Non assigné

VEGETACIÓN (BIOLOGÍA)

Vertiente sur (2).
Quejigales y robledales de hoja pequeña (tipos 9, 10 y 11).

Subiendo en altitud, en condiciones medias de suelo profundo y buena exposición, cede la carrasca y aumentan los quejigos. En el paisaje actual abunda la carrasca, pero es por degradación antropozoógena del suelo, producida por milenios de explotación agrícola y ganadera. Los quejigales, en gran medida, juegan un papel de relleno, para unir los carrascales típicos con hayedos, marojales, robledales húmedos y pinares de montaña, ocupando las cotas medias en gran parte de la vertiente sur. El matorral de romero, propio de los carrascales, cambia por desaparición de dicha termófila y aumentan otras matas resistentes al frío invernal, tolerantes ante la fuerte insolación estival, como gayuba (Arctostaphyllos uva-ursi), boj abundante, Thymelaea thesioides etc. Los robles dominantes son de hoja pequeña, marcescente (es decir, que persiste seca durante el invierno), con brotación y floración más o menos tardía según sean frecuentes las heladas en abril o mayo. Su prototipo es el llamado Quercus valentina Cav. (= Q. lusitanica ssp. valentina) que por hibridación con especies relictas, en regresión y mal conocidas (tipo Quercus cirrioides hibridógeno) ha originado poblaciones de roble muy especiales, pero en ningún modo iguales al complejo hibridógeno formado por Quercus lanuginosa (Quercus pubescens, etc.) de Cataluña. Los robles subpirenáicos son de tipo muy especial, de hoja mediana, más pequeña en la parte baja y floración tardía (primera mitad de mayo). En la comarca de Estella-Lorca (Navarra) se encuentra un quejigo de hoja tan pequeña como la de la carrasca, sólo distinto de la anterior por el porte del árbol y color de la copa. Los quejigales subcantábricos tienen la mayor variedad de quejigos, con influencia de Quercus robur (roble pedunculado), un tipo de Quercus cerrioides, otro afín de color gris plateado (Peñacerrada en Sierra de Cantabria), Quercus valentina, y acaso un Quercus lanuginosa que habría entrado por Altube o Alsasua. Es indudable la influencia de Quercus pyrenaica (marojo), que actualmente aún forma masas puras, y cuyos caracteres se difuminan en los quejigales próximos. Una cosa es cierta, el Quercus petraea, roble noble por excelencia y de montaña, se encuentra muy acantonado y sus caracteres apenas aparecen en las poblaciones hibridógenas subcantábricas. Es carácter común a todas ellas, al poseer robles de hoja pequeña y marcescente, con indudable influencia del Quercus robur(estirpe de hoja pequeña) y un roble del grupo Quercus valentina. El quejigal alavés (tipo 11) presenta en las partes más secas Festuca hystrix, como ocurre a la sombra de lluvia del Gorbea, junto con Spiraea hispanica. Esta influencia de la meseta ibérica en los quejigales alaveses puede también rastrearse en territorio navarro (presencia de Poa ligulata y Festuca hystrix en la sierra de Urbasa). La landa subcantábrica de los quejigales poco fríos, con mayor humedad ambiental y fuerte acidificación del suelo, se caracteriza por escasez de boj (el boj se localiza preferentemente en los carrascales montanos), abundancia de Erica vagans, con Thymelaea ruizii, Endresia castellana, Seseli cantabricum, Potentilla splendens y esporádicamente, Erica scoparia, Calluna vulgaris, Erica cinerea, Daboecia cantabrica, helecho común ((Pteridium aquilinum). Genista hispanica ssp. occidentalis se localiza en las partes más secas de la landa subcantábrica que tapiza el suelo de los quejigales alaveses. En los quejigales próximos a Vitoria se observa la transición al Quercion pyrenaicae (marojal), pero con menor acidificación del suelo, persistencia del boj, abundancia de gayuba y muy especialmente de Juniperus communis (tipo 10). El quejigal subpirenaico de Navarra (tipo 9), sometido a cierta influencia marítima, se aparta notablemente de las modalidades continentales jacetanas. Gayuba, Juniperus communis y Brachypodium pinnatum ayudan a caracterizar a este tipo de quejigal. Como puede comprenderse, en el oeste de Navarra se acentúa la transición hacia el quejigal alavés, caracterizada por el aumento de un quejigo que Vicioso asimiló al Quercus cerrioides.

Pinares subpirenaicos (tipos 12 y 13).

