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Paraguay

Las reducciones o misiones del Paraguay o los guaraníes en un Nuevo Orden. Se trató de dignificar su vida, librándolos de la esclavitud bajo la férula de los encomenderos conquistadores y de las entradas de paulistas y bandeirantes del Brasil buscando esclavos como si estuvieran en las costas de Africa. Ernesto Giménez Caballero nos lleva ante las ruinas de Trinidad [Revelación del Paraguay, Madrid 1958].

"..al salir de su iglesia se perciben dos hileras de moradas, distantes entre sí dieciseis metros, y encuadrando una anchísima plaza, la plaza mayor de la vieja Reducción. Allí aún se adivinan los talleres del colegio, cerrados como claustros, donde los guaraníes, dirigidos por un padre, esculpían, pintaban, doraban y luego salían en procesión cantando la grandeza de una vida bendecida. La iglesia era el centro siempre. Separado del cementerio, un edificio aislado para las viudas y doncellas. Todo ello formaba uno de los cuatro lados de la gran plaza. Los otros tres lados estaban ocupados por las casas de los indios; de piedra encalada, con tejas rojas y rodeados de grandes galerías. En medio de la plaza -o forum cuadratum- un monumento sacro, casi siempre a la Virgen. Y al fondo, frente a la iglesia, las capillitas o Sacellae".

Treinta y tres reducciones: San Ignacio Guazú, San Joaquín, Trinidad, San Estanislao y Belén, en el Paraguay. Las demás en la actual Argentina y el actual Brasil. El recurso económico más importante era la agricultura, sobre todo la yerba mate más otros productos agrícolas y ganaderos. Las "tierras de la Reducción se dividían en tres sectores: propiedad comunal, individual y propiedad de Dios, destinada al sostén de viudas, huérfanos, enfermos, ancianos y artesanos". Se empezaron a fundar por los franciscanos en 1601. Y desaparecieron al expulsar Carlos III a los jesuitas, de España y sus dominios, en 1767.

Huyendo de los paulistas brasileños el P. Montoya se embarcó con 12.000 guaraníes en setecientas canoas y descendió por el Paraná, quedándose en la comarca llamada hoy Misiones, fundando nuevas Reducciones. El territorio colonizado por la Compañía alcanzó una gran prosperidad moral y material, elevándose sobre las comarcas vecinas. La ganadería llego a alcanzar a 1.130.000 cabezas. Todo esto desapareció y las iglesias y obras de arte fueron devoradas por el saqueo y por la selva. Los encomenderos también también enemigos de este nuevo orden por falta de esclavos indios para sus tierras fueron al saqueo.