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Cajas de Ahorro en Vasconia

A las Cajas de Ahorro, o más concretamente, a los gestores de las primitivas cajas se les ha criticado su actitud con respecto a las clases populares. Se les ha reprochado tener un fin encubierto, evitar la revolución social; y otro proclamado, mejorar la condición social de los obreros. Ambos fines podían confluir y de hecho lo hicieron en diversas ocasiones. Además, aunque no fuese un acto de contrición perfecta, sí lo era de atrición, al reconocer el bajo nivel de vida de la mayoría de las gentes, y su éxito nos indica que fue bien aceptado por la población. Hay otro reproche que tiene mayor enjundia. El aprovechamiento que hicieron de los fondos de las clases populares y medias, ya que eran los Consejos de Administración los que decidían dónde y en qué había que invertirlos, quedando en ocasiones su espíritu altruista y filantrópico un tanto en entredicho. Foucault llegó a suponer la existencia de un complot de empresarios, comerciantes y gobernantes para fiscalizar el dinero de las clases proletarias a través: "de las cajas de ahorro y de las cooperativas de asistencia, etc., que permiten drenar las economías de los obreros y controlar la manera en que son utilizadas", al poner trabas para gastar sus ahorros en aquello que los obreros deseaban, bien fuera en los momentos de huelga laboral o en las fiestas populares (Foucault, 1995: 131).