Los quejigos y robles son eliminados por heladas intensas en abril-mayo, que muchos años destruyen los brotes del quejigo; el roble noble (Quercus petraea), por su hoja blanda y tierna no resiste la insolación fuerte estival, localizándose únicamente en fondos de valle abrigados y con mayor humedad ambiental, donde convive con otros caducifolios de hoja tierna y exigentes en humedad (temblón, avellano, abedul, serbales, etc.), muy abundantes en la vertiente norte de este piso montano. En la vertiente sur, en las partes más continentales, secas y soleadas, de este piso, el robledal pasa paulatinamente a pinar, como ocurre entre el norte de Pamplona y la parte oriental de esta vertiente. En Roncal-Salazar abundan extensos pinares con boj y mucho musgo (tipo 13), con buen suelo, y donde la escorrentia es mínima. El aumento de la continentalidad determina la aparición de Genista horrida(erizón), con todo su cortejo de plantas resistentes al efecto desecante del aire seco en ambiente luminoso (tipo 12). A medida que aumenta la humedad, este tipo de pinar desaparece y cede su lugar a unos tipos de robledal de los que hablaremos más adelante. El aumento de lluvia y humedad atmosférica acelera el proceso de lixiviación edáfica, con acidificación del suelo irreversible; los suelos en clima húmedo y poco frío tienden a una podsolización lenta, con pérdida de cualidades. La poca luminosidad de todo el norte navarro en esta vertiente no gusta demasiado al pinar de pino silvestre, que se sustituye por robledal en las partes húmedas a igual altitud, o por haya en las partes húmedas por incremento de altitud. El robledal estable bajo las condiciones predominantes de clima cantábrico es el de Quercus robur, con movilización de bases por las hojas del roble que contrarrestan parcialmente el lavado del suelo. Con seguridad, estos pinares (extendidos en la parte montana más oriental de la vertiente sur del país) han ocupado suelos antiguos de hayedo y robledal, principalmente al acentuarse la sequía atmosférica; es probable que este tipo de cambios se hayan producido durante el cuaternario. El suelo de estos pinares (los más continentales del estadio montano en el país) poco lixiviados actualmente, conserva cualidades óptimas y puede compararse con suelos equivalentes de bosques caducifolios, esto siempre que el clima actual sea favorable al pino, con lluvias durante la época vegetativa. El pinar tolera perfectamente cortas sequías y aprovecha los períodos favorables, siempre que el calor estival sea suficiente. Hemos distinguido un tipo (12) más continental, con erizón (Genista horrida). Más resistente al frío, humedad ambiente, innivación y menor calor estival, es el pino negro (Pinus uncinata), que ocupa el piso subalpino en el extremo oriental del país.

Marojales ibéricos (tipo 14).

Son los robledales típicos de todos los montes húmedos de la península ibérica abiertos a la influencia oceánica, por lo menos en otoño y primavera. En el País Vasco estos robles traducen un cierto grado de continentalidad propio de la meseta ibérica, extendiéndose sobre todo en las partes occidentales de la vertiente sur, y avanzando hacia Vizcaya donde se mezclan (aunque en muy escasa proporción) con el Quercus robur. Los marojos, menos resistentes al frío que el pino silvestre, faltan en la parte oriental, y en occidente ocupan niveles montanos medios, entrando en contacto con hayedos o quejigales según características ecológicas de los montes que ocupan. Más raramente entran en contacto con robledales de suelo poco ácido. El marojo, melojo, rebollo o roble peludo (Quercus pyrenaica), es de hojas recortadas, villosa por haz y envés, muy característica y marcescente. A primeros de noviembre sus hojas toman un color tabaco muy característico que contrasta con el más claro de otros robles y quejigos. En toda la parte subcantábrica este contraste es muy grande, por estar aún el roble (Quercus robur) con su color normal y los híbridos de éste con el quejigo empiezan únicamente a tener color amarillento. Vive en suelos ácidos, descalcificados, pero moviliza maravillosamente las bases, singularmente el calcio, de suerte que puede mantenerse indefinidamente en suelos con tendencia al lavado de bases y pérdida de fertilidad. Estos caracteres deben haber hecho posible que el marojo se extendiera hacia las cotas medias costeras de la vertiente norte hasta alcanzar el Nive; no obstante, ya señalamos que en la vertiente norte la enfermedad del Oïdium desvastó en este siglo la mayor parte de los marojales, quedando muy escasos ejemplares. Sin duda, pese a sus caracteres favorables para ocupar zonas con influencia suavizadora oceánica, no tiene la capacidad de resistencia del roble pedunculado. En la parte subcantábrica ocupa todos los montes con humedad atmosférica poco adecuada para el haya. Escasea en Alava y en Navarra se localiza estrictamente en la parte occidental del Ulzama y en Oiz. Falta en toda la parte oriental (subpirenaica).

