa de Contratación fundada en 1503; el decaimiento progresivo de la pesca de altura, bacalao y ballena; el colapso económico general de la corona castellana; las crecientes contribuciones que la lana había de satisfacer a la siempre exhausta hacienda real; finalmente, el retraso tecnológico en la construcción naval. Los precios de los materiales de construcción de buques subieron sin cesar; se seguía en las guerras la costumbre de requisar los navíos dedicados normalmente al transporte, lo que causaba la inseguridad de los navieros. Gran parte de la flota vasca se perdió con la Armada Invencible; los holandeses, después de adueñarse en 1572 del puerto de la Brielle, extendieron progresivamente su actividad por todo el Atlántico. Los corsarios ingleses también dificultaban la navegación. La bancarrota decretada por Felipe II en 1575 produjo la ruina de Amberes, pasando el cetro del comercio europeo a Amsterdam., y el eje comercial Castilla-Flandes quedó prácticamente roto. Pero la gran crisis llegó en tiempo de Felipe III. Thomé Cano escribe, con manifiesta exageración, que hacia el año 1585 había en Vizcaya más de doscientas naos dedicadas al comercio con Flandes y a la pesca en Terranova, mientras que en 1609 no había ya ninguna. Sabemos que dos años después de la primera fecha dada por Cano se registró en Vizcaya una gran escasez de granos y otros abastecimientos, debido a que la piratería inglesa inmovilizó a la flota vasca en sus puertos. Los vascos habían dejado de ser los dueños de su propio mar.