Robledales eútrofos y húmedos (tipo 15).

Son los robledales más típicos, de roble noble (Quercus petraea), pero escasos. Se localizan en valles húmedos: Roncal, salida del Irati, otros valles navarros y especialmente parte oriental del Burunda o Araquil, entre Huarte-Araquil e Irurzun. Más al oeste, en la región subcantábrica, son sustituidos por el robledal ácido (Quercus robur) y por marojales; los quejigales con muchas acidófilas, también los desplazan en esta parte de la vertiente. En la zona oriental de la vertiente norte se presentan ejemplares escasos y dispersos en enclaves favorables del robledal de fruto pedunculado, pero siempre en escasa proporción. Hemos señalado en el mapa (tipo 20) las zonas donde sus poblaciones alcanzan alguna consideración, aunque siempre en asociación al Quercus robur.

Robledales ácidos (tipos 16 y 17).

Bajo esta denominación incluimos los robledales típicos de la región cantábrica (vertiente norte, y muy poca extensión sobre la sur), dominados por Quercus robur (tipo 17) y con landa de Ulex europaeus en sus etapas seriales. Ambiente muy húmedo todo el año, poco frío en invierno y sin calor estival; es apropiado para la pradería, segada y no regada. Los descuidos en este tipo de aprovechamiento conducen a landas dominadas por argoma y otea (Ulex europaeus y Ulex gallii); si se siegan sólo en otoño forman los helechales de poca utilidad actualmente. La siega primaveral precoz, con abonado intenso, y buenas estercoladuras, pastoreo a continuación con ganado vacuno, hacen desaparecer rápidamente al helecho; de esta forma podrían conseguirse buenos prados de guadaña con poco esfuerzo y en pocos años se podría mejorar miles de hectáreas actualmente improductivas. La gran industrialización del país y el abandono agrícola concomitante han desviado la atención hacia las explotaciones forestales. Conviene armonizar estos aprovechamientos forestales (que del modo en que se hacen a la larga deterioran el suelo) con aprovechamientos agropecuarios. La persistencia del bosque noble robledales-fresnedas, hayedos, etc.) permitiría conservar el suelo, y debería conservarse más, ya que facilitaría la pradería y una explotación agropecuaria inteligente. Además de los robledales, son frecuentes las fresnedas con avellano y alisadas en todos los valles húmedos. Este complejo en catenas ya ha sido estudiado al tratar de la vertiente norte y lo incluimos en el mapa dentro del tipo 17. Se puede distinguir un tipo de robledal húmedo (tipo 16), que forma la transición al robledal eútrofo y que posee un roble afín al llamado Quercus cerrioides por Vicioso; todos se encuentran en la vertiente sur al pie de los cantiles calizos en la depresión de Vitoria-Alsasua-Satrústegui (Andía). Toda esta parte con influencia cantábrica directa y la de quejigales acidificados superficialmente podría dedicarse a una explotación agropecuaria más rentable. El castaño vive muy bien en el contacto del robledal ácido con hayedos; actualmente está muy mermado por la tinta, pero es posible superar esta crisis y devolver al castaño el rango que le corresponde en la explotación de recursos naturales de la zona cantábrica y subcantánbrica, Es árbol termófilo que rehuye claramente las zonas favorables al pinar.

Hayedos (tipos 21 y 22).

Representan el piso montano superior típico, brumosos con temperatura estival moderada y suelo bastante sano; en laderas y vallonadas más húmedas y mayor sequía atmosférica, cede la dominancia al abeto o a caducifolios frecuentes en el Fraxinio-Carpinion centroeuropeo. Esta humedad atmosférica se encuentra en los montes que bordean la divisoria de aguas o, más al sur, en los más elevados (Sierra de Cantabria, Urbasa, Aralar y montes al norte de los valles de Salazar-Roncal) y en unos pocos montes prepirenaicos, como Higa de Monreal (Alaiz) y sierra de Leyre. Siempre el hayedo indica corrientes ascendentes de aire provocadas por el relieve y una fuente de aire húmedo, que depende de si la pantalla de otros montes más próximos al Cantábrico no es suficiente para interceptar la entrada de aire húmedo.